«Creo que era el momento de nadar por algo mejor, por mis ideas, por los derechos humanos»
El donostiarra, de 29 años y afincado desde hace varios años en Fuerteventura, es nadador profesional de Salvamento y Socorrismo. Ha sido campeón y plusmarquista estatal varias veces, además de participar en Mundiales y Europeos, hasta que ha aparcado los récords para salvar vidas en el mar.
Eduardo Blasco se ha enfrentado a una infinidad de retos a lo largo de sus años como profesional, pero nada parecido a lo que ha vivido hace pocas semanas en el Mediterráneo al borde del Open Arms. El barco de salvamento fue «secuestrado» en Carrara (Italia) en un momento en el que Giorgia Meloni, primera ministra italiana, ha llamado a una «guerra» contra el trafico de migrantes. NAIZ ha podido hablar con el donostiarra tras lo sucedido en el mar.
Lo primero de todo, ¿qué tal se encuentra?
Me encuentro mejor, con el paso de los días se asimilan mejor los sucesos. Me encuentro de camino a Madrid desde Alicante, es momento de retomar los entrenamientos y la “anormalidad” diaria.
¿Cómo surgió la ocasión de poder ayudar con el Open Arms?
La ocasión surge tras conversar con sus responsables. Todo comienza el día 7 de agosto y termina el día 24 cuando me marcho de Italia tras la detención. Hemos operado en el Mediterráneo central, en aguas internacionales.
El Gobierno italiano «secuestró» el barco. ¿Qué ocurrió exactamente?
Básicamente lo que ha ocurrido es que Meloni está tratando de regular la entrada de seres humanos a Italia en base a un decreto que va en contra del derecho marítimo internacional y del convenio SAR. Tras el primer rescate se nos da puerto, a cuatro días de navegación, en el trayecto encontramos una segunda patera y nos vemos obligados a rescatar. Ellos consideran que deberíamos haber abandonado a aquellas personas.
Tengo entendido que, a modo de protesta, les pusieron el ‘Eusko Gudariak’...
Ante la presencia policial y el trato recibido tras rescatar a 196 seres humanos, me pareció buena idea enseñarles un poco de música de mi pueblo, un barniz cultural. Les sentó peor cuando puse el ‘Bella Ciao’.
Me imagino que habrá sido una experiencia llena de trabas, ¿verdad?
Sí, ha habido trabas administrativas, constantes, perjudicando en los rescates, en la evacuación de Lampedusa y posteriormente con el secuestro de la embarcación. Son medidas que matan a miles de personas cada año.
«Lo que está pasando en el Mediterráneo es una guerra, provocada por el abuso occidental y opacada por los intereses económicos de Europa»
¿Cómo vivió usted, personalmente, este suceso?
Con enfado. Ya vienes sugestionado, acudes con ideología firme, pero te encuentras una situación que esperas que no sea real y lo es. Desde mi punto de vista, lo que está pasando en el Mediterráneo es una guerra, provocada por el abuso occidental y opacada por los intereses económicos de Europa.
Hasta entonces, ¿cuál había sido su cometido?
Proteger la vida, rescatar una a una a las 196 personas que hoy siguen respirando gracias a la organización.
¿Cómo se trabaja en un barco de ayuda humanitaria como el Open Arms?
Se vive un día a día medido y organizado, entre tareas cotidianas y rescates, se vigila, se hace guardia y se está preparado para salir en cualquier momento. También se genera mucha conexión con los compañeros, ha sido muy especial.
En su caso, es nadador profesional. ¿Cuál era su cometido exactamente?
Yo hacía las veces de rescatador, era uno más. Ser nadador es una ventaja que normalmente no se debe usar, actúas conforme al protocolo como el resto de los compañeros sin los cuales no podría haber rescatado a nadie. Estoy muy agradecido a todos ellos.
«He visto lo mejor y lo peor del ser humano, a personas dejándose la piel para ayudar a otras y a gobiernos tratando de evitarlo»
¿Cómo describiría lo que ha visto esas semanas?
He visto lo mejor y lo peor del ser humano, a personas dejándose la piel para ayudar a otras, a gobiernos tratando de evitarlo y situaciones complicadas de gestionar desde un punto de vista ético.
¿Y cuál es la respuesta de la gente que salvan? ¿Ha podido charlar con alguna de ellas?
Su postura es de agradecimiento en todo momento. Hemos tenido la oportunidad de charlar con ellos y cada uno tiene una historia. Muchos tenían un oficio, saben idiomas, tienen familia y buscan un futuro mejor. Los testimonios son sobrecogedores, vienen de todas partes, Eritrea, Bangladés, Nigeria, Siria... tratando de salir de un Estado fallido, Libia.
Usted es nadador profesional. ¿Qué le ha llamado a aparcar el deporte y centrarse en esta otra misión?
En 2022 gané el Mundial, he sido todos estos años internacional. Creo que era el momento de nadar por algo mejor, por mis ideas, por los derechos humanos.
Casualidades de la vida, en 2022 se proclamó campeón del mundo en Italia. Hábleme un poco del tema deportivo. ¿Cuáles han sido las últimas competiciones en las que ha participado o sus logros?
Tras vencer en el Mundial me centré en esta cuestión. Era el momento de cambiar, así que le di un giro a mi preparación. Voy a continuar compitiendo pero quiero elegir bien mi próximo objetivo.
Parece que no se cansa de nuevos retos. ¿A cuáles se enfrentará en un futuro?
Quiero ser campeón de España de nuevo. Es posible que también trate de obtener un buen resultado en otra modalidad, también acuática, pero ante todo quiero pelear por títulos internacionales.
Su excelente trayectoria le ha dado sus frutos a modo de premios. Entre otros muchos logros, el año pasado fue nominado al ‘Premio Canarias del Deporte 2022' que finalmente ganó la extenista Carla Suárez. También Bilbo le premió. ¿Cómo vive estos reconocimientos? ¿Cree que el esfuerzo le da sus resultados?
Creo que soy un afortunado. Poder estar en las galas, ser nominado para premios así es una victoria en sí misma que me ayuda a recordar que debo seguir ahí. Sobre todo, los recibimientos en casa son súper especiales, trataré de ganarme el derecho a que continúe siendo así.
«Políticamente mi objetivo es defender los derechos humanos. Sé que nadando puedo hacerlo y eso supera cualquier cosa que me pase en el día a día»
Aún así, me imagino que la sensación que debe de dejar el salvar vidas, deja de lado todos los premios obtenidos, ¿verdad?
Por supuesto. Una cosa es la satisfacción profesional de ver recompensado tu esfuerzo y otra muy distinta el propósito que le da sentido a mi vida. Políticamente mi objetivo es defender los derechos humanos. Sé que nadando puedo hacerlo directamente y eso supera cualquier cosa que me pase en el día a día. Es lo único verdaderamente bueno que he hecho y, por lo tanto, lo único verdaderamente importante.
Le podría estar haciendo cientos de preguntas, pero para concluir me gustaría que me contase cosas con las que quiera desahogarse.
Me gustaría decir que he sentido la presión de quien hace cosas incómodas para algunos. He podido comprobar cómo algunos medios que deportivamente me apoyan siempre han preferido no hacer hincapié sobre la cuestión del secuestro. Sabes que es así, pero cuando lo vives, no deja de sorprender.