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Gabriel Attal, nuevo primer ministro francés con solo 34 años

Una reunión por videoconferencia con responsables de centros escolares ha permitido al todavía ministro de Educación, Gabriel Attal, despedirse de la responsabilidad que ha ocupado durante seis meses antes de hacerse oficial, al mediodía, que será primer ministro con solo 34 años.

Gabriel Attal se dirige a la primera ministra saliente, Élisabeth Borne, durante al acto de transmisión del cargo. (Emmanuel DUNAND)

Emmanuel Macron ha optado mover el banquillo, y ha elegido a un político que encarna claramente los orígenes de su proyecto político, Gabriel Attal, para sustituir a Élisabeth Borne, que ayer tarde presentó su dimisión abriendo la puerta a una remodelación del Gobierno con la que el presidente de la República aspira a relanzar su programa de reformas.

Llegado hace seis meses al Ministerio de Educación, Attal, que arrancó su carrera política en las filas de la izquierda, se ha caracterizado por defender las tesis del «retorno a la autoridad», uno de los ejes del discurso de Macron en el arranque del nuevo año.

Macron opta por un político que se caracteriza por hablar «cara a cara» a la ultraderecha, pero no para defender las ideas de su formación de origen, el Partido Socialista (PS), al que se vinculó entre 2006 y 2016, sino más bien para competir en el propio marco ideológico de Marine Le Pen.

«Alter ego» del treintañero Bardella

La opción Attal permitiría a Macron encarar, al menos sobre el papel, con mejores opciones las elecciones europeas, el próximo mes de junio.

Una cita electoral en la que, por lo habitual, los franceses castigan a las formaciones en el gobierno, y en la que Rassemblement National (RN) cuenta con su particular «rottweiler», un Jordan Bardella que, sin alcanzar la treintena, atrae el voto de las nuevas generaciones, según todos los sondeos.

A sus 34 años de de edad, Attal le dará réplica al convertirse en el primer ministro más joven de la V República desbancando del pódium al socialista Laurent Fabius, que llegó a Matignon a los 37 años.

Es uno de los riesgos que asume un Macron al que ya no le quedan demasiados cartuchos para sacar de la zona gris este arranque de segundo quinquenato.

Attal se maneja como pez en el agua en las redes sociales y, en general en los códigos de la comunicación política, y es alguien a quien no hará falta presentar, ya que los ciudadanos le conocen. Dentro del otro lado de la balanza, dada su juventud Gabriel Attal no atesora prácticamente vida profesional fuera de la política.

Gabriel Attal ha ejercido en diferentes puestos de responsabilidad. Así tras ejercer de portavoz de Gobierno, pasó a ejercer de segundo de abordo de Bruno Le Maire, ministro de Economía y uno de los pesos pesados del Gobierno, antes de saltar, al Ministerio de Educación.

Su nombramiento ha saltado de forma oficiosa en la cadenas TF1 y LCI cuando todavía ejercía, desde las 11.00 de esta mañana, como ministro de Educación en una videoconferencia con responsables de centros escolares.

Al final de esa última misión en Educación, se ha confirmado el nombramiento de Gabriel Attal como nuevo primer ministro, a través de un comunicado emitido a las 12.40.

Tras Castex, también Borne deja Matignon

La crisis de gobierno que ha llevado a la caída de Borne implica un cambio de paisaje relevante, máxime si se tiene en cuenta que la política normanda ha estado presente en los distintos gabinetes desde la primera elección de Macron, en 2017.

Borne fue nombrada primera ministra en sustitución de Jean Castex, que dejó su cargo en mayo de 2022.

Entonces también se evocó la voluntad de dar impulso a la acción de gobierno una vez pasada la pandemia.

La caída del último Ejecutivo Borne se produce un mes después de que saliera adelante la controvertida ley sobre migración, que la mayoría macronista sacó adelante tras aceptar las exigencias de la derecha republicana.

El respaldo de la ultraderecha a la reforma que compromete los derechos básicos de las personas extranjeras «sin papeles» dejó en posición delicada al Gobierno.

El Ejecutivo Borne ya llegó a ese debate seriamente debilitado por la larga batalla social en contra de la reforma de las pensiones, que debió aprobar –al igual que otros 22 textos de ley– recurriendo al artículo 49.3 de la Constitución.

La última remodelación ministerial tuvo lugar el pasado verano, cuando, sin sacar a Élisabeth Borne de su puesto en Matignon, el presidente francés apadrinó una crisis de gabinete de «baja intensidad».

En esta ocasión, no sin deshacerse en elogios hacia la «altura de Estado» de la primera ministra, ha optado por el salto generacional con el nombramiento de un político con el que el inquilino del Elíseo aspira a dar nuevo brío al proyecto macronista.