El Alavés completa el curso con la nobleza que ofrece la parte noble de la clasificación
El Deportivo Alavés terminó la campaña con una salvación holgada y un meritorio décimo puesto. Una mala racha entre marzo y abril le privó de ser más ambicioso pero, en general, ha superado con nota su regreso a Primera.

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«Queremos seguir construyendo y tener ambición, pero no sé cuál es nuestro techo». Es lo que dijo Luis García Plaza el día después de cerrar su renovación con el Deportivo Alavés. El técnico madrileño ha instalado una especie de estabilidad en la entidad gasteiztarra –si existe tal estabilidad en el seno del Alavés o en el fútbol profesional–. Fue el principal artífice del ascenso, junto a un buen grupo de jugadores, y ha conseguido mantener el nivel en el regreso a Primera División. Siempre el objetivo de un recién descendido es lograr inmediatamente el ascenso pero suele ser una empresa de difícil gestión, por la exigencia y la presión. El Deportivo Alavés consiguió el hito –un hito que se le viene atragantando al Eibar, para dar cuenta de la dificultad– y ha dado con la tecla en la élite, con la confianza que necesita un entrenador y con un buen grupo de jugadores, que han entendido a la perfección los conceptos básicos de su equipo técnico.
Con los cambios necesarios en los puestos clave que subían notablemente el nivel del equipo –las incorporaciones de Guevara, Gorosabel, Giuliano Simeone, Samu o la de Carlos Vicente en el mercado invernal han sido un lujo–, el Alavés ha competido en todos los partidos y ha sido precisamente esa cualidad la que le ha llevado a ser un difícil rival para cualquier equipo. Mendizorrotza ha sido el fortín necesario, con cinco sold out durante el campeonato y la afición ha sido el auténtico jugador número 12 del Glorioso.
Mendizorrotza ha sido testigo del 67% de los puntos que ha sumado el equipo de Luis García Plaza durante todo el campeonato liguero. 31 puntos en total, con los que en una clasificación imaginaria de solo partidos locales, hubiera terminado en puestos europeos; en el séptimo puesto para ser exactos.
«El ambiente de Mendi es único», dice Hagis, antes de volver a su club de origen, el Rangers escocés. «Me llevo para siempre el recuerdo de mi debut en Mendizorrotza; es puro fuego», trata de explicar Sola, otro cedido que vuelve a la Real. También se muestra agradecido Samu Omorodion, la perla de la cantera granadina que fichó por el Atlético y ha conseguido labrar su camino en Primera a través del Glorioso. Al igual que Giuliano Simeone, una figura que ha emergido después de superar una grave lesión sufrida en pretemporada. «El secreto del éxito de esta temporada es la unión de este grupo, de esta familia que somos», considera el argentino.
Los derbis, su criptonita
Y es que con un juego sencillo, sin complicaciones, con una presión táctica y salida vertical, el Alavés ha sido uno de los equipos a tener en cuenta durante toda la temporada. Empezó dubitativo, sobre todo fuera de casa, con derrotas ante Cádiz y Getafe que fueron solventadas con sendas victorias en casa –Sevilla y Valencia–. Encadenó también siete partidos sin ganar hasta que el primer partido de Copa (0-10) fue un punto de inflexión necesario para coger aire. Una victoria atrae a otra, dicen, y en ese sentido fueron claves también los siguientes triunfos coperos, contra Terrassa y el mismísimo Betis para plantarse en cuartos de Copa. Podría haber alargado el viaje pero le pasó lo mismo que en la competición regular: su criptonita ha sido los derbis. No ha ganado ni uno de los seis disputados, habiendo sumado un punto de 18 posibles.
Lograr una victoria que otra en los derbis y recortar la sangría entre marzo y abril –una victoria en nueve partidos– le habría permitido ser más ambicioso. De todas formas, el hecho de fallar en esas fechas también le permitió tener los pies en el suelo y centrarse en lo verdaderamente importante: la salvación para así consolidar un proyecto. La primera piedra ya está puesta: la renovación del técnico.