INFO

‘Naparra’, una esperanza que no se extingue ni en ‘16.060 días’

El ruido de la excavadora y el silbido del georradar se mezclan con el trino de los pájaros en un bosque de las Landas. Y sobre ambos se sobreponen las cavilaciones de Eneko Etxeberria, a ratos ilusionado y a ratos desesperanzado. Y así son ya ‘16.060 días’ de la búsqueda de ‘Naparra’ que no acaba.

This browser does not support the video element.


Donde acabó ‘Bolante baten historia’ arranca ‘16.060 egun’, cortometraje estrenado este miércoles en la 66 edición de Zinebi en Bilbo y que se podrá ver este viernes en la Muestra de Cine y Derechos Humanos de Iruñea, en los Golem. Entonces (año 2021) la expectativa de la familia Etxeberria Álvarez se centraba que se excavase la segunda localización en que pudo ser enterrado José Miguel, ‘Naparra’, tras el primer intento fallido de 2017. Así que cuando esta nueva excavación se activó al fin, en abril pasado tras siete años de desesperante demora, Iñaki Alforja e Iban Toledo acudieron con sus cámaras, quién sabe si en busca del ‘The end’ de esta historia de terror iniciada allá por el 11 de junio de 1980, con la desaparición en Ziburu del militante vasco.

Tampoco pudo ser esta vez; la excavación realizada por militares franceses cumpliendo la comisión rogatoria de la Audiencia Nacional española, no precisamente exhaustiva, no halló nada. Pero los trabajos han sido recogidos en un corto que se convierte en una inmersión de 22 minutos en los infiernos de esta búsqueda.

Empezando por el título. Alforja explica que «queríamos un elemento de enganche y resultó que este número es redondo. Con él buscamos que la gente haga la operación inversa a la habitual: ¿cuántos años son estos 16.060 días? ¿Qué nos ha pasado a cada uno en estos 44 largos años? Pues ese es todo el tiempo que lleva su familia buscando a ‘Naparra’», constata.

En aquellos cuatro días en el robledal de las Landas, explica el director, hubo tiempo para esperanzarse y para deprimirse. Eneko Etxeberria subraya a NAIZ que en realidad siempre ha sido así, no solo en este último trance: «Esto es una montaña rusa interminable, en algunos momentos estás a tope y en otros te vienes abajo. Pero tengo claro que si se acaba la esperanza, no hay nada que hacer: ese sería nuestro fracaso y sería además su victoria».

Eneko Etxeberria: «Esto es una montaña rusa, pero si se acaba la esperanza no hay nada que hacer: sería nuestro fracaso y su victoria»


Alforja destaca que en aquellas jornadas escudriñando cualquier detalle de la intervención de los militares vestidos de camuflaje «compartimos con Eneko las esperanzas y las incertidumbres, y finalmente un final triste, muy abrupto. El cuarto día fuimos allí a las 8.00, como cada mañana, pero nadie aparecía y la máquina estaba parada. A las 10.30 nos dijeron que ya habían hecho todo lo que tenían que hacer y se acababa su misión».

Desolador pero real. Y además, dejando de nuevo la duda indescifrable de si el testimonio de Arnau de la Nuez, personaje de las cloacas del Estado que aportó este hilo del que tirar, es cierto o no; de si quizás los «dos árboles juntos» que dice recordar no eran estos de aquí sino aquellos de más allá; de por qué no se rastrearon más metros o más intensamente...

El caso es que en esas cuatro frías mañanas en que la primavera todavía no asomaba entre Labrit y Brocas, el hermano de ‘Naparra’ se ilusiona y se desespera a partes iguales, en un resumen condensado de lo que han sido ya más de dos tercios de su vida (tenía 17 años cuando hicieron desaparecer a José Miguel). Una simple canción relacionada con un aniversario histórico hará brotar la ternura. Luego el fin de la búsqueda será un nuevo varapalo. Hay lágrimas en el cortometraje, pero también una convicción rotunda que no se diluye en ellas: «Lo lograremos seguro, seguro. Lograremos tenerlo en casa».

En el corto también hay reflexión, no solo emotividad. Eneko Etxeberria se pregunta a sí mismo «si acaso debería sentir odio. ¿Y qué conseguiría? Nada, ¿no?». Por encima de ello, lo que quisiera es «poder descansar un poco, porque es toda una vida en esta pelea». Ser algún día solamente Eneko Etxeberria Álvarez, no «el hermano de ‘Naparra’». Y zanjar la obsesión perenne, justificada: no tener que pasar a su hijo esta mochila tan pesada.

