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Interview
Christos Nikou
Director de ‘Fingernails’

«Internet nos ha llevado a buscar emociones fast food»

El director de ‘Fingernails’, con Jessie Buckley, Jeremy Allen White y Riz Ahmed, nos habla en exclusiva sobre internet y sus víctimas sentimentales.

Christos Nikou, director de ‘Fingernails’. (Idoia Zabaleta | FOKU)

Esta es una peli de ciencia ficción muy minimalista. ¿Qué le interesa aprovechar y qué le sobra del género?

No soy un gran fan del cine de género y, de hecho, ‘Fingernails’ ya es una alegoría sobre la vida real sin necesidad de mucha ciencia. Por ello, hemos intentado hacer una película que no pareciera de ciencia ficción, pero que al mismo tiempo resonara con el tiempo presente y con un pasado cercano. A mí me interesan las historias conceptuales, pero que no tratan de ser futurísticas ni distópicas, sino que son intemporales. Me es más fácil conectar con ellas.

Ha hablado del pasado cercano: ¿qué le interesa de este momento?

Aquí queríamos comentar cómo la tecnología ha interferido en nuestra experiencia del amor, sobre cómo las apps ahora nos permiten conducir nuestra vida amorosa a base de deslizar el dedo a izquierda o derecha. De hecho, la película pasa en Notting Hill en 1998 (incluso sale en los créditos y aparece un cartel de Hugh Grant), porque quisimos construir una historia paralela donde no hubiera ni internet ni móviles.

En una entrevista con IndieWire, usted dijo: «Llamo a los años 90 la última década del cine porque es antes de que la tecnología e Internet estuvieran tan presentes en nuestras vidas». ¿Cree que internet mató al cine?

(Ríe) Bueno, internet ha acabado con muchas cosas, o al menos eso opino yo. Yo nací en el año 84 y desde entonces todo pasa tan rápido y todo está a un solo click, que nos hemos acostumbrado a vivir las cosas de una forma diferente. Así que sí, yo creo que internet nos ha llevado a buscar emociones fast food.

«Hemos intentado hacer una película que no pareciera de ciencia ficción, pero que al mismo tiempo resonara con el tiempo presente»

¿Cuál diría que es la relación entre esta nueva rapidez y el cine?

Eso pasa mucho con las plataformas de streaming, y ya sé que es contradictorio porque nos ha comprado Apple TV+, pero me faltan películas que tengan una mirada de autor clara detrás.

¿Opina que ‘Fingernails’ es una película de actualidad?

Siempre tratamos de plasmar experiencias personales en temas universales, pero sí es verdad que apuntamos a la conclusión de que hoy no podemos entender nuestros cuerpos sin un móvil, que se ha convertido en la extensión de nuestros dedos.

A Cate Blanchett le encantó su primera película, ‘Apples’, al verla en Venecia de 2020, y aceptó producir la siguiente. ¿Cree que hoy es más fácil que le descubran grandes estrellas como ella?

Yo te diría que es fácil que te descubran, porque los americanos se creen Cristóbal Colón y quieren estar constantemente descubriendo América. Pero no siempre funciona. Hay tantos cineastas que han tratado de dar el salto a Estados Unidos… Yo opino que todo el mundo debería hacer el cine en el que cree, en lugar de lo que cree que se espera de él.

¡Que sea personal! ¿Diría que ‘Fingernails’ es una historia personal?

Igual que ‘Apples’ fue una película para hablar de la muerte de mi padre, ‘Fingernails’ me sirve para preguntarme por qué no me he podido enamorar de nadie estos últimos años…

¿Puso algún límite para que la historia no fuera demasiado personal?

No, en realidad. Yo siempre trato de mantenerme en el centro, para hablar algo que me importe, pero a partir de ahí intento elevar mi historia a un registro más universal, algo que pueda apelar a todo el mundo. Te diría que esta película me ha ayudado, en el sentido de que yo cuando hago cine es cuando mejor respiro.

