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Un rey sin descendencia

Hayao Miyazaki. (Alberto PIZZOLI | AFP)

Hayao Miyazaki (1942) es el gran maestro vivo de la animación japonesa, y eso es cultura popular. Miyazaki estudia Política y Economía, pero al acabar la universidad abandona su carrera y se pasa a trabajar para la Toei. Allí conocerá a su mentor, Yasuo Otsuka, a quien ayudará en ‘Lupin III’ (1971) y ‘Conan, el niño del futuro’ (1978), y a Isao Takahata, su eterno compañero (‘La tumba de las luciérnagas’, ‘La princesa Kaguya’). Los dos jóvenes, marxistas, se unirán a las luchas del sindicato por los derechos básicos de los animadores.

Finalmente, se incorpora a la Nippon Animation, donde anima la serie de ‘Heidi’ y ‘Ana de las tejas verdes’, junto a Takahata y Yoshifumi Kondo (quédense con su nombre). Miyazaki dirige su primera película en 1979, con ‘Lupin III: El castillo de Cagliostro’, un deslumbrante spin-off de la serie que le abrió las puertas a dibujar el manga y luego realizar su primera gran tragedia: ‘Nausicaä del valle del viento’, en 1984. En la película, ya están las semillas de su carrera posterior (una heroína empoderada, la resistencia pacifista, la naturaleza en peligro…). Esta es también la primera obra producida bajo techo Ghibli y en colaboración con el compositor Joe Hisaishi.

Los ochenta suelen considerarse los años dorados del Miyazaki «clásico». Dirige, entre otras, la aventura sin reparos de ‘El castillo en el cielo’ (1986), la agridulcísima ‘Mi vecino Totoro’ (1988) y ‘Nicky, aprendiz de bruja’ (1989), una perla para fans de Éric Rohmer. También un clásico entre la cinefilia de izquierdas: ese ‘Porco Rosso’ que en 1992 «prefería ser un cerdo antes que un fascista». En 1995 Miyazaki ya pensaba en retirarse, por lo que dio el relevo a Yoshifumi Kondo, director de animación en Ghibli y su sucesor oficial. Sin embargo, Kondo solo estrenaría ‘Susurros del corazón’, al morir de sobreesfuerzo tres años después, por aguantar la titánica carga de trabajo de la «última» película de Miyazaki: ‘Princesa Mononoke’ (1997). Desde entonces, la animación japonesa lleva buscando un cineasta al nivel del maestro.

El reconocimiento internacional definitivo llegaría en 2001, cuando ‘El viaje de Chihiro’ se convirtió en la película más taquillera de la historia de Japón y ganó el Oscar a Mejor Película de Animación. Desde entonces, Miyazaki ha dicho retirarse en tres ocasiones más, y ha vuelto a trabajar cada vez. Suyas son ‘El castillo ambulante’ (2004), ‘Ponyo en el acantilado’ (2008) y ‘El viento se levanta’ (2013). ‘El chico y la garza’ representa una carta de amor dedicada a su nieto y técnicamente es su retirada «definitiva», aunque el portavoz de Ghibli, Junichi Nishioka, asegura que lo ve en la oficina a diario, trabajando en nuevas ideas. Hayao Miyazaki hoy tiene 82 años.