Biden apela al «orden» para avalar la represión de las protestas propalestinas
Joe Biden apeló a la defensa del «orden» y acusó a los manifestantes de «violentos» para avalar la represión de las protestas propalestinas, atacadas por la Policía y grupos sionistas. También aireó el «antisemitismo», cuya definición el Congreso va a ampliar para criminalizar las críticas a Israel.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, rompió ayer su silencio sobre las movilizaciones contra la ofensiva israelí en la Franja de Gaza que sacuden las universidades estadounidenses, y lo hizo para defender el respeto del «orden» y airear de nuevo las acusaciones de «antisemitismo» que las criminalizan.
Después dos semanas de protestas que reprochan al Gobierno de EEUU su apoyo incondicional a Israel y que han sido atacadas por la Policía y por grupos proisraelíes, Biden afirmó que «no somos un país autoritario que silencia a la gente, pero tampoco somos un país sin ley, debe prevalecer el orden», y acusó a los manifestantes de «violentos».
En una escueta declaración que lo acercó al discurso de los republicanos, añadió que «la protesta violenta no está protegida» y que «no debe haber lugar en las universidades para el antisemitismo, la islamofobia ni el racismo».
Además, aseguró que estas movilizaciones no le han hecho reconsiderar su política de apoyo a Israel.
Unas horas antes, la Policía desmanteló el campamento levantado en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) por estudiantes y arrestó a más de un centenar de personas, en una violenta intervención con material antidisturbios y en la que disparó balas de goma.
Decenas de tiendas de campaña volcadas, carteles con lemas como «Liberar Palestina» y «No al sionismo», kufiyas y linternas tiradas en el suelo era todo lo que quedaba al amanecer. Decenas de manifestantes fueron detenidos, esposados y sacados fuera después de que durante varias horas resistieran formando una fila, agarrados unos de otros, a cientos de policías.
La intervención policial fue el colofón a los ataques de grupos proisraelíes que, enmascarados, atacaron el campamento propalestino con palos, espráis irritantes y cohetes.
Las fuerzas de seguridad les dejaron hacer y, posteriormente, la dirección de la UCLA llamó a la Policía para desalojar a los estudiantes que participaban en la protesta pacífica.
El presidente de la UCLA, Gene D. Block, había alegado «miedo y ansiedad entre nuestros estudiantes judíos». «La Universidad y las autoridades tuvieron la oportunidad de reducir la tensión», denunció el profesor de Ciencias Políticas Graeme Blair. «Anoche enviaron a la Policía muy tarde contra los extremistas (proisraelíes) y ahora están atacando a los estudiantes que participan en una manifestación pacífica», añadió.
La asociación de profesores de Columbia pidió un voto de censura contra la presidenta de la Universidad, Minouche Shafik, por esta intervención policial que se ha repetido en otros campus.
Contradicciones
A seis meses de la las elecciones y con una popularidad la baja, la postura de Biden le puede costar la pérdida de votos en estados cruciales ante su rival republicano, Donald Trump, que lo acusó de inacción. «Son unos bichos raros de izquierda radical y debemos detenerlos ahora porque esto durará y empeorará», afirmó ayer Trump.
Durante los últimos 15 días, la ola de movilización por los palestinos de Gaza se ha extendido por los campus estadounidenses, desde California hasta las principales universidades del noreste, evocando manifestaciones contra la guerra de Vietnam. Más de 2.000 estudiantes, profesores y activistas han sido arrestados.
Así, en la Universidad de Texas, en Dallas, la Policía evacuó un campamento de protesta y detuvo al menos a 17 personas.
A lo largo de la noche del martes al miércoles, la Policía ya había expulsado a los manifestantes propalestinos en la Universidad de Columbia, en Manhattan, epicentro de una movilización que ya sobrepasa la fronteras de EEUU, hasta llegar al Estado francés –sobre todo a las facultades de Ciencias Políticas–, Canadá –en la Universidad McGill–, Suiza y varios campus británicos.
