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Ipar Euskal Herria pone a punto su programa para generalizar el uso de compostadores

Desde el 1 de 2024 las entidades territoriales deben garantizar el reciclaje de biorresiduos en el Estado francés. La Mancomunidad Vasca y el sindicato Bil ta Garbi ultiman su programa para el despliegue de toda una red de compostadores que se completará con el «puerta a puerta».

Bancos de compostaje instalados en el área de estacionamiento de caravanas de Deux Jumeaux (Dunbarriak) en Hendaia. (@villed'hendaye)

Hasta no hace mucho la posibilidad de recuperar residuos biológicos estaba reservada a particulares que disponían de un jardín que permitiera instalar el compostador.

Esa que ha sido una opción voluntaria a la que se han sumado, primero, los ciudadanos más sensibilizados en materia de tratamiento de desperdicios domésticos, para luego extenderse a un 46% de los hogares, está llamada a convertirse en una práctica generalizada.

Desde el 1 de enero la legislación francesa ha introducido un cambio fundamental.

La ley insta a las colectividades territoriales a poner a disposición de la ciudadanía puntos de depósito de residuos biodegradables que sean cercanos y de fácil acceso.

Obviamente, esa selección en origen debe verse acompañada de una evolución en la selección de residuos.

Coincidiendo con esa extensión del sistema de selección y recogida de residuos orgánicos, la planta de tratamiento Canopia, en Baiona, ha arrancado el año con un anuncio de contratación de una treintena de nuevos operarios, a fin de responder a esa diversificación.

Responsables de la Mancomunidad Vasca y el sindicato Bil ta Garbi, este último gestor de esa planta de tratamiento que recibe la mayor parte de los residuos que se generan en el norte de Euskal Herria, han comparecido este 11 de enero en Baiona para explicar en qué fase está y cómo va a completarse el despliegue del sistema de tratamiento de residuos biológicos.

Plan experimental el Hendaia

Se trata de avanzar sobre un proceso que ya está en marcha en el caso de localidades como Hendaia, que ha instalado ya los compostadores comunitarios en zonas de recogida selectiva de residuos como la ubicada en el barrio de Herri Xabaleta.

En la localidad costera, el Ayuntamiento secundó, el verano pasado, una iniciativa pionera a escala hexagonal, bajo el label «Turismo de Innovación», consistente en la instalación de bancos de compostaje en el área de estacionamiento de caravanas situada junto a la pequeña estación de tren de Deux Jumeaux (Dunbarriak) en el barrio de la playa.

La revalorización de biorresiduos pasa para los responsables de la Mancomunidad por desarrollar a fondo esa práctica del compostaje, resume la presidenta de Bil ta Garbi, Martine Bisauta.

Acompañada de Maitena Curutchet, consejera delegada de Economía Circular en la Mancomunidad Vasca, y de Jean-Yves Bussiron, vicepresidente a cargo de la Prevención, Bisauta ha expuesto ante los medios algunas cifras para dan cuenta medida al reto.

En los tres territorios del norte del Bidasoa los restos de comida, cortezas de alimentos y otros productos de uso culinario representan el 26% del contenido de las bolsas de basuras. Equivalen a 70 kilos por habitante y año.

El objetivo es que de ese 46% de hogares en que ya se procede a esa selección de residuos orgánicos se pase, en el plazo de los tres próximos años, a un 51%, según la información de esa comparecencia publicada por ‘Mediabask’.

En ese mismo plazo se aspira a pasar de los 300 puntos de compostaje comunitario que existen actualmente a un millar.

«El banco de compostaje a las puertas de inmuebles de viviendas es el mejor aliado para progresar en nuestra estrategia«, constata Curutchet.

Los responsables de la institución de Iparralde no han dudado en aprovechar la comparecencia de prensa para dirigir un llamamiento a los administradores de fincas para que planteen esta cuestión a los vecinos en las reuniones de comunidad.

73.000 habitantes a los que dar soluciones

Jean-Yves Bussiron reconoce que, con todo, hay «alrededor de 73.000 habitantes» a los que no se podrá ofrecer esa solución del compostador.

Son personas que viven en unos 500 inmuebles de más de 45 viviendas, repartidos en una decena de localidades de las 158 que gestiona la Mancomunidad Vasca.

El vicepresidente reconoce que no hay un dispositivo capaz de responder a sus necesidades en estos momentos, aunque una solución «puerta a puerta» debería ver la luz en 2025.

Esa colecta casa por casa obliga a ampliar vehículos y rondas de recogida de residuos, lo que supone un desembolso extra cuya financiación que debe resolver la Mancomunidad Vasca, dado que su apuesta es que el compostaje, tanto para casas individuales como para comunidades de vecinos, no cueste ni un euro suplementario a la ciudadanía.

Bussiron estima la inversión en los próximos tres años en el equivalente a «un euro por persona y año», en un territorio, el que engloba a Nafarroa Beherea, Zuberoa y Lapurdi, en el que, de acuerdo al último censo de 2021 viven 322.000 personas.

La Mancomunidad Vasca ha presentado su candidatura al Estado para beneficiarse de «fondos verdes» de apoyo a la transición ecológica y espera recibir una ayuda de 900.000 para sufragar ese programa hacia la universalización del compostaje de residuos orgánicos.