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Ura bere bidean, un evento único e imprescindible

Imagen de la última edicion de Ura bere bidean. (Aritz LOIOLA/FOKU)

Nueva edición de Ura Bere Bidean, el concierto anual, impulsado por la fundación Fair Saturday, en el que artistas de diferentes generaciones y estilos musicales actúan junto a la Bilboko Koral elkartea y a la Bilbao orkestra sinfonikoa, dirigidos por el virtuoso director de orquesta Fernando Velázquez, cuya inquietud creativa es, sin duda, el motor del evento, y el principal motivo del éxito que cosecha año tras año. Y es que, para esta edición del 2023, ya hace meses que se había colgado el cartel de «No hay billetes», algo que se está convirtiendo en lo habitual.

Público variopinto y de todas las edades pudo disfrutar en el BEC de un acontecimiento único, como es la revisión de canciones míticas del pop y el rock de Euskal Herria, en un formato de orquesta, que dota a estos temas de un nuevo carácter, que en muchos casos nunca hubiéramos imaginado.

Pero vamos al lío. En primer lugar, los organizadores programaron la actuación de la banda Amak, que fueron las encargadas de calentar el ambiente, mientras la gente iba tomando asiento para el gran evento de la noche. Las cuatro músicas, con sobrada experiencia, aprovecharon la oportunidad que se les había brindado para presentar las canciones de su álbum homónimo, junto a una banda muy solvente. Buen aperitivo para dar comienzo a la noche.

Una vez concluido el concierto de Amak, y mientras suenan temas tan reconocibles como ‘Negua joan da ta’ de Zea Mays, o ‘Euritan dantzan’, los y las componentes de la banda y de la agrupación de coros van colocándose en sus puestos, justo antes de que el maestro de ceremonias salga al escenario para presentar el evento, anunciando que, nada más y nada menos que 11.000 personas están presentes en el BEC para asistir a la actuación de los 21 artistas que van a tomar parte en esta nueva edición de Ura bere bidean. También recuerda al público que tienen libertad absoluta para bailar, cantar, grabar videos, sacar fotos... y bien que tomó nota la gente, que no paró de disfrutar, corear, y dar palmas, prácticamente, en toda la velada.

Una vez hechas las presentaciones, empieza el espectáculo con la actuación de Neomak, siete pandereteras expertas en combinar sonidos tradicionales con ritmos modernos, y que mostraron su facilidad para adaptarse también a este formato de orquesta en un ‘Ilargi berriak’, que supuso un inicio de espectáculo abrumador.

A continuación, subió al escenario Anne Etchegoyen, para cantar junto a la BSO ‘Hegoak’, su particular interpretación del inmortal ‘Txoria txori’ de Mikel Laboa, justo antes de que Sorotan Bele nos recordara aquel ‘Arratsalde honetan’, que en tantas y tantas fiestas de pueblos bailamos en los ya lejanos años 90... ¿Quién nos iba a decir que 30 años después la volveríamos a bailar, pero acompañados por toda una orquesta sinfónica? Pues así fue, la gente se puso en pie en cuanto sonaron los primeros acordes, y la nostalgia se adueñó de esa parte del público que ya peinamos canas, y nos movemos por números cercanos al medio siglo, ante la atenta mirada de las generaciones más jóvenes, que esperaban al momento en que aparecieran los artistas actuales, y que no entendían muy bien lo que pasaba, aunque hay que decir también lo disfrutaban, porque esto es una fiesta y hay que pasarlo bien.

Un recuerdo de aquellas romerías que, más adelante, también se repetiría con las actuaciones de Gozategi y de Amak, que presentaron sendos mixes de canciones míticas de la época, ya convertidos en auténticos himnos, como ‘Bexamela eta pastela’, ‘Txanpon baten truke’, ‘Kalanbreak’, ‘Nor nori nork’ o ‘Nirekin’... todo ello reinterpretado con la maestría del grandísimo Fernando Velázquez y la orquesta que dirige.

Calma y emoción

Durante el concierto hubo, sin embargo, momentos para la calma y la emoción, como el homenaje de Iñigo Etxezarreta, de ETS a su abuela en ‘Abuela maitea’, incluida en el último trabajo de la banda de Araba, que se adaptó muy bien al nuevo formato, al igual que Rafa Rueda en ‘Egia bat esateagatik’, su interpretación personal de un texto escrito hace justo 60 años por el poeta bilbaino Gabriel Aresti, para denunciar la censura de la época, y que en mi opinión, fue una de las mejores actuaciones de la noche. Tampoco decepcionó Mikel Urdangarin con su ‘Badira hiru aste’, coreado por un público totalmente entregado, que poco antes había demostrado sus ganas de disfrutar, cantando cada frase de ‘Gogoak’, de Esne Beltza, interpretada por un Xabi Solano que subió muchísimo el nivel de decibelios en el BEC.

