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El acusado del crimen de Atarrabia alega defensa propia y exculpa a los otros encausados

El juicio sobre el crimen de Atarrabia del 14 de enero ha comenzado este lunes con las declaraciones del supuesto autor material de la muerte de Alfredo Ogando, así como las de los otros dos investigados. La Fiscalía y la acusación particular piden para el principal acusado veinte años de cárcel.

Un agente de la Policía Foral, en el polígono Landazabal de Atarrabia el día en el que sucedieron los hechos, el 15 de enero pasado. (FORUZAINGOA)

La defensa de Yaronknys Miguel J., supuesto autor material de la muerte de Alfredo Ogando U. en la madrugada del 14 de enero de este año en Atarrabia, ha alegado defensa propia y la existencia de una pelea con la víctima, previa a su muerte mediante 25 puñaladas.

El acusado, al que la Fiscalía y acusación particular le piden veinte años como autor material, ha confesado, en su declaración en la vista oral que se celebra desde este lunes en la Audiencia de Nafarroa, su estado de nerviosismo y ha explicado que «había bebido y consumido cocaína». Ha reconocido, a su vez, que el vehículo en el que estaba la víctima tenía las luces encendidas.

Según su declaración, estacionó su vehículo justo detrás del coche en el que se encontraba la víctima, y fue entonces cuando esta salió y amenazó a su presunto asesino. Yaronknys Miguel había mantenido previamente una relación extramatrimonial con la mujer de Alfredo Ogando, y este le dijo que «estoy haciendo lo mismo que hiciste tú».

Entonces, según la versión del acusado, comenzó una pelea entre ambos, fuera del coche, en la que se propinaron golpes y Alfredo Ogando amenazó de muerte a Yaronknys Miguel con una navaja, motivo por el que este último se vio obligado a defenderse, siempre fuera del vehículo. Así, consiguió arrebatarle la navaja a la víctima y propinarle las puñaladas que acabaron con su vida.

En respuesta a la fiscal, ha negado haber propinado puñaladas en el interior del vehículo donde se encontraba la víctima, pero respondiendo a su abogado se ha desdicho y no ha descartado que eso ocurriese.

Según la versión de la fiscal y de la acusación particular, el crimen se produjo en el interior del vehículo estacionado, mientras la víctima tenía puesto el cinturón de seguridad y sin ningún tipo de posibilidad de defenderse.

Cooperador necesario

Por su parte, Emmanuel F., al que también le piden veinte años, en este caso, como cooperador necesario, ha reconocido que tuvo que adquirir un pasaporte falso y pedir dinero prestado para poder huir de Santo Domingo (República Dominicana), ante las dificultades para lograr un visado para volar hacia el Estado español, al domicilio de Yaronknys Miguel y Diana S., la tercera implicada, presuntamente.

Ante las sospechas de Yaronknys Miguel de una infidelidad por parte de su mujer, ambos colocaron un dispositivo geolocalizador en el vehículo de la mujer, y posteriormente, ambos se dirigieron juntos hacia el Hotel Villava.

Según ha declarado, Emmanuel salió del vehículo al ver la pelea, pero no intervino en ella. «Estaba en shock y me monté de nuevo en el coche», ha narrado, y ha añadido que Yaronknys Miguel entró herido en el coche y no sabía si había matado a la víctima. Emmanuel ha continuado ratificando la versión del otro acusado.

El papel de la mujer

La última en declarar en la sesión de este lunes ha sido la esposa del supuesto autor material del crimen, Diana S., quien ha negado la existencia de mensajes intercambiados con su marido la noche del crimen.

Según ella, cuando llegó al Hotel Villava accedió al interior a preguntar si había habitaciones libres mientras Alfredo Ogando esperaba en el coche, y cuando salió vio al vehículo de su marido huyendo del lugar.

Entonces, fue a su coche y encontró a su amante, malherido, junto a la puerta del copiloto, según su versión, y ha negado que dijese «mátalo» o nada parecido, ni que escuchase a nadie decirlo, a diferencia de lo que declara un trabajador del hotel, que asegura haber escuchado a Diana pronunciar esas palabras.

