Víctimas de abusos rechazan la «pasividad» de la jerarquía católica ante su asamblea plenaria
Víctimas y supervivientes de abusos y agresiones sexuales en la Iglesia católica, que se han concentrado ante la sede de la CEE en Madrid, han exigido a la jerarquía que actúe con celeridad, asumiendo su responsabilidad. Han denunciado la pretensión de los obispos de ocultar centenares de casos.
Un grupo de víctimas y supervivientes de abusos y agresiones sexuales se ha concentrado este lunes a primera hora de la mañana a las puertas de la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE), en Madrid, donde hasta el viernes va a celebrar su asamblea plenaria, para manifestar su «más absoluto rechazo» a la «pasividad» que la jerarquía católica muestra «con sus víctimas». Les acusan de ser «incapaces de, más allá de una genérica y repetitiva petición de perdón, refrendar con hechos concretos su presunta que no materializada empatía hacia nosotras y nosotros».
La movilización, convocada conjuntamente por la Asociación de Víctimas de Abusos de Nafarroa, Infancia Robada y la campaña Justice Initiative, ha tenido lugar poco antes de que la cúpula de la Iglesia católica española se reuniese en un cónclave en el que el presidente de la CEE, el cardenal arzobispo de Barcelona Juan José Omella, hizo balance de sus cuatro años de mandato. Este martes se procederá a la designación de su sucesor.
Omella, que no ha hecho mención a las víctimas y ha sido preguntado por los medios de comunicación sobre la protesta, ha dicho que a las víctimas «las recordaremos siempre». Ha destacado que la CEE trabaja en los protocolos para abordar los casos de abusos. «Esto nos va a ayudar muchísimo a seguir trabajando por ellas», ha asegurado.
Los concentrados en el exterior han pedido a la jerarquía católica que «más allá de las simples repetitivas peticiones de perdón», asuman con «inmediatez» responsabilidades, colaboren «en la prevención y provención de la pederastia con medidas concretas y no con cantos de sirena», ayuden en las terapias gratuitas y en la lucha contra la exclusión laboral y educativa, denuncien de oficio todos los supuestos en los que las víctimas denunciantes, incluso mediando condenas en firme de la justicia ordinaria, siguen siendo objeto de amenazas y graves descalificaciones.
«Es imprescindible también que a la hora de crear comisiones de trabajo se obre con transparencia e imparcialidad, en esa dirección creemos innegociable que las asociaciones de víctimas y supervivientes tengan presencia directa en esos trabajos, porque somos una más que relevante pata de la mesa, no solo por la experiencia personal, sino también por ser una parte de necesaria escucha en el procedimiento a desarrollar. Hasta ahora no ha sido así», han lamentado.
Les resulta «inconcebible» que los obispos españoles hayan contratado los servicios del bufete de abogados Cremades & Calvo Sotelo para elaborar un informe sobre pederastia eclesiástica, por el que han pagado más de un millón de euros, y la propia CEE haya redactado un contrainforme del que, según un trabajo periodístico de ‘El País’, se han excluido más de 300 casos admitidos por las propias órdenes religiosas al Defensor del Pueblo. Así, este diario cifra en 1.460 los casos, mientras la auditoría de Cremades & Calvo Sotelo los sitúa en 1.382, el Defensor del Pueblo en 1.281, la Conferencia Episcopal en 806, pero solo admite como probados 237.
El caso de Bilbo
Las asociaciones de víctimas han citado como ejemplo el Obispado de Bilbo, donde con 34 casos atendidos y registrados, la CEE solo incluye un caso como probado y lo que les resulta más grave aún, un caso verosímil.
«¿De verdad creen estos señores que resultan creíbles? ¿En verdad consideran que la sociedad civil no se da cuenta realmente de su falta de consideración con sus víctimas y supervivientes? ¿En serio piensan que actuando, como llevan haciendo desde tiempo atrás, como avestruces, pensando bien, como vulgares tahúres, pensando mal, las víctimas y supervivientes vamos a seguir tendiendo puentes?», han interpelado a los obispos.
«Sus eternas y patéticas excusas, ninguneando, minimizando y hasta negando la existencia de estos terribles delitos de condición sexual, perpetrados contra niños y niñas en pleno proceso de forja de sus personalidades, y de sus horribles secuelas físicas y emocionales, han caído hace tiempo hasta la planta más baja del sótano de su impertinencia y su inacción», han advertido.
Los concentrados han destacado que el auténtico motor de la lucha contra la pederastia en la Iglesia viene de las víctimas y los supervivientes.
No toleran argumentos como el trasladado tiempo atrás por Luis Argüello, arzobispo de Valladolid, restando transcendencia a los abusos en el seno de la Iglesia católica. «Detrás de estadísticas gélidas, nuestras realidades tienes nombre y apellidos, seres humanos, mujeres y hombres, cuyas vidas, en muchos de los casos, siguen lastradas por los efectos interminables, aunque evolutivos, del efecto del shock postraumático generado a consecuencia de la comisión del delito», han subrayado.