«Las borrascas en el Mediterráneo empiezan a parecerse a ciclones tropicales»
Los cambios más radicales de clima que se proyectaban para final de siglo «podrían darse mucho antes». Y las emisiones de hoy tendrán sus consecuencias en 30 años. Quien alerta es este investigador de Aemet. Y añade: «Bilbao quizás se convierta en el Madrid de hace 30 años».
Nacido en Gran Canaria y residente hace años en Madrid, Juan Jesús González Alemán se ha convertido en uno de los más influyentes divulgadores sobre la crisis climática en redes sociales. También viene dando muchas entrevistas debido a que su especialidad, los ciclones y la modelización atmosférica, ha sido noticia a raíz de las fuertes tormentas en la Península Ibérica y el Mediterráneo oriental el mes pasado.
Doctor en Física de 35 años, González Alemán señala que el CO2 que se registra ahora en la atmósfera «es el resultado de cien años anteriores» y que los cambios ya son imparables. «Lo que está en juego ahora es a qué escenario nos vamos, si a uno intermedio, peor que el de ahora, o a uno extremo, de cambios muy radicales».
En entrevista con NAIZ explica lo que es un medicane y un derecho (el fenómeno que asoló Corcega el año pasado) y pide a la comunidad de climatólogos que profundicen la divulgación «en los barrios y en los pueblos, para llegar a la gente que no usa las redes sociales, porque es la gente la que vota a los políticos».
Pasó un verano más y vuelve a estar cerca del récord histórico de temperatura global, que fue 2019. ¿Qué opinión le merece?
Aparte de lo extraordinario del verano en sí, hay que mirar también a los últimos. Es un contexto de muchos veranos que vienen siendo extraordinarios con respecto a los últimos 40 ó 50 años. Es una representación de lo que nos espera, totalmente diferente a lo que teníamos hace 30 años. Es un buen anticipo de lo que será normal en las próximas décadas y viene a demostrar que estamos en una nueva realidad climática. Algo que se discutía hace muchos años pero prácticamente ya no se puede discutir. La evidencia está ahí.
Sobre las tormentas de septiembre, ha comentado que la DANA tendrá más fuerza debido a la energía disponible por las altas temperaturas. ¿Puede explicarlo?
Sí, es así. La temperatura récord del Mediterráneo está directamente relacionada con eso. Un mar más cálido provoca más disponibilidad de vapor de agua, evapora más hacia la atmósfera y cuando llegan esas tormentas, si se encuentran un mar más cálido, tendrán más fuerza. Una de las novedades es que el Atlántico está en niveles récord de calentamiento, comportándose muy anómalamente este año, de hecho. Que tengamos tanto el Atlántico y el Mediterráneo con el mar más cálido, todo eso aporta más vapor de agua y las tormentas se alimentan con ello y adquieren más energía, son más violentas.
Por otro lado, tener mar más cálido aumenta la temperatura de la baja troposfera, es decir, la capa inmediatamente superior al océano. Tendrá más calor, o sea más energía, y dará pie a fenómenos más violentos, por puro proceso físico. Ya hay estudios que han demostrado de forma indirecta esto. Justamente nosotros publicamos hace unas semanas que la tormenta violenta del año pasado que afectó a Córcega, que fue extrema, demostramos por primera vez cómo una ola de calor marina, con temperatura muy superior a lo normal en el océano, influyó y formó esa tormenta extrema, que a su vez estaba provocada por el cambio climático.
Con ese estudio en la mano ya se puede pensar que efectivamente cada vez que tengamos fenómenos con mar más cálido provocarán que la tormenta será más violenta. Nunca estuvo más cálido el Mediterráneo como en esta última década y hay evidencias muy robustas de que esto se puede remontar a 100.000 años atrás. Lo seguro es que nunca fue más cálido desde el siglo XIV.
El año pasado el climatólogo Fernando Vadallares dio una opinión que se viralizó mucho: «Será el verano más fresco de los que vengan». ¿Coincide?
Sí, pero modificaría ligeramente esa frase, porque puede pasar que confundas a la gente. Este verano de 2023, por ejemplo, no ha sido más cálido que el de 2022 pero eso no desmonta el cambio climático. Y si la gente lee esto, puede ser usado por negacionistas para desprestigiar. Yo retocaría la frase y diría que esta década será la más fresca de las próximas décadas. Siempre hay una variabilidad entre años pero lo que sí es verdad es que la década 2020-2030 será menos cálida que la de 2030-2040. Ya no tendremos veranos como los de los años 80 ó 90, olvidémonos. Podemos tener veranos como los de 2000 pero lo otro ya será imposible. Por mucho que se nieguen las evidencias, no hay solución alguna a corto plazo.
Leí una explicación suya sobre lo que es un «derecho», una especie de tornado en el Mediterráneo. ¿La tormenta Daniel que azotó Grecia y Libia fue un derecho?
Un derecho es justamente lo que mencionaba que ocurrió en Corcega, y no había evidencia de otro. Tuvo vientos de 200 km. por hora, intensidades de los tornados o huracanes que vemos en Estados Unidos. La tormenta Daniel no fue eso, fue un medicane; un derecho es una tormenta de rayos, una organización de tormentas que se hacen más violentas. En términos de destrucción o impacto es equiparable a tornado, pero en el tornado los vientos tornan, en cambio en el derecho, que viene del inglés straight, van en linea recta los vientos, son más extensos y tienen más recorrido y espacio.
«No había evidencia de lo que ocurrió en Córcega; tuvo vientos de 200 km. por hora e intensidades que vemos en Estados Unidos»
¿A qué se llama un medicane?