‘Apples’ y ‘Fingernails’ están protagonizadas por gente haciendo cosas de forma muy estandarizada. ¿Qué le interesa de los procesos que hacemos de forma muy regulada?

No lo sé… Me gusta ver a personas hacer cosas como si estuvieran en un juego. Me gusta cómo van pasando por etapas diferentes, como van repitiendo procesos que les han impuesto para demostrar que son humanos. A mí me recuerda a la relación que tenemos con las redes sociales, en las que vamos repitiendo patrones para validar nuestras experiencias. En ‘Esto va a doler’ las parejas pasan todas estas pruebas para demostrar que están juntos, haciendo lo que se les dice, comparándose e imitándose, aunque ninguna de estas pruebas replique de verdad la experiencia de quererse.

«Hoy no podemos entender nuestros cuerpos sin un móvil, que se ha convertido en la extensión de nuestros dedos»

¿Ha sacado usted alguna conclusión respecto a lo que es el amor, realmente, después de hacer esta película?

Lo que sí he aprendido es la cantidad de jóvenes que acuden a terapia de pareja para aprender a conectar mejor. Aunque con mi cine no quiero llegar a ninguna respuesta, sino generar preguntas en el espectador. Yo lo único que sé del amor es que duele y que al mismo tiempo es un sentimiento maravilloso. Y que no ocurre en un solo momento, ni es un destello. El amor requiere paciencia, que no se demuestra sólo una vez.

¿Por qué eligió que arrancar las uñas, algo tan físico y desagradable, podía ser una forma de demostrar el amor?

En general nos fijamos en los dedos porque son un instrumento central para el amor, ya desde el dedo en el que se pone un anillo de compromiso hasta el dedo que usamos para navegar por aplicaciones de citas. Todo está conectado. Y cuando tienes un dedo vendado, ya no puedes tocar una pantalla. Y las uñas protegen al dedo, cuando te arrancan una se te queda la carne viva… Luego está esta leyenda griega, que dice que las manchas que te salen en las uñas cuentan cuántas veces te vas a enamorar en la vida.

Eso me perturba un poco, ¡yo ahora solo tengo una!

Bueno, por suerte esas manchas van cambiando con el tiempo.

Los personajes de ‘Fingernails’ dudan mucho, porque viven entre verdades que parecen inmutables, como que solo nos podemos enamorar de una persona a la vez. ¿Cree que como sociedad también dudamos demasiado?

Pues te diría que mucho y muy poco. Yo pienso que tenemos que confiar mucho más en nuestra intuición, y que el amor no es algo de lo que podamos dudar, incluso si es falso.

¿Cómo, falso?

Como que a veces sentimos cosas porque necesitamos sentirlas, para protegernos. Pero si nuestra intuición nos dice que algo es así, yo lo apostaría todo a ello. Lo que no tenemos que hacer es confiar en lo que nos dicen las apps, o recoger opiniones de otros sobre lo que sentimos.
Jessie Buckley no era la primera opción para la protagonista, sino Carey Mulligan.

¿Qué cree que ha aportado Buckley al personaje?

Sí, por agendas tuve que volver a hacer el casting… Pero Jessie, a mí siempre me sorprende y me encanta, y creo que aquí le ha dado al personaje algo muy cálido, tierno y humano. Ahora no me imagino a otra Anna, creo que es el mejor papel de su carrera. Encaja perfectamente en esta chica que se cuestiona todo lo que le rodea mientras trata de encontrar algo real. Además, me encanta porque ni Riz Ahmed ni ella tienen un aura de estrella, sino que corren en un registro de persona muy ‘normal’. Oh, y han sabido adaptarse muy bien a este tono al que llamo ‘sonrisa melancólica’, que va de la tristeza más profunda a momentos de un humor muy negro.

Le pregunto si tiene ya algún papel preparado para Cate Blanchett, productora de la película, quien también le pidió actuar en ella pero acabó por no encajar por edad. Christos me responde con una carcajada traviesa y un: ‘¡Quién sabe!’.