De no olvidar a por fin saber

Etxeberria y Alforja, desde sus prismas distintos, coinciden en subrayar que la tarea de difusión del caso (el libro de Jon Alonso, ‘Bolante baten historia’, ahora este ‘16.060 egun’...) ha conseguido al menos evitar que cayera en el olvido. Y eso es mucho. Para Eneko, «en ese sentido estamos contentos, sí que lo hemos conseguido. No solo con estos trabajos, la aceptación de la ONU de que se trató de una desaparición forzada nos dio un gran impulso».

El documentalista pone como ejemplo que en Zinebi «siempre nos han tratado muy bien» y que de hecho en el caso de ‘Bolante baten historia’ captaron allí el interés de productoras chilenas o argentinas, «a las que no hacía falta explicarles demasiado el asunto, claro, lo captaban enseguida». Toledo y él han puesto énfasis en contar la historia de la segunda excavación «de forma que pueda entenderse en todo el mundo». Si la primera película ya presentaba «los hechos», la búsqueda de 44 años, este corto ahonda más en «los sentimientos de Eneko. Por eso creo que son complementarias».

Su segunda inmersión en el caso de ‘Naparra’ le desata otra reflexión: «En Argentina hubo muchos casos de desaparecidos, pero aquí ha habido pocos, y por eso me llama la atención que sean tan poco conocidos para gran parte de la población. Han estado en el olvido muchos demasiado tiempo y es hora de saber qué pasó, para cumplir los principios de verdad, justicia y reparación».

En la actualidad, explica Etxeberria, el caso está de nuevo técnicamente cerrado a nivel judicial hasta que aparezca algún elemento nuevo. «En realidad falta la segunda comisión rogatoria aprobada por el juez Ismael Moreno en 2018, que era tomar declaración a Arnau de la Nuez, pero no tenemos noticias sobre eso», matiza.

De nuevo una nebulosa por delante. ¿Por dónde reiniciar el camino? «Yo hay una cosa que tengo clara: hay gente que sabe lo que pasó, dónde está [José Miguel], quién lo hizo, por qué… Y todo eso está, pero siempre chocamos con la Ley de Secretos Oficiales de 1968», insiste. Vuelve a hablarse en el Congreso sobre una nueva ley que destape la información clasificada sobre este caso y todos los de guerra sucia, pero son ya varios intentos baldíos desde que Pedro Sánchez llegó a La Moncloa en 2018.

Iñaki Alforja: «Hay una frase en ‘Bolante baten historia’ que me parece muy certera: ‘El único crimen perfecto es el que comete el Estado’»


Mientras tanto sigue corriendo el calendario. Los 16.060 días con sus noches, una cifra, un título, ya quedan superados por la realidad. Y otro detalle revelador de la crueldad del caso: entre la primera y la segunda excavación pasaron cerca de 2.000 días, sin explicación oficial, tiempo perdido para al final acabar en el mismo punto de partida. «A estas alturas ya no nos sorprende nada –confiesa Eneko Etxeberria–. Se trata de violencia provocada por el Estado y en consecuencia no tiene ninguna voluntad de aclararla». Tampoco las autoridades francesas, por lo que se ve: el coronel que lideraba el grupo informó de que daban por concluida la tarea y se marchaban de allí al propietario del terreno, pero no al hermano de la víctima, presente todo el tiempo.

Casos y casos

‘16.060 egun’ pondrá otro grano de arena frente a un muro de silencio impenetrable desde 1980. Se da la circunstancia de que una gran plataforma ha producido y emitido recientemente una docuserie en varios capítulos sobre el secuestro del empresario Publio Cordón por parte de los Grapo en 1985, cinco años después. ¿Por qué no ‘Naparra’? ¿Alguien de grandes medios se ha interesado por ello alguna vez? Etxeberria apunta que en su día hubo algún tanteo «pero preferimos actuar con prudencia. Ves cosas que te ponen la mosca detrás de la oreja, nunca sabes qué punto de vista acabarán dando. Preferimos que se haga desde Euskal Herria».

Ante la misma duda, Iñaki Alforja remarca que «desde luego, estas historias son muy cinematográficas. Pero creo que hasta que no se levante la Ley de Secretos Oficiales franquista es muy difícil que esto se lleve a la gran pantalla. Y hay una frase en ‘Bolante baten historia’ que me parece muy certera: ‘El único crimen perfecto es el que comete el Estado’».