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Semana de buena sintonía política, a falta de «poner letra a esta música»

Esta semana, Imanol Pradales ha cerrado la ronda con los partidos, se ha reunido con representantes sanitarios y ha retomado la relación con ELA. Todo han sido, además, buenas palabras. Pero como han dicho Arnaldo Otegi y Mitxel Lakuntza, ahora toca «poner letra a esta música». Y les toca a todos.

Reunión entre el líder de EH Bildu Pello Otxandiano y el nuevo lehendakari, Imanol Pradales. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

Imanol Pradales, lehendakari de esta XIII Legislatura de la CAV, está rompiendo con los corsés que había fijado su predecesor, Iñigo Urkullu. El viernes se reunió con ELA, a quien Urkullu se negó a recibir durante más de diez años a pesar de ser la primera fuerza sindical con diferencia en su ámbito de gestión. En dos semanas su consejero de Salud, Alberto Martínez, ha resuelto el conflicto de la cirugía cardíaca en el Hospital de Basurto, que el Ejecutivo anterior había creado y enconado hace dos años. Quienes han conversado con él describen algo terrible: «es normal». ¿Cuál sería su experiencia anterior para que lo destacable ahora sea que el lehendakari «es normal»?

Pero el glosario de intenciones virtuosas que hemos ido escuchando esta semana, esa buena sintonía, necesita otro paso. Como afirmó el secretario general de ELA, Mitxel Lakuntza, «una cosa es la música y otra cosa es la letra» y «el tiempo dirá si se va poniendo letra a algunas preocupaciones y las cuestiones que se están apuntando». No era un símil novedoso. El lunes pasado el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, ya había dicho en Euskadi Irratia que Pradales «ha cambiado la música» y «ahora veremos qué letra le pone».

Composición coral

Pello Otxandiano, de EH Bildu, la dirección del sindicato de enfermeras Satse, el Sindicato Médico de Euskadi y también Mitxel Lakuntza, de ELA, salieron de sus reuniones con Imanol Pradales apuntando que habían observado un nuevo talante de diálogo y tendiendo su mano para el trabajo en común para la búsqueda de acuerdos.

Otxandiano se mostró satisfecho de la reunión mantenida el lunes con el lehendakari, que con una hora y unos cuarenta minutos de duración, fue la más larga de la ronda de partidos y que constituyó la primera ocasión en la que ambos dirigentes conversaron a solas. El dirigente de EH Bildu valoró públicamente como «positivo» el encuentro, y también trasmitió la misma impresión en privado.

Otxandiano dejó claro además que era un buen punto de partida, pero que después habría que ir cotejándolo con la práctica. EH Bildu insiste en que valorará al lehendakari y a su Gobierno por sus hechos.
Y lo mismo dice que hará el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, quien también dijo alegrarse de la  buena disposición a los acuerdos por parte de EH Bildu. No obstante, el presidente del EBB adujo que en política «hay que ser tomistas», es decir, ver para creer.

Ortuzar afirmó que «creo que las legislaturas pasadas han estado marcadas, desde su posición política, por un deseo de confrontación con los gobiernos vascos. Ahora parece que hay un cambio de estrategia política, que yo celebro, y veremos cómo se va traduciendo en el día a día».

Pero una cosa es la impresión que se quiere trasladar y otra son los hechos. Lo cierto es que la pasada legislatura se cerró con la negociación y votación favorable de EH Bildu a importantes leyes. Si el gran fiasco fue la Ley de Educación, basta escuchar al secretario general del PSE, Eneko Andueza, para deducir qué pasó.

Se ve, por lo tanto, que los principales actores de la escena política de la CAV muestran por un lado su disposición al acuerdo, al tiempo que dudan de hasta dónde querrán llegar sus interlocutores. La composición habrá de ser coral.

Lo dejó claro el propio lehendakari en su valoración de la ronda de contactos. En una declaración que parecía ir más allá de lo meramente formal, Imanol Pradales agradeció a los grupos políticos la actitud mantenida en este arranque de legislatura. Pero añadió que «debemos extender esta forma de trabajar también a los próximos años», porque «de nada sirve empezar con buen pie si la actitud cambia de la noche a la mañana. Todas y todos sabemos que dos no llegan a un acuerdo si la otra parte no quiere».

Hay un indicio de que existe una buena voluntad más o menos general. Ninguno de los interlocutores ha roto el compromiso de mantener la discreción sobre las bases de las que les informó el lehendakari para buscar un pacto sobre Osakidetza.

Rectificación objetiva jeltzale

Como ya se ha constatado, el Gobierno de Pradales ha iniciado una rectificación de las prácticas de sus antecesores. Preguntado sobre si decisiones como las de resolver el conflicto de la cirugía cardíaca en Basurto suponía una enmienda a la política de Urkullu y Gotzone Sagardui, no quiso entrar a valorar el pasado y respondió que suponía «arreglar un problema que había y que es bueno para las personas y para los pacientes».

Probablemente no se puede esperar que el lehendakari diga otra cosa, pero el PNV sí podría explicar si la decisión adecuada era unificar la cirugía cardíaca en Cruces o mantenerla también en Basurto, si el problema de Osakidetza era un complot entre EH Bildu y los sindicatos o si existen problemas reales, si lo que estaba bien era no reunirse nunca con ELA o abrirle la puerta. Porque no pueden estar bien una cosa y su contraria.

El lehendakari estrecha la mano del secretario general de ELA, Mitxel Lakuntza. (Endika PORTILLO/FOKU)


Gestión y dirección política

Pero además de ver si las buenas palabras se convierten en hechos, hay otro punto al que merecerá la pena hacer un seguimiento: el peligro de que la gestión y la estética releguen al proyecto político.  

Ya hay quien defiende que el «buen rollo» no puede dejar en posiciones secundarias la dirección política. Por ejemplo, a la hora de afrontar la búsqueda de un nuevo estatus jurídico-político, se puede optar por priorizar una supuesta pluralidad o defender el principio democrático de que la voluntad de la mayoría no sea vetada por una minoría a la que el PNV debe el Gobierno.

Son todas cuestiones que habrán de ir aclarándose a partir ya de setiembre, para cuando el lehendakari anuncia el inicio de la mesa sobre Osakidetza y la búsqueda de un Pacto Ético y Democrático.