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Punto de Vista rescata los peces y los panes

El Festival Internacional de Cine Documental de Nafarroa arranca su tramo final con cuatro claroscuros sobre comunidades en retroceso… Este jueves es también el día de Mariano Llinás, aunque hasta aquí podemos leer.

Fotograma de ‘Homing’. (PUNTO DE VISTA)

Quienes se acerquen a Baluarte este jueves a las 19.00 para ver la nueva película de Mariano Llinás se entregan a una sesión absolutamente sorpresa, porque no se ha facilitado ningún visionado para prensa y, como anuncia la página del festival, «el director ha decidido no escribir una sinopsis de este filme».

No nos extenderemos más sobre una película que no quiere ser contada, naturalmente, pero les invito a plantearse si la negativa a proporcionar información alguna alrededor de la película viene en el fondo del amor por la experiencia ‘sin filtro’ en pantalla grande, o de una desconfianza en nuestra capacidad de asombro. Lo primero viene de una utopía malentendida, como en esta edición ya demostraron ‘Zinzindurrunkarratz’ o ‘Night Walk’, y lo segundo es puro cinismo.

Las dos autopsias del Programa 8

Tenemos claro que la experiencia en sala da volumen y magnitud a las imágenes. En ‘Homing’ (en inglés, la capacidad que tienen los animales de encontrar el camino a casa), acompañamos a las mareas de golondrinas purpúreas que migran desde el Amazonas hasta los Grandes Lagos desde lo puramente sensorial: primero, dejándonos invadir por el barullo tremendo que produce el aleteo de las masas de pájaros al despertar, aún en plena noche, y ya de día como testigos de las bandadas gigantescas y negras que forman al surcar el cielo cual langostas bíblicas.

Al mismo tiempo, Tamer Hassan complica nuestra fascinación (paisajística) con el vaciado de la carcasa de una de las aves, un proceso larguísimo y muy explícito, en la línea del terror corporal de ‘De humani corporis fabrica’. Las comunidades abstractas, lejanas, están formadas de cuerpos cálidos y sangrantes.

También ‘En communauté’ de Camille Octobre Laperche mira a una pequeña cofradía de monjas del convento de Saint-Héand, otra comunidad de lógicas e imaginario bien disecados, para desvelarnos algo totalmente nuevo de ella. La película, entre el diario observacional y la entrevista, ve a una comunidad que ha podido ser libre desde el encierro, pero que no ha renunciado a su músculo social (verlas berrear ‘La Internacional’ es un espectáculo maravilloso).

Hoy el convento está a punto de disolverse, rotos sus lazos con una Iglesia con la que las hermanas ya no comulgan. Sin embargo, no hay rastro de decadencia en un grupo que sabe bien que su misión (‘preservar el misterio’) no se pierde con el hábito. «Hay tanta fe hoy como siempre, pero no está en las iglesias», dice una, sonriendo con humanidad atemporal.

El Programa 9 rescata lo frágil e invisible

‘El canto de los años nuevos’, de Alexander Cabeza Trigg, celebra el patrimonio cultural y humano de La Gomera, desde las raíces, las cuevas y los huesos de las poblaciones indígenas ancestrales, en una línea paisajística terrosa y burbujeante al estilo del cine de Samuel Delgado y Helena Girón.

El corto corre cerca de los riscos ya muy discurridos de lo poético y del bonitismo-folk, pero se descubre llena de viñetas ligeras, desde el canturreo que producen los árboles bajo el estetoscopio hasta los sueños aéreos de un hombre, que la película ilustra brumosos y claros.

Cerraba el ciclo ‘La rivière’, una denuncia sobre la incipiente degradación natural de los gaves, ríos torrenciales de los Pirineos, que antepone la claridad al lucimiento y la amplitud de miras a una concisión necesaria.

Dominique Marchais entrevista a pescadores, biólogas, forestales y agricultores para completar un paisaje de testimonios apocalípticos (en treinta años el río se ha convertido en un páramo) aunque esté hoy repleto de personas que cuidan a los salmones y truchas que lo pueblan. Resulta en un oxímoron inspirador que tanto sus voces preocupadas, enojadas –algunas risueñas–, y el murmullo constante del agua salven a la propia película de caer en un pesimismo fatídico, paralizante de verdad.