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Netanyahu vuelve a romper las expectativas de un alto el fuego

Benjamin Netanyahu quebró las expectativas sobre la negociación de un alto el fuego en Gaza al confirmar la orden de avanzar sobre la superpoblada Rafah, que puede crear un desastre incalculable. La negociación sigue hoy en Egipto.

Una niña camina entre los restos de edificios tras un bombardeo israelí en Rafah. (Said JATIB | AFP)

 El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, volvió a enfriar las expectativas de una negociación de alto el fuego en Gaza al insistir en continuar con la ofensiva frente a los intentos de pactar un acuerdo, que hoy continúan en El Cairo.

Después de recibir la propuesta de alto el fuego redactada en París por EEUU, Israel, Egipto y Qatar, Netanyahu apostó ayer por seguir la «presión militar» sobre Gaza hasta lograr «una victoria absoluta».

«Seguir con la presión militar es una condición necesaria para liberar a los rehenes, sucumbir a Hamas solo llevará a otra masacre», afirmó el primer ministro israelí.

Rechazó expresamente las condiciones planteadas por Hamas en su respuesta al plan de París: la retirada de las tropas israelíes y el fin de la ofensiva en el enclave como marco para la liberación de cautivos.

«Solo una victoria absoluta dará seguridad a Israel», insistió Netanyahu, quien, al menos en público, desaira los tímidos avances que sus aliados estadounidenses decían ver.

Las declaraciones del jefe del Ejecutivo israelí hacen oídos sordos a la presión de Washington para que avance la negociación, la de la oposición israelí para que dimita y la de los familiares de los cautivos para que llegue de inmediato a algún acuerdo de liberación.

Sus intereses por impedir -o al menos dilatar al máximo- cualquier solución negociada intentan mantener una operación militar que es su último asidero al poder y solo coinciden con los de sus socios ultrasionistas que amenazan con dejar caer el Gobierno si retira las tropas. Hasta ahora, la impunidad internacional se lo ha permitido.

De hecho, Netanyahu dejó clara su intención de continuar al confirmar que ha ordenado a las tropas israelíes que dirijan sus operaciones al extremo sur del enclave, Rafah. En esa ciudad se hacinan más de un millón de personas, casi la mitad de la población de toda la Franja, en condiciones extremadamente precarias. La ONU ha alertado de que constituiría un crimen de guerra de «consecuencias incalculables».

En esta condiciones, Egipto acoge hoy una nueva ronda de conversaciones para intentar «calmar la situación» e instó a la flexibilidad de todas las partes implicadas.

Propuesta de Hamas

Hamas había acogido propuesta de alto el fuego «con espíritu positivo» y entregó un borrador en el que propone un acuerdo de tres fases de 45 días cada una.

En la primera, serían liberados las «mujeres y niños (menores de 19 años, no militares), ancianos y enfermos, a cambio de un número específico de prisioneros palestinos», entre ellos 500 condenados a cadena perpetua o a «elevadas penas de cárcel».

Esta primera fase incluiría además la entrada de 500 camiones de ayuda en la Franja, así como la entrega de 60.000 viviendas prefabricadas y 200 tiendas de campaña temporales y la reconstrucción de los hospitales, mientras que los desplazados tendrían permiso para volver a sus hogares.

En una segunda fase, todos los hombres capturados serían liberados a cambio de un número a determinar de prisioneros palestinos, y el Ejército israelí se retiraría por completo del enclave palestino.

En la tercera fase se produciría el intercambio de los cuerpos sin vida de rehenes y otros fallecidos. Hamas reclama, además, que los colonos dejen de entrar en la mezquita de Al-Aqsa y un plan para la reconstrucción en Gaza.