Diana ha afirmado que fue ella quien le puso el cinturón a Alfredo Ogando después de la agresión y ha negado que estuviese roto antes del suceso. Según ha declarado, le dijo a la policía que sospechaba que el agresor era su marido, aunque después de describir a la otra persona, Emmanuel, que se alojaba en su casa y no pronunció su nombre en la declaración, se desdijo y negó que su marido fuese el responsable.

Muerte «violenta y a traición»

Yaronknys Miguel J., como autor material de los hechos, y Emmanuel F., como cooperador necesario, se enfrentan a sendas penas de veinte años de prisión por asesinato con alevosía. Tanto la fiscal, Elena Sarasate, como la acusación particular coinciden en los hechos que se les imputa.

Según el relato presentado por la Fiscalía en la vista oral, Diana S. mantenía una relación extramatrimonial con la víctima, Alfredo Ogando U., cuando el marido de esta lo acuchilló hasta en 25 ocasiones el 14 de enero de 2023.

Aquella noche, ambos estuvieron de fiesta en una discoteca de Iruñea, a la que acudieron los autores del crimen. En ese lugar instalaron un dispositivo para geolocalizar el vehículo de Diana, para probar la infidelidad, y además, la Policía española identificó a Emmanuel con un cuchillo de 19,5 centímetros de hoja y una pistola de aire comprimido.

Al detectar los presuntos autores del crimen que el coche de Diana se movía a un lugar que no era el domicilio conyugal decidieron, juntos, ir en su búsqueda. Precisamente, Diana acudía con Alfredo Ogando a otra discoteca situada en Atarrabia, y con posterioridad se dirigieron a un hotel cercano.

Cuando Diana y Alfredo Ogando llegaron, Diana aparcó el coche en batería, y mientras ella preguntaba dentro por la disponibilidad de las habitaciones, él esperó en el asiento del copiloto, de espaldas a la carretera y con el cinturón abrochado. Fue entonces cuando Yaronknys Miguel salió de su vehículo y acuchilló en repetidas ocasiones a la víctima, sin que esta tuviera posibilidad de defenderse.

Por eso les imputan a los acusados un delito de asesinato con alevosía, por cometer el acto de manera premeditada y con una especial ventaja sobre la víctima, de modo que esta no tenga oportunidad real de defenderse ni de evitar el ataque. Según la fiscal, la de Alfredo Ogando fue «una muerte violenta, sorpresiva y a traición».

¿Encubrimiento o cooperadora necesaria?

La acusación particular y la Fiscalía discrepan sobre el papel desempeñado por Diana S. La fiscal le imputa un presunto delito de encubrimiento, al ocultar la identidad de los agresores para facilitar su escape y le pide un año y nueve meses de cárcel.

Así, ambos se dirigieron al aeropuerto de Madrid-Barajas, donde Yaronknys Miguel partió hacia la República Dominicana. La fiscal considera que la acusada facilitó la huida de los autores del delito al impedir deliberadamente que la Policía los identificase.

Sin embargo, la familia de la víctima considera que todo fue un plan preestablecido en el que Diana tuvo un papel fundamental como cooperadora necesaria en el crimen. Según la acusación, dejó su vehículo con las puertas desbloqueadas y las luces encendidas, para facilitar que su marido acabase con la vida de Alfredo Ogando.

Según esa misma acusación, tanto víctima como autores del crimen estaban involucrados en el negocio de la venta de sustancias estupefacientes y rivalizaban por el mercado, motivo que ya había generado tensiones en el pasado.

Además, según testigos visuales, la mujer mantuvo una breve conversación con los autores del asesinato en el lugar de los hechos y los alentó al grito de «Mátalo, mátalo», algo que ha negado en su declaración. Por eso, la acusación solicita también para ella una pena de veinte años, al igual que para los otros dos implicados.

Su defensa alega que se limitó a ser testigo de los hechos y que en ningún caso tuvo participación alguna en el crimen. Según su abogado, Patxi Lara, cuando Diana recibió la confirmación por parte del hotel de que disponían de habitaciones, salió para reencontrarse con Alfredo Ogando, y fue entonces cuando quedó en estado de shock al ver el coche de su marido