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Empiezan a levantar el tope a los bonos de los banqueros

El banco británico Barclays ha decidido quitar el límite a la remuneración variable de sus directivos. Todos los argumentos utilizados para justificar la decisión se basan en el afán de lucro. Mientras el dinero siga siendo la principal motivación, los límites a los beneficios seguirán cayendo.

Logotipo de Barclays Bank en la localidad inglesa de Sheffield (Tim GOODE | AFP)

Esta semana el banco británico Barclays ha informado que ha levantado formalmente el tope a las bonificaciones que los banqueros podían recibir. A partir de ahora, algunos de sus directivos podrán cobrar hasta diez veces su salario en forma de bonos en función de los resultados. De este modo sigue los pasos de los bancos estadounidenses JP Morgan y Goldman Sachs. Otros grandes bancos de la City londinense como Lloyds y HSBC también están en proceso de levantar ese límite.

La dirección del banco hizo el anuncio por medio de nota interna al personal, cuatro meses después de que los accionistas aprobaran la medida. La nota señala que: «Nos permitirá una mayor flexibilidad para diferenciar las bonificaciones individuales dentro de un pequeño y definido grupo de colegas, permitiendo a Barclays seguir compitiendo eficazmente para retener y atraer al mejor talento a nivel mundial». El banco da a entender que utilizará esta decisión, no tanto para aumentar, como para flexibilizar el sistema de remuneración de unos pocos directivos. Al principio se subrayan las buenas intenciones, aunque al final el lucro termina imponiéndose siempre.

Llama la atención que en este asunto también utilicen un argumento muy familiar en el debate fiscal en las haciendas forales: «retener y atraer talento a nivel mundial». En realidad, lo que permite poder ofrecer salarios exorbitantes es contratar a aquellas personas que por sus contactos o conocimiento de la competencia pueden aportar alguna ventaja competitiva en forma de información privilegiada, algo que tiene poco que ver con el talento y mucho con la posición.

Límite a los bonos

Fue en octubre pasado cuando el responsable de Hacienda del gobierno de Rishi Sunak, Jeremy Hunt, decidió suprimir el tope a la remuneración. Una decisión que contó con el beneplácito del Banco de Inglaterra. Unos días más tarde, la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, también apostaba por que ese tope se elimine en la Unión Europea. Decía del sector bancario que «es un negocio en el que deberías ser compensado de manera variable, así que creo que son buenas noticias para el sector, tiene mucho sentido».

La decisión de establecer un tope a la remuneración variable de los banqueros se tomó en la Unión Europea en 2013, y en 2014 se aprobó el reglamento. Estableció que la remuneración variable no podía ser mayor que la fija y solo en casos excepcionales se podía ampliar hasta dos veces el salario fijo.

Ya entonces, el ministro de Hacienda británico, George Osborne, intentó anular la medida en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea con el argumento de que los banqueros cualificados huirían a otros centros como Nueva York, Singapur o Zurich. Otro modo de formular el mismo argumento de la retención de talento. Entonces como ahora, las necesidades de la City londinense marcan la agenda conservadora; y también la laborista, que han descartado revertir la decisión, según The Guardian.

En 2013, las consecuencias de la crisis de 2008 arrasaban con todo y gran parte del sistema bancario europeo había sido rescatado. En teoría, con esta medida pretendían evitar que los ejecutivos de los bancos, alentados por unos bonos más jugosos, tomaran decisiones demasiado arriesgadas para el banco, en particular, y para la estabilidad del sistema, en general.

Sin embargo, no fue tanto el llamado riesgo moral, es decir, que los banqueros asumirían demasiados riesgos sabiéndose respaldados, como la intención de los dirigentes políticos europeos de salvar la cara frente a la ciudadanía. No quedaba bien que después de que hubieran aceptado un rescate masivo de los bancos, que las ayudas públicas sirvieran para pagar honorarios obscenos a sus directivos.

Una de las críticas que se hace a este límite es que ahora esos directivos tienen sueldos fijos mucho más elevados, de modo que, acompañen o no los resultados, cobran más. Y unos sueldos fijos más elevados suponen una pesada carga cuando los ingresos caen. En este sentido, dicen, el tope a la remuneración variable es una medida mucho más onerosa para los accionistas. El argumento tiene lógica. La Asociación bancaria Europea (EBA) en 2021 en el Estado español había más de 221 directivos con sueldos por encima de un millón de euros. Los 93 banqueros de inversión del Estado con mayores sueldos cobraron de media 1,74 millones de euros, 19.000 euros más que el siguiente país en la lista de la Unión Europea.

Una tendencia global

Recientemente, los accionistas de Tesla acordaron un pago de 46.000 millones de euros en acciones a Elon Musk, con quien, al parecer, habían acordado la compensación en 2018 si el fabricante de automóviles eléctricos alcanzaba determinados objetivos. Una jueza de Delaware invalidó el pago al considerarlo excesivo. A raíz de esa resolución, los accionistas de Tesla votaron a favor de trasladar la sede de la compañía a Texas para burlar la sentencia y pagar a Musk dicha cantidad. Estaban dispuestos a pagar esa astronómica cantidad, no por altruismo, sino porque creen que con él ganarán todavía más.

La ausencia de límites a las remuneraciones de los grandes ejecutivos, sin lugar a dudas, beneficia a los más ricos. Sin embargo, en una sociedad en la que el afán de lucro es la principal motivación, es muy difícil que los topes se mantengan por mucho tiempo. En cualquier caso, ese desmedido afán de acumular beneficios está pasando factura a las compañías y a los propios directivos.