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Presos, pobres e inmigrantes, citados por el nuevo arzobispo de Iruñea al tomar el cargo

Iruñea tiene nuevo arzobispo, procedente de la llamada Pastoral Penitenciaria. Y Florencio Roselló ha querido remarcarlo citando a las personas presas varias veces en su discurso, además a «pobres, inmigrantes y víctimas de trata».

Florencio Roselló, este sábado en la catedral de Iruñea. (Europa Press)

Florencio Roselló ha sido ordenado este sábado como nuevo arzobispo de Iruñea, en sustitución de Francisco Pérez, en un acto que se ha desarrollado la Catedral de la ciudad, en el que ha destacado su procedencia de la Pastoral Penitenciaria (hasta ahora era director de este área dentro de la Conferencia Episcopal Española).

Tras ser recibido por las principales autoridades diocesanas y civiles, Roselló ha celebrado una homilía junto a Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, consagrante principal; Francisco Pérez, arzobispo saliente; y Casimiro López, obispo de Castellón.

Florencio Roselló, en sus palabras de agradecimiento al finalizar la celebración, ha recordado que hace una semana «estaba celebrando la eucaristía en la cárcel». Y ha añadido: «Esta es la Iglesia que quiero y que sueño. La Iglesia que igual vive su fe en una cárcel, en un caserío, en la catedral, en una parroquia, en un hospital o en un convento».

El nuevo arzobispo, nacido en Teruel, ha dicho que besó el suelo nada más entrar en Nafarroa y que «quiero escuchar para conocer, escuchar para saber, escuchar para amar. Y escuchar a través de la Iglesia que peregrina en Navarra».

«Vengo a servir, pero para servir hay que escuchar demandas, sensibilidades, resistencias», ha añadido Roselló, quien ha afirmado que «también quiero escuchar al diferente, al singular, al que pueda mantener alguna diferencia conmigo, porque también a ellos me ha enviado el Señor».

«Que nadie se sienta discriminado»

«Deseo que nadie en nuestra Iglesia se sienta discriminado y fuera de lugar. Nadie por su origen, por su lengua, por su sexo, por su ideología política, por pensar diferente, puede quedar al margen de la Iglesia», ha defendido.

También ha tenido palabras para «los pobres, los presos, los inmigrantes, las víctimas de trata», a quienes ha deseado que vean la Iglesia «no como alguien que les acoge, sino a la Iglesia como su casa. No un número para engordar nuestras estadísticas sino un rostro para el que compartir la fe o, por lo menos, la vida».

«Este otro redil, los presos, han sido objeto de mi ministerio sacerdotal durante muchos años y con ellos he vivido y disfrutado la fe», ha recordado. Roselló lleva desde 1983, antes incluso de ordenarse como sacerdote, vinculado al trabajo con presos y presas.