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Un mensaje en los nidos de abejorro: los pesticidas se han descontrolado

Un estudio con más de 300 colonias de abejorros idénticas ha podido medir de forma científica el impacto de los pesticidas sobre estos insectos. Los pesticidas agrícolas de la UE se autorizan después de realizar tan solo pruebas de laboratorio. Los plaguicidas son mucho más letales en la vida real. 

Un ejemplar del abejorro 'Bombus terrestris', con el que se ha realizado el estudio. (Wikipedia)

Los insectos se están muriendo. Hay menos que nunca, pero es difícil cuantificar la caída de la población y, sobre todo, atinar en el porqué.

Científicos de la universidad de Kent, en Reino Unido, realizan un curioso experimento. Han contabilizado año tras año los insectos que mueren estampados en los parabrisas de los coches durante el mismo trayecto. Entre 2004 y 2022, habían realizado 6.358 veces el mismo recorrido. Su conclusión es que el número de insectos aplastados ha caído un 64% en menos de 20 años. 

No son pocos los científicos sospechan de los plaguicidas que se usan en la agricultura como los responsables en gran medida de esta extinción de insectos voladores, junto a otros factores como la pérdida de la diversidad por la intensificación agrícola.  

Probarlo resultaba todo un reto, pues suponía enfrentarse a la potente industria agroquímica y a la mayoría del sector primario. Otro inteligente estudio, sin embargo, ha conseguido corroborar las sospechas empleando nidos de abejorros (Bombus terrestris). No ha sido una elección de especie al azar, sino que este animal concreto está considerado como uno de los polinizadores más importantes del ecosistema. 

Salir del laboratorio para ver el efecto real

El problema que habían advertido es que en la UE (y en todo el mundo, pues la UE tiene la normativa más restrictiva del mundo) se autorizan los pesticidas únicamente sobre experimentos realizados en laboratorio.

Por contra, la letalidad de estos productos en el mundo real, cuando se echan sobre los campos y entran en contacto con todo el ecosistema y se combinan unos pesticidas con otros, no se monitoriza de ninguna manera, salvo algunos trabajos elaborados sobre los neonicotinoides (que precisamente demostraron que la letalidad de la sustancia era mayor que la demostrada en el laboratorio). 

En un reciente trabajo, científicos de toda Europa han colaborado en un estudio publicado por ‘Nature’ colocando más de 300 nidos de abejorros en 106 emplazamientos diferentes, con mayor o menor contaminación por pesticidas. 

En un único nido de abejorros se encontraron restos de 27 pesticidas diferentes

El diseño del trabajo permitía medir con gran fiabilidad la presencia de los plaguicidas, pues los restos de los diferentes compuestos quedan tanto en el polen recogido por los abejorros como en la cera con la que estos insectos construyen sus nidos.

Mediante un análisis químico, los investigadores eran capaces determinar la presencia de hasta 267 pesticidas diferentes. En el nido de abejorros más contaminado detectaron 27 de estos componentes. 

La siguiente parte del experimento es más sencilla, pues se trataba de comprobar si a la colonia de 'bombus' le ha ido mejor o peor. Lo han determinado en función del peso, del número de crías, de si ha nacido o no una nueva reina, etc. 

Tan solo restaba, pues, cruzar los datos para comprobar si había relación entre el nivel de contaminación por pesticidas y el desarrollo de las colonias de animales. De esta forma, además, comprobarían si los controles que usa la UE son suficientes. 

Las conclusiones del estudio

La primera conclusión fue que, efectivamente, aquellos nidos donde se detectaba mayor nivel de estas sustancias ganaron menos peso y la colonia finalizaba el estudio con menor número de ejemplares. 

La segundas idea que remarcan es que a los abejorros les fue peor «en paisajes con muchas tierras de cultivo, lo que demuestra la importancia de los hábitats seminaturales y otras áreas ricas en flores para las poblaciones de polinizadores». 

En un 64% de los casos, la mortandad de las colonias más contaminadas superó el 10% que se propone como el máximo tolerable

Asimismo, verificaron que si se consideraba como umbral razonable que, por efecto de los pesticidas agrícolas, las colonias de abejorros perdieran un 10% de su población, este efecto colateral máximo se superaba ampliamente. En más un 64% de los nidos monitorizados, la presencia de pesticidas en el polen o la cera supuso una pérdida superior a más del 10% de los ejemplares de la colonia. 

Así, como propuesta de mejora, el estudio plantea proceder como con los fármacos que se usan para humanos, donde hay dos fases de aprobación (a aprobación provisional y, tras ella, una segunda monitorización a largo plazo que verifique los efectos tiene su empleo masivo). 

Otro de los detalles que han aflorado en el trabajo es que, pese al impacto que se apreció en los nidos, este tipo de abejorros –por la forma en que vive y en la que realiza sus colonias– no es la especie más vulnerable a estas sustancias. Las llamadas abejas solitarias, por ejemplo, son más sensibles y mueren antes. 

La ciencia pide pasos adelante, pero se avanza hacia atrás

Por otra parte, algunos de los responsables del estudio sobre los abejorros destacan en un texto enviado a 'The Conversation' su preocupación por el hecho de que la Unión Europea tumbara en noviembre pasado la nueva regulación para el uso de pesticidas en el campo. 

La regulación de pesticidas se tumbó en noviembre, en diciembre se prorrogó glifosato, y ahora las protestas han tumbado compromisos previos. 

A esto hay que añadir la decisión de prorrogar el uso de glifosato, el omnipresente y barato herbicida desarrollado por Monsanto que resulta ser un potente cancerígeno que ha costado la vida ya a decenas de agricultores (con indemnizaciones millonarias) en EEUU. 

Y, finalmente, las protestas de los agricultores que todavía están activas y en las que se combinan reivindicaciones a todas luces razonables (como poner fin a la competencia desleal con productos sometidos a menos controles) han conseguido que la UE precisamente ceda en sus compromisos para la reducción progresiva del uso de plaguicidas.