El impacto de las protestas estadounidenses es mayor por el lugar –el país principal aliado de Israel–, el momento –en plena campaña electoral– y por poner de relieve marcadas contradicciones de un Ejecutivo que dice promover los derechos humanos, pero brinda un apoyo inquebrantable a los crímenes de Israel, y de las universidades que dicen promover la libertad de expresión, pero envían policías para disolver protestas pacíficas.
Nueva definición de «antisemitismo»
Además, rompen el miedo, no solo a la represión policial y a los ataques de grupos sionistas, sino a la demonización de la etiqueta de «antisemitismo» que autoridades estadounidenses esgrimen para perseguir las protestas.
Precisamente, la Cámara de Representantes aprobó el miércoles un proyecto de ley que, de ser aprobado en el Senado, obligará al Departamento de Educación a usar una definición de «antisemitismo» propuesta por la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto, tan amplia que puede incluir cualquier crítica al Estado de Israel y agravar la represión de las protestas.
La votación tuvo 320 votos a favor y 91 en contra –entre estos 70 demócratas y 21 republicanos–.
Hamas estudia la oferta con «espíritu positivo»
Hamas responderá a la última propuesta para alcanzar un alto el fuego en la Franja de Gaza a principios de la próxima semana, y una delegación viajará a Egipto en los próximos días. Los líderes del movimiento islamista consideran precipitado hablar de avances, aunque su líder, Ismail Haniyeh, indicó que estudian la propuesta con un «espíritu positivo». La última oferta de tregua, según fuentes egipcias, prevé el intercambio de todos los cautivos israelíes en Gaza a cambio de la excarcelación de 1.290 prisioneros palestinos en cárceles de Israel. La iniciativa incluye también una pausa de los combates en tres fases, de 124 días de duración, en la que se aplicaría un cese de las operaciones militares en paralelo a un aumento de la ayuda humanitaria, según el periódico libanés “Al Akhbar”, próximo a Hizbulah. Sin embargo, el documento no incluye la principal demanda de Hamas, que es el fin de la agresión israelí en Gaza.
Un grupo de familiares de los cautivos israelíes cortaron ayer una autopista en Tel Aviv para pedir al Gobierno de Benjamin Netanyahu que anteponga la vida de los rehenes y no ordene el asalto a gran escala sobre la ciudad de Rafah. «Entre Rafah y los rehenes, elige la vida», se leía en la pancarta que bloqueó la vía. Netanyahu ha asegurado que lanzará la operación «con o sin acuerdo» de alto el fuego. Los familiares consideran que implica «abandonar la vida de los rehenes», por lo reclaman que llegue a un acuerdo con Hamas.
Mientras, el Ejército israelí no cesa de bombardear a los gazatíes y en las últimas horas mató a 28 personas más en Nuseirat, Jan Yunis y la ciudad de Gaza. Entre las víctimas, se encuentra el conductor de un camión que transportaba ayuda humanitaria.
Israel ya ha matado a más de 42.500 personas, de las que se han recuperado 34.500 cuerpos, más del 72% mujeres y niños (estos últimos unos 14.000).
Muerto por torturas
Adnan al-Barash, un reputado cirujano de 50 años del destruido hospital Al-Shifa, del que era jefe del departamento de Ortopedia, murió en una prisión israelí por torturas junto a otro preso palestino, lo que eleva a 496 los sanitarios que Israel ha matado en Gaza desde el 7 de octubre.
Destrucción
La ONU estimó entre 30.000 y 40.000 millones de dólares el coste de reconstruir Gaza, debido a la magnitud de la destrucción sin precedentes que continúa, que supondría un
Irán sanciona
Irán anunció una batería de sanciones contra dirigentes y empresas de EEUU y Gran Bretaña por la colaboración con Israel y su connivencia en las graves violaciones de los derechos humanos. Entre ellas, Teherán señala a Lockheed Martin, General Dynamics, Skydio, Chevron y Kharon.a tarea que el mundo «no ha afrontado desde la Segunda Guerra Mundial» y que podría durar décadas.