Meloni contra todos en Italia; de la activista presa al general racista pasando por el PD
La primera ministra está polarizando la campaña especialmente contra el Partido Democrático. Sin embargo, es en la derecha donde se mueve algo nuevo, como la subida repentina a nivel mediático del general homófobo y racista Roberto Vannacci.
Giorgia Meloni contra todos. Giorgia Meloni es cada vez más parecida a aquel personaje de la mítica película del gran Mario Monicelli ‘Il marchese Del Grillo’, con el protagonista diciendo a un grupo de pobres «Yo soy yo y vosotros no sois nadie». Bueno, de manera un poco más brutal...
De momento se mantiene la luna de miel entre la primera ministra y el electorado italiano. El problema es el mismo de antes; la falta de alternativas. La campaña europea en el país transalpino está siendo bastante sosa en realidad, con poco contenido relevante. La cita con las urnas aparece como un nuevo test para el Gobierno, el último antes de un verano que por lo visto no va a serle muy problemático.
El objetivo a nivel internacional para Meloni será acreditarse como líder europea, la mejor opción posible y una figura presentable. Es evidente que la obsesión de ‘doña Giorgia’ es salir de su aldea romana para subir de categoría y estas europeas van a suponer una enorme ocasión.
Como se dice, como se escribe
Durante la campaña ha sido siempre Giorgia Meloni la que ha tenido el mando de las operaciones. Ha sido la primera ministra quien ha dictado la agenda y los temas de discusión, en un intento polarizador evidente. Empezando por las ideas sobre una reforma constitucional en sentido presidencialista, de modo que el primer ministro o ministra sea elegido directamente por los electores. De momento no es nada más que un ballon d'essai, un globo sonda para verificar la reacción ciudadana.
Elly Schlein, secretaria del Partido Democrático, está en su punto de mira: mujer contra mujer, ‘doña Giorgia’ y la joven líder de izquierdas en un virtual encuentro de tenis, intentando buscarse sus puntos débiles. Para Meloni, los demás, como si no hubiesen existido. Ni siquiera los aliados de cada cual.
En este sentido, ha sido muy llamativa la invitación de la primera ministra a su electorado para escribir en la ficha en el momento del voto no solamente ‘Meloni’ sino también ‘Giorgia’. Y es que la estadista de la Garbatella es cabeza de lista y busca personalizar al máximo la pugna. Su mayor preocupación será ver cuantos votos obtendrá Fratelli d'Italia, su partido, porque esta consulta mide a la coalición de derechas pero sobre todo a FDI, que avanza y avanza sin mirar mucho hacia atrás.
Esa personalización es una trampa en la que la misma Schlein está cayendo. Ella también quiso al principio situarse como cabeza de la lista invitando al electorado a escribir su apellido, pero los pesos pesados de su partido le han aconsejado evitar ese error, teniendo en cuenta que el PD es una formación más colegiada.
Se rumorea, además, que el Partido Democrático ha recordado a su secretaria que tiene un apellido, Schlein, difícil de escribir para el elector medio que no la conoce demasiado, con el riesgo consiguiente de anulación del voto. Parece un chiste pero puede ser bien real.
En la izquierda
Algo se mueve, sin embargo, en la oposición al Gobierno Meloni. Los partidos de izquierdas (Alianza Verdes-Izquierda), de hecho, han hecho candidata a la activista Ilaria Salis, prisionera en la Hungría de Orban. La profesora antifascista acaba de pasar a prisión domiciliaria con una fianza de 41.000 euros pero sigue bajo la imputación de agresiones a personas que participaban en una marcha neonazi y de integrar por ello una «organización criminal».
Más difícil es la situación para los Cinco Estrellas, que nunca han sido «caballos de carreras europeas» El movimiento fundado por Beppe Grillo ha obtenido un pequeño tanto: que no se transmitiese el único debate preelectoral en la RAI, en que las únicas competidoras iban a ser Giorgia Meloni y Elly Schlein (vuelta a la polarización). Pero al mismo tiempo, han ya roto prácticamente el pacto de suma de fuerzas llamado ‘Campo largo’, ganador en Cerdeña, pero luego abortado después de otras elecciones regionales perdidas.
El «general» y el Capitano
No cabe duda de que en esta campaña la estrella haya sido, sobre todo para lo malo, un personaje que en Italia en los últimos meses ya se había hecho famoso: el general Roberto Vannacci.
Oficialmente es candidato por la Liga Norte, un partido que ya no es el de antes y que está buscando desesperadamente recuperar votos después del ciclón Meloni. Sin embargo, Vannacci tiene bastante autonomía, igual en sus comparecencias preelectorales que presentando sus libros recién publicados, ‘Il coraggio vince’ (‘El coraje gana’) y ‘Il mondo al contrario’ (‘El mundo al revés’).
El militar se atreve en pronunciar frases totalmente exageradas, típicas de aquel efecto comunicativo llamado ‘Épater les bourgeois’, cuando se aspira a recuperar el apoyo de la clase media, en este caso de derechas. Vannacci, un guaperas nacido en La Spezia, emerge con palabras que ya nadie utiliza, escandalosas pero (según Salvini) capaces de recuperar votos. ‘Il Generale’ propone «aulas separadas para los minusválidos», dice que «ser homosexual no es normal» o carga contra la fenomenal jugadora de voleibol Paola Egonu, nacida en Italia pero hija de madre y padre africanos, diciendo que «sus rasgos no representan a nuestro país», considerando que una gran mayoría piensa lo mismo.
¿Son todos estos votantes acaso de la Liga Norte? No, también están en Fratelli d'Italia, pero el partido de Giorgia Meloni prefiere no exponerse tanto en la era de lo políticamente correcto.
Para un Salvini desesperadamente a la búsqueda de apoyos o de nuevos poderes, nada mejor de este hombre aparecido desde la nada y que ejercerá claramente de termómetro de la situación para ‘Il capitano’ Matteo. Es fácil que, si los resultados del general son buenos, Salvini pueda ser confirmado para otras elecciones, incluso las... generales.