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Un «molino-prisión» hallado en Pompeya, muestra de la cruel esclavitud en la antigua Roma

El hallazgo de un «molino-prisión» en el yacimiento de Pompeya permite describir mejor cómo funcionaba el sistema productivo de Pompeya pero, sobre todo, el lado más cruel de la esclavitud.

Zona donde se ubicaba el horno. (PARQUE ARQUEOLÓGICO DE POMPEYA)

Los arqueólogos del yacimiento de Pompeya, la ciudad arrasada por la erupción del Vesubio hace dos milenios, han encontrado los restos de un habitáculo donde esclavos y asnos eran obligados a moler el grano durante jornadas «masacrantes».

Esta «panadería-prisión» ha emergido en la conocida como ‘Regio IX’ de Pompeya, donde actualmente se efectúan trabajos para asegurar esta zona periférica y no investigada del yacimiento, según han informado sus gestores en un comunicado.

Vista aérea. (PARQUE ARQUOLÓGICO DE POMPEYA)

Se trata de un receptáculo «angosto, sin salida externa, con pequeñas ventanas con rejas de hierro para permitir la entrada de luz», donde los siervos y los asnos eran encerrados para moler los cereales con los que después de cocinaba el pan.

El descubrimiento se ha producido excavando en una casa que, como solía ocurrir en la antigua urbe romana arrasada en el año 79 d.C, estaba dividida en una zona residencial, decorada con frescos refinados, y otra productiva, en este caso una panadería.

De hecho, en las instalaciones de esta fábrica doméstica para hacer el pan se habían hallado 3 víctimas de la erupción, lo que confirma que esta casa seguía siendo habitada.

El hallazgo permite describir mejor cómo funcionaba el sistema productivo de Pompeya pero, sobre todo, el lado más cruel de la esclavitud, en la que no había relación entre el patrón y su siervo (en la antigua Roma los libertos, esclavos liberados por su amo por diferentes motivos, constituían casi una clase social).

La peor y más cruel cara de la esclavitud en la antigua Roma tiene un testimonio de excepción, el del escritor del siglo II Apuleio, que en su ‘Metamorfosis’ narra la vida de Lucio, un hombre convertido en asno y vendido, mostrando la dura realidad de aquellos coetáneos suyos reducidos a bestias de carga.

Este «molino-prisión» encontrado en Pompeya no tiene ni puertas y su única salida da al atrio de la casa de los señores.

«Es la cara más desconcertante de la antigua esclavitud, en la que no había relación de confianza y se reducía a una violencia bestial», apunta en director general del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, en el comunicado.

En la zona de las muelas, junto al establo, se ha encontrado un pesebre y, alrededor de la zona de molido, sobre un pavimento de basalto volcánico, una serie de marcas en sentido circular que –se cree– servían para impedir que los animales resbalasen.

Las fuentes iconográficas y literarias de la Antigua Roma, como los relieves de la tumba del rico panadero Eurysaces en Roma, que se hizo construir un sepulcro con forma de horno aún hoy visible, sugieren que las muelas solían ser movidas por un burro y un esclavo.

Este último, además de mover la piedra que molía el grano, debía controlar el movimiento del animal.