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Israel usurpa la mayor extensión de tierra palestina en tres décadas

En paralelo a la devastación de Gaza, Israel dio otro paso en la anexión de Cisjordania con la usurpación de la mayor cantidad de tierras palestinas en más de tres décadas. Declaró «estatales» 1.200 hectáreas, un paso previo a la expulsión de los palestinos que ha llevado al máximo este año.

La madre del preso palestino Ahmed Dawabsha, en las ruinas de la vivienda destruida por Israelí en Cisjordania. (Zain JAAFAR | AFP)

Israel anunció ayer la declaración como «estatales» de 1.200 hectáreas palestinas en el valle del Jordán, en la mayor incautación de tierras desde los Acuerdos de Oslo de 1993.

Desde el inicio de 2024, año que ha batido todos los récords, Israel ha declarado más de 2.300 hectáreas en Cisjordania ocupada como tierras «estatales», mecanismo que emplea, junto a la denominación de «reservas naturales» y «áreas de entrenamiento», para expulsar a la población palestina y controlar el territorio.

La ONG israelí Peace Now, que documenta la colonización de Palestina, indicó que esta última confiscación de tierras fue aprobada el pasado 25 de junio y denunció que «el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, están decididos a luchar contra el mundo entero y contra los intereses del pueblo de Israel en beneficio de un puñado de colonos». Smotrich –que dirige, dentro del Ministerio de Defensa, el departamento  que autoriza los asentamientos–, anunció a finales de marzo la asignación de otras 800 hectáreas como tierras «estatales» en el valle del Jordán, que se suman a 264 hectáreas aprobadas el pasado 29 de febrero entre las colonias israelíes de Maale Adumim y Keidar, cerca de Jerusalén.

Además, el consejo que se encarga de la planificación de asentamientos bajo la rama de Defensa anunció la creación de otras 6.016 viviendas en decenas de colonias en Cisjordania, cuya aprobación final se decidirá en los próximos días.

Los planes de construcción incluyen la expansión de más de 1.000 unidades en el asentamiento de Gvaot, donde actualmente solo hay unas 60 viviendas, así como la creación de un nuevo vecindario en la colonia de Yakir, lo que facilita a Israel anexionar tierra en territorio palestino. En la década de los 80, Israel declaró miles de hectáreas como «tierras estatales», algo que el Gobierno de Isaac Rabin suspendió en 1992 para facilitar las negociaciones que concluyeron en los Acuerdos de Oslo. Pero Netanyahu retomó ese método en 1998 y, desde entonces, se han convertido en «estatales» más de 4.000 hectáreas de tierra palestina.

Esta anexión de facto de los territorios palestinos se produce en paralelo al fuerte aumento de la violencia de soldados y colonos contra los palestinos y del poder político de los colonos, como denunciaron la relatora de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese, y su homóloga para la Independencia Judicial, Margaret Satterwaithe. El pasado mayo, el Ejército israelí transfirió decenas de estatutos de la Administración Civil de Cisjordania a funcionarios que trabajan para Smotrich, quien aboga abiertamente por la anexión de toda Palestina.

«Incluso con la considerable presión política sobre la Corte Penal Internacional (CPI), realmente no entiendo por qué el fiscal de la CPI aún no ha solicitado una orden de detención para este hombre que es el cerebro de las políticas genocidas de Israel contra los palestinos», lamentó Albanese.

Las relatoras recordaron que la anexión de los territorios palestinos está absolutamente prohibida por la ley internacional y también criticaron que el control militar de Cisjordania obstaculiza el acceso de los palestinos a la Justicia, los servicios de salud y educación y a la propiedad de tierra, limitando además las libertades de expresión, reunión y movimiento.

Los palestinos no pueden construir e incluso ven demolidas o cercadas sus viviendas, mientras los israelíes –a menudo llegados de América o Europa– pueden levantar nuevas viviendas y poblados por encima de cualquier legalidad.