También hubo espacio para los sonidos más duros con las actuaciones de Andoni Basterretxea, de Delirium Tremens, al que se nos hacía raro ver despojado de su guitarra, para cantar el tema más emblemático de la banda de Mutriku: ‘Ikusi’, otro de los grandes momentos de la velada, como también lo fue la aparición de los barakaldotarras Parabellum, que interpretaron ‘La locura’, con protagonismo especial para su vocalista Josu Korkostegi, que está sacando chispas a su faceta más teatral desde que decidió salirse de la batería y dar un paso al frente del escenario, en esta ocasión magníficamente bien escoltado por el resto de la banda a los coros.

Pero si hablamos de interpretaciones, de carisma, y de himnos, uno de los momentos más apoteósicos de la noche lo protagonizó Francis, de Doctor Deseo, con ‘Corazón de tango’, sin duda alguna, uno de los himnos oficiosos de Bilbao y de Bizkaia, coreado incluso por los y las más pequeñas. El veterano vocalista se dio un auténtico baño de multitudes, cuando salió a mezclarse con el público, y las voces de la gente coreando el estribillo llegaban a apagar, por momentos, incluso el sonido de la orquesta. Pero la locura llegó cuando Aiora Renteria salió a cantar junto al cantante bilbaino la última parte de la canción. Una Aiora que, minutos antes había adaptado junto a Piti, su compañero en Zea Mays, ‘Kea’, perteneciente a ‘Atera’, el disco que la banda publicó en 2019; la cantante, por cierto, volvió a demostrar que es tan buena, que se acopla perfectamente a cualquier formato y a cualquier estilo, ya sea electrónica, pop, rock, o como esta noche, música de orquesta.

Entre los artistas representantes de las nuevas generaciones de la música en Euskal Herria, cabría destacar la notable actuación de Josune Arakistain, con su nuevo proyecto Süne, que interpretó ‘Sunday’, cambiando la electrónica del tema original por los arreglos orquestrales, así como la elegancia de Idoia en ‘Hitzetan’, un tema que se adapta perfectamente al formato de esta noche, y en el que homenajea a todas esas mujeres que, de una forma u otra, la han influido: Maialen Lujanbio, Maurizia, Angela Davis...

También jóvenes, pero ya consolidados, son Bulego, y representando a la banda azkoitiarra, estuvo su cantante Tom Lizarazu, demostrando que en la música actual también hay hueco para el pop en euskera bien hecho, muestra de ello es la conexión absoluta con el público de todas las edades que se produjo en ‘Bueltan da’. Tampoco decepcionó Pello Armendariz, de Skakeitan, quien demostró que los ritmos jamaicanos quedan estupendamente interpretados por una gran orquesta.

Pero la protagonista absoluta en esta edición de Ura Bere Bidean, curiosamente, fue la única artista que llegaba desde fuera de Euskal Herria, concretamente de Albacete. Y es que Rozalen se llevó todos los aplausos de un público que supo apreciar el cariño que la cantante manchega puso en los tres temas en euskera en los que participó; el primero de ellos fue ‘Ahots hari’, junto a Olatz Salvador, e incluido en el disco ‘Aho uhal’, de la artista donostiarra. Esta fue, sin duda, una de las colaboraciones más aplaudidas de la noche, primero por el respeto mostrado por Rozalen ante nuestra lengua, y segundo porque, aparte de acoplarse perfectamente a la orquesta, las armonías conjuntas que crean las dos cantantes son pura magia.

Mágico fue también el momento tan especial que se creó con la segunda aparición de Rozalen en escena, esta vez para cantar el clásico de Xabier Lete ‘Xalbadorren heriotzean’, incluido en el último trabajo de la artista. Seguramente, uno de los momentos más emocionantes de la noche.

Para el fin de fiesta no podían faltar unos habituales de este tipo de eventos: Haimar Arejita y Alex Sardui de Gatibu, interpretando ‘Gabak zeruari begire’, que no perdió su caracter funky ni con los arreglos orquestales, muestra del respeto y el cuidado que Fernando Velázquez ha puesto en estas adaptaciones, para que los temas originales no pierdan un ápice de su frescura y su identidad.

Poco más se podía pedir a una noche en la que las estrellas habían brillado más que nunca en un BEC abarrotado de talento... pero ¿por qué no un ‘beste bat’? Pues sí, todavía había tiempo para que Rozalén saliera de nuevo al escenario, esta vez para interpretar junto a Piti y Aiora ‘Negua joan da ta’ (otro himno imprescindible), justo antes de que en una tarima colocada en medio de uno de los pasillos, apareciera Iñigo Etxezarreta para cantar ‘Zurekin batera’, de sus ETS; como colofón, tuvimos a los miembros de Gatibu interpretando ‘Bang bang Txik Txiki Bang bang’, con la que, esta vez sí, se daba por concluida esta edición de Ura bere bidean que, visto lo visto, está llamado a ser uno de los grandes eventos imprescindibles en Euskal Herria, y que se ha convertido en una maravillosa tradición que, esperemos que se siga repitiendo durante muchos años, porque supone una ocasión única para disfrutar de temas nuevos y  canciones clásicas de otra forma.