Los disturbios de ultras del Anderlecht y el operativo dejan un poso de indignación en Donostia
Amén de la facilidad con la que se movieron los 300 aficionados ultras del cuadro belga por Donostia, enoja sobremanera la falta de respuesta por parte de la UEFA tanto frente a los disturbios como a la petición formulada por la Real para encarar este asunto. El alcalde Goia señala también a Lakua.
«Vergüenza», «pena», «miedo», «indignación»... son las palabras en forma de sedimento que ha dejado el paso de 300 aficionados ultras del Anderlecht por Donostia. Amén de permitírseles andar a sus anchas por Donostia forzando a acuartelarse a la propia población donostiarra, los disturbios que esos 300 causaron y que, para postre, tuvieron una incidencia directa en la derrota de la Real Sociedad en su duelo de la Europa League, han dejado un amargo poso en la familia realista, sin que la UEFA al parecer haya resuelto hacer nada para que un espectáculo como el de las gradas del Reale Arena de Anoeta vuelva a repetirse. Es más, por el momento ni siquiera ha respondido a la petición de reunirse que la entidad donostiarra le ha formulado tras el partido.
Según indican varios medios locales de Donostia, hasta el propio presidente Jokin Aperribay pidió al delegado de la UEFA que suspendiera el partido cuando comenzaron los incidentes protagonizados por los ultras del Anderlecht, pero pese al evidente peligro que no pocos aficionados realzales padecieron ante el lanzamiento de pedazos de metacrilato y asientos por parte de los ultras del cuadro belga, aquello no produjo ninguna reacción.
«Esto no puede volver a suceder y la imagen de la UEFA queda muy dañada. Porque es la propia UEFA quien debe tomar decisiones para que no pase otra vez. No sé si debiera suspender el partido una media hora, o que el árbitro pare el partido cinco minutos pero que mientras tanto se haga lo que se debe hacer para garantizar la seguridad de los demás. No sé exactamente qué se debe hacer, pero lo que se ha decidido esta noche, desde luego que no», declaraba un Mikel Oyarzabal muy enojado ante la inacción federativa cuando los disturbios provocados por el grupo de ultras del Anderlecht no pilló a nadie por sorpresa.
Cabe recordar que muchos socios txuriurdines tuvieron que abandonar esa zona de la grada para evitar ser golpeados y el árbitro detuvo durante unos minutos el encuentro, pero no llegó a suspenderlo, ante las insistentes reclamaciones de los jugadores de la Real Sociedad. Varios de los socios han declarado a diversos medios de Donostia que «se ha evitado una tragedia por los pelos» y un apenado y avergonzado Imanol Alguacil ponía el acento en que «me consta que no pocos socios han decidido no venir al partido por miedo a lo que pudiera pasar».
Por algo se llevó a cabo un operativo con ellos, aunque con nulos efectos disuasorios, y poco pudo consolar a nadie que la Ertzaintza practicase después cinco detenciones.
A todo esto, los detenidos han ido pasando a disposición judicial este viernes. De momento, los dos primeros han quedado libres; uno de ellos, el primero en salir, estaba acusado de «atentado a la autoridad». A la hora de redactar esta información se estima que ocurrirá lo mismo con el resto, con o sin medidas cautelares.
Goia a Seguridad: «No se puede colapsar toda la ciudad»
La Real Sociedad condenó «enérgicamente» la «nueva agresión» sufrida por sus aficionados, con el recuerdo de las bengalas arrojadas por los aficionados del Benfica el año pasado, como precedente a lo sucedido el jueves con los ultras del Anderlecht.
En ese sentido, el alcalde de Donostia Eneko Goia se ha sumado a esta condena. No solo eso, ha exigido a la UEFA que tome medidas para que estos ultras puedan viajar y, aun en el caso de que no se les pudiera impedir moverse a sus anchas, ha anunciado que hablará con Lakua para que estos aficionados sean alejados del centro de la ciudad –sin especificar a dónde–.
«No puede ser que toda la ciudadanía esté atemorizada por culpa de estos ultras. Este tipo de gente no pinta nada en nuestras ciudades; sobra, de hecho. No se puede obligar a la Real Sociedad a vender entradas a aficiones de este tipo. Y desde luego, habrá que hablar con el Departamento de Interior para que no colapse toda la ciudad todo el día por culpa de unos desaprensivos –ha añadido en relación al gobierno de su mismo partido–. Tendrán que ser apartados a otro lugar», ha indicado Eneko Goia.
Del mismo modo, ha trasladado su apoyo «a todos los aficionados que no pudieron ver el partido con normalidad. No es de recibo que personas, familias con niñas y niños, que van a un estadio tengan que salir corriendo de sus localidades porque alguien les está lanzando objetos», ha remarcado.
Asimismo, Goia ha asegurado que «la ciudad quiere ver y disfrutar del fútbol, y lo quiere hacer en paz y convivencia» y ha destacado que los aficionados de otros lugares «que quieran disfrutar, convivir y ver un partido de fútbol en armonía serán siempre bien recibidas», pero ha insistido en que «lo que no es de recibo es que se obligue a un club a vender entradas a supuestos aficionados al fútbol que se comportan como ayer».
Gorka Iturriaga, director de Deportes de Lakua, se ha mostrado dispuesto a analizar qué se puede hacer. «Esto es inaceptable que pase y trabajaremos con el resto de agentes de maneras responsable intentar erradicar este tipo de violencia», ha declarado.