Un medicane es una borrasca de las típicas que llegan al Mediterráneo pero que tiene características de ciclón tropical, empiezan a parecerse a ello. Venimos advirtiendo de que el cambio climático lo que hace con estos ciclones es que cada vez les da más potencial de parecerse más a los tropicales, cada vez son más parecidos a los del Caribe. No llegarán a ser huracanes de categoría 5, claro, pero sí de categoría 1 o 2, que en una zona como el Mediterráno, que no está preparada, pueden acabar causando más daño.
Lo hemos visto en Libia ahora; el ciclón Daniel en Estados Unidos hubiera dejado menos impacto. Daniel se pareció más a esos ciclones que predijimos en el estudio que publicamos hace cuatro años, se ha comportado más como ciclón tropical que como borrasca mediterránea. El término medicane se hizo para decir que hay borrascas que nacieron para parecerse a ciclones. El Mediterráneo es un hot spot, es un punto muy representativo de la crisis climática.
Sobre ese artículo acerca de los medicane que publicó junto con otros científicos; usted lo ha citado recientemente en Twitter y dijo que «nunca había imaginado que esas proyecciones de futuro serían realidad tan pronto». ¿A qué se debe esta velocidad?
Puede ser debido a que los modelos climáticos tienden a suavizar estos cambios, es decir, los usamos como herramientas, con ecuaciones físico-matemáticas que representan cómo funciona la atmósfera, y el modelo te responde. Lo que se sospecha que está pasando es que los modelos están subestimando los cambios, suavizando toda esa reacción del sistema climático a los gases de efecto invernadero. Lo que estamos proyectando para final de siglo puede que empiece antes y esos cambios más radicales empiecen a darse a mitad de este siglo.
¿Cómo cuáles?
Que tengamos huracanes en el Mediterráneo, que tengamos derechos cada vez más frecuentes, más inundaciones, más sequías también, más olas de calor, pero esto ya se sabe hace muchos años. Ahora la clave está en las tormentas, que son muy complejas para entenderlas.
«Hace años se sabía que habría más sequías o más olas de calor, pero ahora la clave está en las tormentas, que son muy complejas para entenderlas»
Hablando de mares, hubo una plaga de carabelas portuguesas en la costa vasca. ¿Eso también tiene que ver con la crisis climática?
Tendría que mirarlo para ser más riguroso pero es verdad que el Cantábrico está en niveles históricos de calentamiento, puede ser que ese sea el motivo. El Cantábrico cada vez se parece más al Mediterráneo en su temperatura, por ahí puede ser que vayan los tiros. Las medusas son típicas de agua más cálida. Bilbao quizás se convierta en el Madrid de hace 30 años en lo que refiere a temperaturas.
Según sus proyecciones, ¿qué nos espera en Europa en los próximos años climáticamente?
Tenemos asegurados inviernos cada vez menos fríos, puede pasar que suceda alguna Filomena pero eso no contradice el cambio climático. Y nos esperan veranos cada vez más largos, con tormentas convectivas cada vez más intensas. Los fenómenos extremos aumentarán su frecuencia y el impacto que tendrán aumentará, y eso significa más muertes.
Lo que estamos viendo ahora es el resultado de las emisiones de los años 70 y 80, todavía la atmósfera tiene mucho que contar, quedan todas esas emisiones y las consecuencias de lo que emitimos hoy las veremos en 30 años. El CO2 que tenemos ahora es el resultado de cien años anteriores, estos fenómenos que vemos son resultado de esa inercia. No es que hoy emitimos mucho y mañana tenemos tormenta. El sistema climático tiene mucha inercia.
Ahora mismo lo que está en juego es a qué escenario nos vamos, si a un cambio climático intermedio, más profundo de lo que estamos ahora, o al escenario extremo, punto de no retorno y de inflexión, en el que el sistema climático cambiaría radicalmente. Mejor evitarlo y quedarnos con un cambio climático solo un poco más profundo de lo que tenemos ahora.
¿Qué diría a quienes descreen de la crisis climática por escuchar a comentaristas negacionistas?
Que desconecten de ellos. La crisis climática la han convertido en un tema ideológico, pero se tiene que escuchar a los científicos, que llevamos los datos, no opinamos. Le diría a la gente que observe, que pregunte… pero es difícil hacer cambiar de opinión a una persona que quiera negar la realidad. Tenemos que hacer cada vez más divulgación y convencer a la gente porque es la gente la que vota a los políticos. Hace falta más divulgación en los barrios, en los pueblos, en forma física y personal. En persona es más difícil que no te crean.
«Tenemos que hacer más divulgación en los barrios, en los pueblos, en forma física y personal. En persona es más difícil que no te crean»
Hace poco usted lamentó en redes sociales que muchos científicos estén dejando de divulgar en las redes y usted los animó a quedarse. ¿Qué está sucediendo?
Varios se están yendo porque hay mucho ruido. Cuando publico un artículo veo muchas respuestas con intentos de tergiversarlo, gente anónima metiéndose a debatir. Pero un tuit mio lo vieron un millón de personas, y eso es importante. Al final los negacionistas crean ruido y parecen más pero son pocos. Hay que centrarse en que las redes sociales son buenas para la divulgación, pero insisto, hace más falta la presencia física, ir a los barrios y a los pueblos. Con la gente que no está en las redes, ¿qué hacemos? Con alguna gente la única forma de llegar es ir en persona, el mensaje no está llegando a algunos sectores.