Un Ejecutivo español sin Podemos acelera la (casi) ruptura con Sumar
Tras los roces por lo de Nacho Álvarez, la escenificación del aislamiento que han decidido Pedro Sánchez y Yolanda Díaz impulsa la actitud rupturista de la cúpula morada, que anuncia «autonomía» pero sin irse del grupo parlamentario. La competencia por libre en las europeas, en la mira.
La izquierda española no logra tener un tiempo de estabilidad. Sobre el fin de un año en el que la disputa por el nuevo liderazgo a la izquierda del PSOE alcanzó niveles por momentos dramáticos, con un cierre de listas que dejó muchas heridas, ahora la conformación del nuevo Consejo de Ministros español pone la estaca final para la cada vez peor relación entre Podemos y Movimiento Sumar.
Lo de Movimiento Sumar no es baladí. De hecho, los morados están empezando a machacar con esa diferenciación, básicamente porque ellos forman parte del grupo Plurinacional Sumar. La palabra Movimiento es, en términos estrictos, el partido político que responde plenamente a Yolanda Díaz y es uno más de la docena que pactó la confluencia para las generales de julio.
La situación viene siendo tensa debido a que Podemos insistía denodadamente en que se mantenga en el cargo a Irene Montero, algo que ya hace semanas estabas descartado y ellos, pensando en el futuro electoral, seguramente, han seguido machacando. Finalmente, Montero no será más la ministra de Igualdad, siendo sustituida por Ana Redondo desde este mismo martes.
Oferta de Álvarez
Pero la disputa escaló a otro nivel el viernes pasado, cuando a último minuto y sin preaviso ninguno, el entorno de la vicepresidenta filtró que se ofrecía al secretario de Estado en Derechos Sociales, Nacho Álvarez, un cargo de ministro en representación de Podemos, intentando así vaciar de contenido la crítica morada de no ser tenidos en cuenta para el Ejecutivo.
Sin embargo, Álvarez, hasta el viernes miembro de la ejecutiva de Podemos, no es hace tiempo ya considerado parte de la cúpula alineada al liderazgo de Ione Belarra e Irene Montero. A pesar de haber sido la mano derecha en asuntos económicos de Pablo Iglesias, las posiciones con respecto a Sumar hizo que se agrandase la distancia entre los de Belarra con Álvarez. Para aportar su grano de arena al conflicto, Díaz, sin ninguna ingenuidad, lo nombró portavoz económico de la campaña y segundo negociador principal con el PSOE.
Además, y como fue en enero de 2020 con los aliados de entonces, la cúpula recordó que «a los ministros de Podemos los elige Podemos» y consideraron el gesto de Díaz una «maniobra», como lo dejaron ver durante todo el día del viernes. Álvarez dijo que nunca aceptaría un cargo sin el aval del partido en el que milita pero también se sintió falto de apoyo, por lo que renunció a la Ejecutiva, aunque no a ser inscrito de esa formación.
«Maniobra»
Fuentes involucradas en estas idas y vueltas, de inobjetable acceso a las negociaciones, señalaron a NAIZ que en realidad Yolanda Díaz sabía perfectamente que él no aceptaría un ministerio porque se lo había ofrecido ya, y Álvarez había dicho repetidamente que no quería y que pensaba dedicarse más a lo académico. Esto en Podemos lo saben y por eso el encono con lo que tachan de «maniobra». Fuentes que conocen a Álvarez señalan que él está en desacuerdo con la estrategia de ambas partes y le consta que todo ha sido parte de una suerte de ajuste de cuentas.
Con la herida abierta e irritada llegó así el lunes de los anuncios, en los que se cristalizó la salida de Podemos del gobierno del Estado luego de casi cuatro años. Sumar decidió que sus ministros sean la propia Díaz y representantes de Catalunya En Comú, Izquierda Unida y Más Madrid, solamente.
Es por ello que tanto Belarra como Montero insisten en que Pedro Sánchez las «ha echado» y que Sumar no quiso contar con ellas. La coportavoz Isa Serra dijo que lo ocurrido el viernes con Álvarez fue «un teatro» para que no parezca que se las quería expulsar y ratificó que se va a intentar «reforzar la autonomía política» sin que ello suponga salir del grupo parlamentario.
Todo debe ser dicho y la salida del grupo implicaría, además de una traición política al acuerdo firmado en junio pasado, una pérdida de dinero importante. Podemos cerró el mejor pacto económico con Sumar y recibe el 23% de las subvenciones que le corresponden al grupo, a pesar de tener tan solo cinco de los 31 diputados (el 16% del total).
En una carta enviada este lunes a los inscritos del partido, Belarra criticó en duros términos a Díaz, diciendo que ella ha construido «un nuevo partido unipersonal», le facturó el haber evitado hacer campaña por los morados en las autonómicas a posta y que ha decidido una «subordinación» ante el PSOE.
Así las cosas, el partido se encamina a competir por su cuenta en las europeas de junio próximo y es muy probable que Irene Montero sea quien encabece la papeleta para europarlamentaria. En Sumar tomaron nota y dicen que es por esa estrategia que acabaron decidiendo no darles una cartera. Ahora se espera que haya un gesto hacia los morados dándoles alguna presidencia de comisión en el Congreso.
Un dato no menor: son varios los dirigentes cercanos a Díaz, que le respaldan y están alineados, que opinan que ella debería hacer un gesto hacia Podemos, ante lo que ya es más que claro que es un intento de aniquilación gradual política, o al menos, aislamiento.
Debilitación de Más Madrid
Los conflictos en el progresismo también afectan al microcosmos madrileño: los flamantes ministra y viceministro de Sanidad, Mónica García y Javier Padilla, eran los líderes del grupo Más Madrid en la Asamblea y quienes plantaban cara a Isabel Díaz Ayuso. Al decidir ambos marcharse, el principal partido opositor queda desdibujado y ha asumido la portavocía Manuela Bergerot, amiga personal de García pero muy inexperta en la batalla parlamentaria.
En la formación dejan trascender su desagrado a lo que consideran «otro abandono», como el que les hizo Íñigo Errejón en 2019, además de la preocupación, ya que la situación en la Asamblea es delicada ante un PP con mayoría absoluta.
Las otras confluencias de Sumar, como Compromís, Chunta Aragonesista y Ara Més, habían manifestado que no querían ministerios. Fuentes de la coalición señalan igualmente que, en los hechos, a pesar de haber conseguido cinco carteras, la única con competencias que permitan una acción transformadora es la de Trabajo, de la propia Díaz.