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Evitar el desperdicio alimentario, una práctica sostenible sin ley en la Unión Europea

Millones de toneladas de comida acaban en la basura cada año en la Unión Europea (UE), por lo que la reducción del desperdicio alimentario es clave para lograr una alimentación más sostenible. Sin embargo, todavía no cuenta con una ley propia.

Cada año se desperdician millones de alimentos en la UE. (GETTY IMAGES)

Este viernes se celebra el Día internacional de Concienciación sobre la pérdida y el desperdicio de alimentos, un llamamiento global a no desaprovechar todos los recursos que se utilizan en su producción. Millones de toneladas de comida acaban en la basura cada año en la Unión Europea pero, a pesar de ello, donde solo el Estado francés e Italia han legislado sobre la materia.

Según los últimos datos oficiales, unos 57 millones de toneladas de alimentos y bebidas se desperdiciaron en 2020 en la UE, el equivalente a 127 kilos por persona, lo que arroja un coste de 130.000 millones de euros anuales.

El pasado mes de julio, la Comisión Europea propuso que los Estados miembros redujeran el desperdicio de alimentos hasta 2030 en un 10% en la transformación y la producción, y en un 30% en la venta al por menor y el consumo (hostelería, servicios de restauración y hogares), algo que está estudiando el Consejo de la UE.

La iniciativa comunitaria de establecer objetivos concretos forma parte de la revisión de la directiva marco sobre residuos, después de que Bruselas organizara grupos de participación ciudadana para escuchar sus propuestas sobre este asunto.

En el Estado español, en 2022, se tiraron a la basura unos 1.202 millones de kilos o litros, el 6,2% menos que el año anterior. De acuerdo con los datos oficiales, el desperdicio alimentario se concentró en los hogares, con 1.170,5 millones de kilos (-6,2% anual), mientras que fuera de casa se situó en unos 31,5 millones (-11,3%).

Aunque los agentes de la cadena no tienen aún la obligación de disponer de planes de prevención del despilfarro, muchos bares y restaurantes han normalizado algunas de las prácticas que incluía el mencionado proyecto de ley como la de ofrecer un envase para que el cliente pueda llevarse las sobras.

783 millones de personas pasando hambre

En todo el mundo se estima que un 13% de los alimentos que se producen se pierden después de la cosecha y antes de que lleguen a los puntos de venta, mientras que otro 17% se desperdicia en los hogares, los servicios de restauración y la distribución.

La agenda de desarrollo sostenible para 2030 llama a reducir a la mitad el desperdicio alimentario per cápita en todo el mundo, tanto en la venta al por menor como en el consumo, y reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro.

El desperdicio alimentario se da en un contexto global de inseguridad alimentaria, con 783 millones de personas pasando hambre y más de 3.100 millones sin poder permitirse una dieta saludable, según las últimas cifras de la ONU.

Los mayores niveles de pérdidas se registran en frutas y verduras, carne y pescado, alimentos frescos que son altamente nutritivos, como apunta la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Además, se calcula que las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas a las pérdidas y el desperdicio alimentario representan hasta un 10% del total.

Una razón de más para luchar contra este problema y mejorar la sostenibilidad y la resiliencia de los sistemas agroalimentarios.