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AIE augura el pico de combustibles fósiles esta década y un aumento de 2,4ºC a final de siglo

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha publicado este martes su informe de perspectivas, en el que augura el fin de los combustibles fósiles esta década, y pronostica un calentamiento global de 2,4 grados a finales de siglo si no se toman las medidas oportunas.

Contaminación en Lyon, en una imagen de archivo. (Philippe DESMAZES | AFP)

El pico de consumo de cada uno de los combustibles fósiles (carbón, petroleo y gas) va a llegar esta década, algo que no estaba todavía previsto por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que advierte de un calentamiento global de 2,4 grados a finales de siglo en el caso de no tomar las medidas pertinentes.

En su informe global de perspectivas publicado este martes, la AIE recuerda que el calentamiento acumulado hasta ahora es ya de alrededor de 1,2 grados, y su director ejecutivo, Fatih Birol, considera «posible, pero muy difícil» poder cumplir con el objetivo de limitarlo a 1,5 grados, tal como recoge el Acuerdo de París en 2015.

A su juicio, eso pasaría en primer lugar por una inflexión mucho más marcada que lo anticipado en el uso de combustibles fósiles. Porque aunque se toque techo durante esta década para cada uno de ellos, algo que se supone que está ocurriendo con el carbón y sucederá a finales del decenio con el petróleo y el gas, con un pico para las emisiones hacia 2025, seguirán cubriendo en torno al 73% de la demanda global de energía en 2030.

Un 40% de los coches vendidos en 2030 serán eléctricos

Según la AIE, en el caso del petróleo, la demanda que viene del sector del transporte ha dado un giro sin precedentes. Si en 2020 uno de cada 25 coches nuevos que se vendieron en el mundo era eléctrico, este año estima que va a ser casi uno de cada cinco y el movimiento se está acelerando más de lo que los autores del estudio habían anticipado.

La agencia considera que el dispositivo masivo de subvenciones puesto en marcha por la Administración de Joe Biden en Estados Unidos con el Inflation Reduction Act (IRA) va a propiciar que en 2030 en ese país la mitad de los coches nuevos que salgan al mercado sean eléctricos.

Y afirma que, a escala mundial, el porcentaje será del 40% (el pasado año la AIE anticipaba un 25 %) con 40 millones de unidades anuales, y eso con las políticas anunciadas hasta ahora, dando por hecho que no habrá nuevos empujes.

Otro elemento central del panorama de aquí al final de la década son las renovables, que supondrán en este periodo un 80% de las nuevas capacidades de generación de electricidad, y de ese total las instalaciones solares fotovoltaicas más de la mitad.

Cabe señalar que los expertos de la AIE recalcan que el potencial de expansión de esta tecnología es mucho mayor, ya que si bien para 2030 se podrán fabricar en todo el mundo placas solares para instalar 1.200 gigavatios anuales, con las políticas actuales solo se instalarán 500 gigavatios cada año.

Aseveran que, si se tomaran medidas para reforzar las redes eléctricas y el almacenamiento de electricidad, se podría producir mucha más energía de fuentes renovables, lo que recortaría por anticipado el uso de combustibles fósiles, y en primer lugar de carbón, sobre todo en China.

La India supera a China como motor de la demanda energética

China, que en la pasada década absorbió casi dos tercios de la demanda adicional de petróleo y un tercio de la de gas, además de ser el principal actor en el carbón, es ahora una potencia de las energías renovables con un crecimiento económico que se ralentiza, se espera un 4 % anual hasta 2030.

Con todos esos elementos juntos, la demanda de combustibles fósiles, y las emisiones que van aparejadas, va a empezar a disminuir en la segunda parte de esta década y el relevo lo va a tomar la India, que será el país que más tirará del crecimiento del consumo de energía, con el sureste de Asia y África detrás.

Por eso, la AIE incide en que encontrar financiación para el desarrollo en esas regiones de tecnologías de bajas emisiones será determinante para el ritmo de caída de los combustibles fósiles.