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«En Polonia me torturaron e indujeron al suicidio»; entrevista a Pablo González en Rusia

El periodista vasco liberado por la diplomacia rusa, Pablo González, ha concedido en aquel país su primera entrevista. En ella denuncia que fue torturado en la cárcel polaca, que ha perdido 20 kilos y que nunca ha tenido acusación formal.

 

Pablo González, en la entrevista. (Captura de TV)

Nueve días después de ser excarcelado en Polonia en un acuerdo múltiple gestado por la diplomacia rusa, el periodista vasco nacido en Rusia Pablo González ha ofrecido allí su primera entrevista a una cadena de televisión, el canal público 1TV. En ella incide en dos cuestiones: las duras condiciones de reclusión en Polonia y el hecho objetivo de que no ha sido juzgado y ni siquiera ha recibido una acusación formal.

 

Sobre el primer aspecto, Pavel Rubtsov, que es su nombre de nacimiento, explica que en la prisión polaca en que ha permanecido dos años y medio sufrió torturas y también fue empujado a intentar suicidarse. Detalla que a consecuencia de los maltratos recibidos ha perdido 20 kilos. Hasta ahora era conocido que apenas podía salir una hora de día al patio y que apenas se le ha permitido comunicarse con sus allegados (apenas tres visitas en todo el encarcelamiento).

Narra detalles sobre su arresto: «Ocho agentes del servicio secreto polaco irrumpieron en la habitación de mi hotel y me detuvieron bajo la acusación de cooperar con la inteligencia rusa, pero esa acusación nunca llegó a formalizarse», destaca.

Sobre la indefensión que ha padecido, detalla que en ningún momento ha habido una acusación formal en su contra por las autoridades polacas, aunque se filtrara que se le tomaba por espía ruso. Dice que cuando preguntó qué es lo que se le imputaba, se le contestaba: «Ya lo sabes».

«No lo sabía. Debo recalcarlo. Hubo información falsa de que fui condenado y demás. No estoy condenado. Hay varios pasos en la legislación polaca. Eres sospechoso de un delito, luego te acusan y después vas al tribunal con esa acusación. A mí solo se me imputó una sospecha, solo una sospecha. Es decir, no tuve una acusación formal y más aún, no tuve juicio», expone. Finalmente no ha habido acusación concreta ni menos aún juicio. Con este acuerdo el caso queda archivado.

Explica también que no pudo hablar con su abogado español hasta nueve meses después de ser arrestado, pero que lo peor vino cuando estuvo aislado, ocasión en la que, según ha afirmado, incluso llegaron a invitarle a suicidarse. «Cuando te presionan tanto significa que no tienen pruebas», destaca González, a la par que asegura que «los presos polacos me ayudaron». 

En la entrevista Pablo González señala también su sorpresa cuando vio en Moscú, al pie del avión, al presidente ruso, Vladimir Putin, que acudió a recibir a todos los liberados en este acuerdo con diferentes potencias occidentales. Dice que tuvo que superar ese estupor para apretar su mano con fuerza.

«No me lo esperaba en absoluto. Era el presidente Putin, me tuve que recomponer para darle un fuerte apretón de manos», asegura, y detalla que cree que la orden «llegó de Washington. Cuando nos dejaron en manos de agentes rusos fui consciente de que ya no éramos prisioneros».

Durante la entrevista, que dura unos diez minutos, no se le pregunta si en realidad es un espía ruso. González, por su parte, asegura que va a volver a ejercer su profesión, el periodismo.