Muertos y demoliciones

Esta situación que vive Palestina hace más de siete décadas se ha agravado desde octubre con una violencia extrema que acompaña a la ocupación y al apartheid.

El martes murieron otros cuatro palestinos en un bombardeo del Ejército de Israel en el campamento de refugiados de Nur Shams, en Tulkarem, y ayer, un quinto en una operación en Jenin.

El brazo armado de Hamas, las Brigadas Ezzeldin al Qassam, señalaron que los cuatro primeros eran miembros del grupo. El ataque, realizado con un dron, se produjo un día después de la muerte de un militar israelí en Nur Shams, en un ataque reivindicado por la Yihad Islámica.

A la vez, el Ejército sionista demolió ayer la vivienda en Nablús de un palestino acusado de la muerte en abril de un adolescente israelí, que desató una oleada de ataques contra palestinos que se saldaron con al menos cuatro muertos, entre ellos un adolescente, y el incendio de decenas de viviendas y vehículos.

Por otro lado, un soldado  israelí murió apuñalado por un palestino-israelí al que la fuerzas de seguridad también mataron. La madre, el hermano y la hermana del palestino fueron detenidos en el acto y el Ejército prevé derribar la vivienda familiar en Hahf, una medida punitiva que Israel usa de forma habitual como castigo colectivo.



Ben Gvir se jacta de torturar a los presos y plantea ejecutarlos

 
El ministro de Seguridad de Israel, el ultra Ben Gvir, defendió su gestión del sistema de prisiones israelí y se jactó de que uno de sus principales objetivos «es empeorar las condiciones de los terroristas en las cárceles». Israel extiende el calificativo «terrorista» prácticamente a toda la población palestina. El pasado lunes, el director del hospital Al-Shifa y medio centenar de presos liberados de la prisión de Sde Teiman relataron un horror diario sufrido durante meses de falta de alimento, palizas y vejaciones, incluidas violaciones con un palo en centros de detención bajo la gestión del Ministerio de Defensa. Ben Gvir no solo alardeó de que sus esfuerzos se concentran en reducir los derechos de los presos «al mínimo exigido por la ley», sino que se jactó de que «todo lo publicado sobre las abominables condiciones» de los cautivos es cierto.

Sugirió, además, una especie de «solución final». «Es muy posible que incluso después de que se complete la construcción de las nuevas cárceles, muchos terroristas sigan hacinados en prisión. Ya he propuesto una solución mucho más simple, promulgar la pena de muerte para los terroristas», añadió, y propuso matarlos «disparándoles en la cabeza». En enero de 2023, Ben Gvir propuso una ley de pena de muerte  para palestinos que llegó a aprobarse en primera lectura. Desde octubre, unos 9.000 palestinos han sido encarcelados. De muchos de ellos se desconoce su paradero o estado de salud.

Por su parte, la Yihad Islámica Palestina anunció que tratará «a los prisioneros enemigos con el mismo trato que reciben nuestros prisioneros dentro de las cárceles». Aseguró que algunos cautivos israelíes en Gaza han intentado quitarse la vida por la frustración ante la falta de un acuerdo para su liberación y por las peores condiciones de vida.  


Zona «segura»
Entre los muertos ayer en Gaza se encuentra Hassan Hamdan, jefe del departamento de Quemaduras y Cirugía Plástica del Hospital Nasser. Había abandonado Jan Yunis siguiendo la orden israelí y buscado refugio con su familia en Deir el Balah, zona supuestamente «segura». Israel mató al menos a 14 personas más en ataques de especial intensidad en ciudad de Gaza y en el barrio de Shujaiya.

Líbano
Hizbulah lanzó cuatro ataques con más de cien proyectiles contra las bases militares de Nafah y Keila, en el norte de Israel, en respuesta a la muerte de su comandante Mohammed Niamah Nasser, alcanzado por un dron cuando viajaba cerca de la ciudad libanesa de Tiro. La milicia utilizó proyectiles reservados para ataques de más envergadura que las operaciones diarias.