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El pasado esclavista del Banco do Brasil aviva el debate sobre las reparaciones

El Banco do Brasil se enfrenta a demandas de reparación por sus lazos históricos con el comercio de esclavos, parte integral del sistema financiero. A pesar de disculpas y medidas anunciadas para abordar la desigualdad racial, las propuestas del banco son consideradas insuficientes.

A la derecha, el fiscal federal Júlio Araújo junto a activistas y miembros del Gobierno. (Tercio TEIXEIRA | AFP)

El vizconde José Bernardino de Sá, un noble brasileño que hizo fortuna con el envío a América de africanos secuestrados como esclavos, se convirtió en 1853 en el mayor inversor del Banco do Brasil, hoy el más antiguo del país. 170 años después, la institución enfrenta acciones legales por sus vínculos históricos con el mercado de esclavos, parte de una presión creciente en Brasil y el mundo para que quienes se beneficiaron de la esclavitud paguen reparaciones.

En Brasil, el último país de América en abolir la esclavitud, en 1888, el debate estalló en septiembre, después de que 14 historiadores enviaran al Ministerio Público Federal un estudio que detalla la participación del Banco do Brasil en ese comercio.

En lo que los historiadores consideran el primer caso de este tipo en el gigante sudamericano, los fiscales abrieron una investigación y exigieron reparaciones al estatal Banco do Brasil, fundado en 1808 y hoy el segundo mayor banco de América Latina, con activos por 380.000 millones de dólares.

Pero la mancha de la esclavitud fue mucho más allá de un banco, como deja claro el estudio. «El capital en forma de cuerpos humanos era una parte estructural del sistema financiero», señala el documento, elaborado por historiadores de Harvard, la Universidad de Pittsburgh y varias universidades brasileñas.
Actualmente, el 56% de los 203 millones de habitantes de Brasil se identifican como negros o mestizos, y todavía son visibles las cicatrices de siglos de opresión: los salarios de los brasileños negros son, en promedio, cerca de la mitad de los que reciben los blancos, tienen menor esperanza de vida y enfrentan discriminación frecuente. «No se trata del pasado, sino de un problema actual», remarcó una de las historiadoras, Martha Abreu, de la Universidad Estatal de Río de Janeiro.

Disculpas insuficientes

Los fiscales convocaron este mes a activistas de los derechos de la población negra, funcionarios gubernamentales y del Banco do Brasil a una audiencia pública en la escuela de samba Portela en Río de Janeiro, emblema del orgullo negro y la influencia afrobrasileña en la cultura nacional. André Machado, gerente ejecutivo del Banco do Brasil, abrió el acto leyendo una disculpa pública por el papel del banco en la «perversa historia» de la esclavitud.

La institución hizo valer que su directora ejecutiva, Tarciana Medeiros, es la primera mujer negra en la historia de la empresa en ese cargo y presentó planes para abordar la desigualdad, como financiación para mujeres negras emprendedoras, planes de carrera acelerados para empleados negros y financiación de investigaciones sobre cuestiones raciales.

No obstante, el procurador jefe Julio Araujo consideró «insuficientes» esas propuestas, y señaló a la agencia AFP que su equipo seguirá buscando reparaciones. Los asistentes también quedaron decepcionados.

«Cuando hablamos de reparaciones, no puede ser simplemente una disculpa», dijo Silvia de Mendonca, activista del Movimiento Negro Unificado. Así, recitó una lista de proyectos que las comunidades negras esperan financiar con eventuales reparaciones: educación, cuidado infantil, centros culturales, reforma policial, capacitación laboral... «Se trata de empoderar e incluir a las personas», agregó.

El debate, sin embargo, va más allá de Brasil: las naciones africanas celebraron en noviembre una pionera conferencia sobre reparaciones por el devastador legado de la esclavitud en el continente. El anfitrión, el presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, llamó a las naciones africanas y caribeñas a unirse para exigir justicia a Occidente.

En Brasil, los historiadores planean investigar otras empresas y familias cuya riqueza actual está vinculada a la esclavitud, apuntó Abreu. «Se cometió un crimen contra la humanidad, y hay que hablar sobre cómo los responsables pueden repararlo».

5,5 millones

Brasil fue el mayor importador mundial de africanos durante el comercio transatlántico de esclavos. Se estima que 5,5 millones de esclavos fueron enviados entre los siglos XVI y XIX a la antigua colonia portuguesa.

Vínculos

Bernardino de Sa, el mayor accionista individual del banco, fue uno de los principales traficantes de esclavos del mundo, al transportar unos 19.000 africanos a Brasil entre 1825 y 1851, incluso después de la prohibición del comercio en 1850.

Economía

El Banco do Brasil utilizó su capital para financiar toda una economía basada en la esclavitud. Los esclavos no sólo fueron convertidos en mano de obra sino también en activos financieros.