Dos elecciones regionales complicarán la política alemana
El canciller socialdemócrata Olaf Scholz (SPD) ha de prepararse para dos malos resultados electorales que esperan a su partido en Baviera y Hesse. La debacle afectará también a su ministra de Interior, Nancy Faeser, que aspira a ser ministra presidenta de Wiesbaden.
Las elecciones regionales de Baviera y Hesse de hoy auguran un futuro difícil para el tripartito de Berlín. En el peor de los casos, el canciller Scholz deberá explicar por qué el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) queda como cuarta fuerza política en Hesse y quinta –y última– en Baviera.
Que el Estado Libre bávaro es un territorio electoral poco favorable para el SPD es un hecho histórico porque desde hace décadas es un feudo de la Unión Social Cristiana (CSU).
Pero Hesse siempre ha sido un land en el que el SPD ha tenido un potente arraigo. Quizás por eso la ministra federal de Interior, Nancy Faeser, combinó su puesto en Berlín con la candidatura a ser ministra presidenta en Wiesbaden.
Su sueño se convertirá en la pesadilla de Scholz si no repitiera el segundo puesto detrás de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). De hecho, el SPD se está peleando por esta posición con los Verdes ecologistas y la neofascista Alternativa para Alemania (AfD), situados los tres en el 17% de los votos cada uno y unos quince puntos por detrás de la CDU. En la actualidad, esta última gobierna Hesse junto con los Verdes.
Aparte de este problema, Faeser sigue arrastrando otro igual de importante: En 2022 despidió al presidente de la Oficina Federal de Seguridad Informática (BSI), Arne Schönbohm, por una supuesta cercanía a un grupo vinculado a los servicios secretos rusos. La información procedió de un popular programa de TV pero que carecía de pruebas sólidas. El afectado recurrió en los tribunales por despido improcedente y la ministra ha intentado evitar contestar ante el Parlamento.
En otros tiempos al canciller no le habría quedado otra alternativa que despedirla pero el propio Scholz está dando un mal ejemplo de lo que son coherencia y credibilidad. Su nombre aparece una veintena de veces en el acta de acusación de un reciente caso relacionado con el sistema de fraude fiscal conocido como CumEx.
Sin embargo, no se le cita, por ahora, en calidad de testigo. Esta semana han aparecido informaciones según las cuales se ha presionado a una fiscal para no investigar a Scholz, a pesar de sus obvias contradicciones, «debido a su posición».
La CDU desunida
La CDU no puede aprovecharse de todo del tema porque aparece bastante desunida entre una corriente que sigue el sendero centrista de la excanciller Angela Merkel y el derechista de su presidente Friedrich Merz y de su secretario general Carsten Linnemann. Recientemente Merz ha levantado ampollas diciendo que refugiados venían para que les arreglaran la boca gratis en Alemania y que por eso no había citas.
El comentario encaja en el discurso racista de la AfD, partido con el que la CDU colabora abiertamente en Turingia. De hecho, Merz necesitará tarde o temprano los votos de los ultras si quiere gobernar sin el SPD y los Verdes, a los que considera sus adversarios.
Pero le surge un problema en Baviera, donde el ministro presidente Markus Söder (CSU) se juega doblemente su candidatura a ser canciller en 2025. Aunque los sondeos le auguran el 36% de los votos, el resultado sería el peor en la historia del partido. Además, el baremo está en el 40% que a nivel corresponde al 5%, lo cual es el límite para entrar en el Bundestag.
La CSU ha de afrontar este reto porque solo se presenta en Baviera mientras que su socia CDU lo hace en toda la República menos en el Estado Libre. A nivel nacional, Söder compite con Merz por ser candidato a canciller. El jefe de la CDU necesita al menos una holgada victoria en Hesse para acallar las voces críticas que dudan de su calidad de liderazgo.
¿El FDP fuera?
Aún así la CDU se está quedando sin socio en el ámbito burgués ya que el Partido Liberaldemocrático (FDP) corre el peligro de quedarse fuera de sendos hemiciclos. Estos resultados afectarán a la posición de su presidente, Christian Lindner, ministro federal de Hacienda. En el tripartito, el FDP critica duramente a Scholz por no entregar misiles Taurus a Ucrania y también suele frenar los proyectos de sus socios Verdes.
Estos últimos se enfrentan al descontento de aquella parte de sus bases que defiende la acogida de refugiados frente a la política restrictiva de la UE, apoyada por Scholz.
Ante estos problemas del Gobierno de coalición y de la oposición, se consolida el espectro político a la derecha de la CDU/CSU. En Baviera podrá sumar el 30% de los votos, dividido entre dos partidos. El primero es el de los denominados "Freie Wähler" (Votantes Libres), liderado por el ministro de Economía bávaro, Hubert Aiwanger.
Al lugarteniente de Söder en el Ejecutivo de Munich le dio alas en los sondeos el escándalo sobre un pasquín antisemita que le fue incautado cuando era alumno. En vez de acabar con su carrera, el asunto le hizo subir tres puntos en los sondeos.
El AfD ha entrado en la recta final presentando sus dos coportavoces federales y copresidentes del grupo parlamentario, Tino Chrupalla y Alcie Weidel, como víctimas de supuestos atentados cuyos autores se desconocen y sobre los cuales la Policía no quiere pronunciarse.