PNV y EH Bildu se enzarzan en el Congreso por los alquileres y Junts se carga la ley
La proposición de ley para regular el abuso y el fraude con los contratos temporales de vivienda, que ha llevado al Congreso Sumar a iniciativa del Sindicato de Inquilinos, ha propiciado un cruce de acusaciones entre EH Bildu y PNV sobre cómo afrontar esta problemática.
El discurso de la diputada del PNV Maribel Vaquero ha sido el que más atención ha concitado este martes en el debate sobre la limitación de los alquileres temporales de vivienda, dado que horas antes circulaba el rumor de que los jeltzales, junto con Junts, Vox y el PP, iban a tumbar esta iniciativa.
El PNV no ha cruzado ese Rubicón, aunque tras escuchar el crítico discurso de Vaquero, su voto favorable en la toma en consideración fue toda una sorpresa.
Vaquero ha asegurado que el fraude y el abuso en la modalidad del alquiler temporal se debe a defectos de la Ley de Vivienda y, en concreto, que con el contrato de vivienda habitual «hace responsable al arrendador de la situación de vulnerabilidad de aquellas personas inquilinas que no pueden afrontar el pago del alquiler».
La diputada del PNV, además, ha sostenido que la propuesta de limitar a seis meses los contratos temporales de vivienda es «desvestir un santo para vestir otro», enumerando situaciones (realización de estudios o desplazamientos por trabajo) que duran «siete, ocho o nueve meses».
Desde la grada, representantes de Sumar le replicaban por gestos, indicando que para esos casos se pueden firmar dos.
En cualquier caso, Vaquero ha validado la toma en consideración anunciando que plantearía enmiendas en un eventual trámite posterior (que ya no existirá) y vaticinando que habrá que retocar la Ley de Vivienda, amparándose para ello en el argumento de que los arrendadores no son grandes tenedores, sino pequeños propietarios.
«Conmovedor», para Matute
Oskar Matute, que ha intervenido a continuación por EH Bildu, ha entrado con dureza a las críticas de la representante del PNV a la Ley de Vivienda. Les ha acusado de no poner en práctica la ley estatal, practicando el «pase foral» y ha incluido en sus críticas al Gobierno de Nafarroa.
El diputado se ha preguntado dónde queda el «derecho subjetivo a la vivienda en Donostia, en Zarautz o en Bilbo» que aprobó el Parlamento de Lakua.
Matute ha puesto en cuestión las intervenciones «conmovedoras» que han realizado otros portavoces, que no contemplan medias concretas y contundentes. Y, sobre todo, de aquellos que no aprovechan todas las potencialidades de la actual normativa.
«Al no querer aplicar toda la Ley de Vivienda, permites que los grandes tenedores y los especuladores saquen el dinero de la gente», ha aseverado Matute, quien ha explicado que de poco o nada sirve que se mejoren las prestaciones para los más vulnerables si luego ese dinero se lo acaban llevando los propietarios de varias casas y los especuladores.
Matute ha apuntado una serie de datos clarificadores, como que el alquiler en la CAV supone al 110% de un salario medio y que, pese a ello, se cierran a la aplicación de las zonas tensionadas. Ha recordado que un tercio de la nueva vivienda que sale al mercado acaba en manos de grandes propietarios y que la oferta de vivienda en alquiler no alcanza el 10% de los demandantes.
Estrategia del PP y no de Junts
La votación de la toma en consideración de esta propuesta del Sindicato de Inquilinos contaba con un plus de interés, después de que varios medios madrileños adelantaran que esta formación trabaja en una Ley de Vivienda para la que buscaría articular una mayoría, precisamente, con Junts y el PNV (además de Vox).
La norma del PP pasaría por una mayor oferta de suelo para la construcción, lo que permitiría que se construyeran más vivienda y que una parte de ella se destinara a protección oficial, prometiendo así miles de pisos a la población.
Estos medios sostienen que el PP considera que, al ser Junts y PNV formaciones de derechas, les va a ser complicado oponerse a leyes si están lo suficientemente bien planteadas o se contraponen a leyes con marcado carácter izquierdista.
De esta forma, el PNV mantuvo su firmeza y su lejanía con las derechas, pero no así Junts, que apuntaba a hacer otro tanto, pero finalmente ha votado en contra. Esto supone que la ley decae puesto que este primer aval ha recibido 172 síes frente a 178 noes (Junts, PP, UPN y Vox).