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El Festival de Berlín acaba con los nervios de Hunter Schafer y Rooney Mara

Quemadas. Así quedaron las respectivas protagonistas de ‘Cuckoo’, futurible película de terror de culto, y ‘La cocina’, el mayor patinazo de la carrera de Alonso Ruizpalacios, hijo pródigo de la competición berlinesa (¿hasta ayer?).

La actriz Rooney Mara en Berlín. (Ronny HARTMANN | AFP)

La 74ª Berlinale puede ser la yema de las discusiones sobre geopolítica actual, pero no descuida un programa ecléctico. Ayer por la alfombra pasaron Hunter Schafer, Jessica Henwick y Greta Fernandez, «chicas finales» de un slasher absolutamente incoherente, y también algunas de las caras bajo las estresadas cofias de chef del ‘The Bear’ de Alonso Ruizpalacios: Rooney Mara, Anna Díaz y Raúl Briones Carmona. La que no vio el glamour del Palast pero sí la prensa –y para ello la recomendamos– es ‘All The Long Nights’, una perla que suma años de vida.

Hunter Schafer y Dan Stevens comparten festín en la línea de Brian de Palma

En la coproducción germano-estadounidense ‘Cuckoo’ la Jules de ‘Euphoria’ da vida a Gretchen, (otra) adolescente obligada a mudarse con su inadvertida familia disfuncional a un resort regentado por un propietario visiblemente diabólico y con planes deliciosamente complejos (pero no buenos) para ella. Ese es Dan Stevens, volviendo a lucir un perfecto alemán después de ‘El hombre perfecto’ y obcecado en facilitar los ataques sin tregua de una señora “vestida para matar” (la cinta tiene tantísimo de Brian de Palma) o, por lo menos, para lanzar una sucesión de extraños bucles de tiempo con efectos letales sobre Gretchen y su dulce hermana menor.

Por cómo se zarandea la chica entre estallidos de vómito y teorías científicamente rocambolescas –y sin sentido alguno–, habrá quienes piensen en el cine de Lucile Hadzihalilovic (‘Earwig’). Sin embargo, la segunda película de Tilman Singer después de ‘Luz’, que verá nuestros cines el 3 de mayo, es un festín decididamente cinéfilo que no se conforma con un solo subgénero: habrá cabañas en el bosque, carreras por hospitales, un romance queer con una auténtica “tank girl” (Àstrid Bergès-Frisbey) y un final al más puro estilo hardboiled. Si la mitad de estos conceptos les resultan foráneos, mejor abstenerse.

El ‘León come gamba’ de Rooney Mara

Con sólo tres películas, Alonso Ruizpalacios vive un idilio cada vez que pisa el Palast: el mexicano se hizo con el Oso a la Mejor Ópera Prima por ‘Güeros’, al Mejor Guion por ‘Museo’ (2018) y a Mejor Contribución Artística en pandemia por ‘Una película de policías’. Tras una racha semejante pareciera que ‘La cocina’, de presupuesto y concepto definitivamente más elevados que las tres anteriores, funcionaría como la consagración definitiva del autor en Berlín. Oso de Oro, leíamos en titulares.

Al fin y al cabo, la adaptación de la obra de teatro homónima de Arnold Wesker (fechada en 1957) se mete en las tripas de la cocina de un restaurante –en viernes– para explorar el desarraigo personal, nacional y existencialista de la masa de trabajadores indocumentados que sirve para una clientela turista e indiferente. Ruizpalacios moviliza sin reservas un espectáculo de griterío, peleas y comida desparramada digno de la grandiosidad de Broadway, un auto sacramental del espectáculo como portador de ideas. El problema surge cuando la fascinación por la actualidad desarmante de sus temas acaba en una aparatosa condescendencia, formal e intelectual, para con el público… Cantar misa y sentirse una estrella del rock.

Un verdadero descubrimiento

Diríjanse a la plataforma Filmin: allí encontrarán ‘El combate de Keiko’, de Sho Miyake. Véanla, y con un poco de suerte verán por qué prescribimos la segunda película del director, ‘All These Long Nights’ (presentada en la sección Fórum) como vitaminas básicas para un mundo de charlatanes y descreídos. En esta viñeta, ideal para amantes de la tranquilidad de Ozu, dos personas viven abrazando los cepos de su salud mental mientras se ayudan mutuamente. Ella (Mone Kamishiraishi) encarna la franqueza amable de los Moomin, él (Hokuto Matsumura), el carácter introvertido de quien lleva una mochila muy pesada. ‘All These Long Nights’ ausculta sus preocupaciones y neurosis dándoles espacio bajo el silencio trémulo en el Tokio de las afueras. El tiempo detenido como breve recompensa en un festival que no para.