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Trabajo comunitario y de cuidados, la cara oculta de la economía que no aparece en el PIB

Un informe elaborado por el Observatori Coòpolis destaca que algunas actividades clave para el mantenimiento del sistema económico no se ven reflejadas en el PIB mundial. Por ello, los autores reivindican nuevas métricas que pongan en valor el trabajo comunitario y las tareas de cuidados.

Una mujer lee el informe del Observatori Coòpolis en las Jornadas Internacionales de la Economía Plural. (COÒPOLIS BARCELONA)

¿Por qué necesitamos nuevas métricas para medir la economía, más allá del tradicional Producto Interior Bruto (PIB)? Esta es la pregunta que el Observatori Coòpolis de Barcelona se ha propuesto responder, en la búsqueda por cuantificar y valorizar la contribución del trabajo comunitario y voluntario, así como las tareas de cuidados. Todo ello se representa en la «economía plural», una alternativa al modelo capitalista tradicional basada en la reciprocidad, la redistribución y el intercambio.

El Observatori Coòpolis, en colaboración con investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona y la Universidad de Leeds, presentó en el marco de las Jornadas Internacionales de Economía Plural que se celebraron en Barcelona el pasado 23 y 24 de octubre el informe ‘L’Economia que el PIB oculta. Una primera aproximació per mesurar l’economia plural’. En él, se analiza el impacto que atesoran las actividades que sostienen el bienestar social y medioambiental y que, en cambio, no se ve reflejado en el cálculo de PIB.

Mauro Castro, miembro del Observatori Coòpolis y del Institut de Recerca Urbana de Barcelona (IDRA), explicó en las Jornadas Internacionales de Economía Plural que «lo que planteamos con este congreso es definir otro modelo: una economía postdesarrollo, una economía feminista, una economía que tenga en cuenta las relaciones Norte-Sur, una economía de los bienes comunes, una economía social y solidaria que genere relaciones enraizadas al territorio y no se base únicamente en el lucro… Ante esa visión privada y mercantil en la que el capital es quien planifica nuestro futuro». Castro es uno de los autores del estudio del Observatori Coòpolis, junto a Bertie Russel (UAB) y Sara González (Universidad de Leeds).

Los investigadores explican en su informe que las tareas de cuidados, no remuneradas, suponen entre el 70 y el 80% del PIB mundial, mientras que los «servicios del ecosistema» superan el 200% del PIB global. Todo ello podría incluirse dentro de lo que el Observatori Coòpolis define como «economía plural», otro de los puntos que se tratan en el trabajo. Fundamentada en las aportaciones del economista y antropólogo austrohúngaro Karl Polanyi, esta alternativa al modelo capitalista tradicional explora las formas de reciprocidad y distribución existentes en la sociedad, «a menudo invisibilizadas o subordinadas a las lógicas del mercado».

Mauro Castro, uno de los autores del estudio, durantes las Jornadas Internacionales de la Economía Plural. (COÒPOLIS BARCELONA)

Ejemplo de ello serían las tareas de cuidado y reproducción social, que el feminismo ha puesto sobre la mesa durante los últimos años. «Este trabajo no remunerado es fundamental para la sostenibilidad de las sociedades, pero no se refleja en los indicadores económicos tradicionales, como el PIB», recalca el informe. En este sentido, consideran que hace falta desarrollar nuevas métricas para «valorizar y cuantificar el retorno social» que visibilicen la contribución comunitaria y del trabajo voluntario.

Para paliar estas carencias, los autores proponen algunas alternativas al PIB, como el índice de Felicidad Nacional Bruta de Bután. Se trata de una herramienta para evaluar y guiar la formulación de políticas públicas, incluyendo desde áreas tradicionales de carácter socioeconómico, como la salud o la educación, hasta aspectos menos tradicionales, en este caso el bienestar psicológico o la cultura.

Escocia, Catalunya y Euskal Herria

En el capítulo ‘Mesurant les transicions cap a economies del benestar’ (‘Midiendo las transiciones hacia economías del bienestar’) se destaca «la importancia de desarrollar medidas y marcos para evaluar el impacto transformador de las iniciativas que quieren promover economías postcrecimiento y del bienestar, como la construcción de riqueza comunitaria en Escocia y la economía social y solidaria en Catalunya».

En el caso de Escocia, explican, ya se ha presentado el proyecto Construcción de Riqueza Comunitaria (en inglés, Community wealth building, CWB) con el objetivo de «aumentar los activos bajo control social colectivo» en el camino hacia una economía del bienestar. Sobre los ejemplos de «economía social y sostenible» en Barcelona, fruto de la colaboración entre instituciones públicas, cooperativas y entidades comunitarias, se mencionan casos como los de las viviendas cooperativas en cesión de uso, los Ateneus Cooperatius o las experiencias de gestión comunitarias de equipamientos y servicios. «Estos proyectos se fundamentan en principios de proximidad, autogestión, empoderamiento comunitario y creación de valor público, evitando la subordinación a las lógicas mercantiles tradicionales», comentan.

También Euskal Herria cuenta con numerosos ejemplos de autogestión y trabajo comunitario, comenzando desde el gaztetxe de cualquier pueblo vasco hasta el barrio gasteiztarra de Errekaleor, una de las experiencias autosuficientes más importantes de Europa. Del mismo modo, es destacable la organización de Aste Nagusia de Bilbo, gracias al trabajo voluntario de miles de comparseros y colaboradores.