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El innovador, disruptivo y extravagante casco del Visma lleva firma vasca

El Visma - Lease a bike volvió a sorprender al pelotón. No con una nueva exhibición de sus ciclistas, sino con el estreno de su nuevo casco de contrarreloj. Un diseño rompedor que lleva la firma de la empresa vasca custom4.us y del biomecánico Jon Iriberri.

Jonas Vingegaard, antes de la crono de este lunes, con el nuevo casco. (Team Visma)

Marzo es el mes de ebullición del ciclismo. El sábado Pogaçar tiranizó Strade-Bianche, Evenepoel y Roglic se miden desde el domingo en París-Niza y Vingegaard arrancó ayer en Tirreno-Adriático en su camino hacia julio, en busca del tercer Tour consecutivo.

Sin embargo, más allá de lo puramente deportivo, lo que más comentarios y titulares provocó este lunes fueron el danés y su equipo, el Visma-Lease a bike. No por una nueva exhibición, sino por el extravagante e innovador casco que utilizaron en la crono de la carrera de los dos mares, el Aerohead II. Tiene nombre de misión espacial. Y su imagen recuerda a alguna película intergaláctica. El ciclismo cada vez se parece más a la Fórmula 1, con un paquete de avances para cada carrera. Y el Visma siempre va a la última.

El equipo holandés se asoció con la marca estadounidense Giro, especializada en el diseño de cascos para ciclistas. Y el proyecto lleva firma vasca. Un equipo de 12 personas formado por ingenieros, biomecánicos y diseñadores han sido los encargados del mismo. Entre ellos está el biomecánico navarro Jon Iriberri, miembro de la empresa con sede en Bilbo custom4.us, y que lleva ya 9 años trabajando con el equipo holandés.

Con el cambio de sponsor en el equipo, hasta la pasada temporada Jumbo-Visma, una de las condiciones fue que «debía haber espacio para la innovación y la creación de cosas disruptivas», explica Iriberri a NAIZ. En concreto, creían que el diseño de los cascos contrarreloj debía seguir otros patrones. «Las posturas de los corredores han cambiado mucho en los últimos 4-5 años y los cascos que se utilizan, en nuestra opinión, están adaptados a las posiciones que se utilizaban hace unos años, pero no hay un casco que se adapte de verdad a las posiciones de hoy en día».

«Es un proyecto que lleva más de un año en marcha. El objetivo es crear un casco de contrarreloj aún mejor que el del año pasado», afirma Mathieu Heijboer, director de rendimiento del equipo Visma.

La versión que ha llegado a Tirreno es el cuarto prototipo, probado en el túnel del viento y en carretera, pero su estreno en competición ha sido esta semana. «Queda mucho trabajo para ajustar los cascos a los corredores y los propios corredores deben saber cómo utilizar el casco. Toca demostrar que de verdad es utilizable y más rápido que el resto en competición», cuenta el navarro.

El Aerohead II está diseñado con el objetivo de redondear la parte delantera del ciclista y proteger las manos, los brazos y la cara del ciclista. Con ello «baja el coeficiente de penetración en el aire» explica el biomecánico navarro. «Hemos rellenado, carenado, un gran agujero que quedaba entre las manos, la cara y los antebrazos, lo que se supone que disminuye la resistencia al viento y, así, consigues más velocidad utilizando la misma potencia».

Biomecánica versus moda

Los comentarios que generó el nuevo casco fueron muy críticos e irónicos. Iriberri explica que el proyecto no tiene que ver con la moda. «Es absolutamente algo biomecánico. Si buscas poner algo de moda no haces algo como esto. Si ha tenido mucho eco ha sido porque es totalmente disruptivo y eso ha llamado la atención, pero desde el punto de vista estético es tan disruptivo que a la gente no le ha gustado, lo que es entendible».

Así, el biomecánico vasco asume que si este casco se pone de moda «será porque es rápido, conseguimos una ventaja mecánica y como consecuencia de ello ganamos carreras». Tratándose del mejor equipo de los últimos años, por tanto, no es descartable que el resto de equipos copie la fórmula.

Una ventaja adicional es que los ciclistas pueden tener una visibilidad aún mejor que antes, con una visera mucho mayor. Sin embargo, más allá de sus beneficios biomecánicos, lo que sin duda destaca es la apariencia del casco. «Los ciclistas miraron un poco hacia arriba cuando vieron el casco por primera vez», reconoce Heijboer, que añade que «después de algunas pruebas y de ver los beneficios, todos quedaron rápidamente convencidos».

Este martes también se podrán ver los cascos. Serán una notable extensión de la cabeza de los siete corredores de Visma que participan en París-Niza, que hoy disputa su tercera etapa, una contrarreloj por equipos.