Una querella revive el caso de Letamendi, gudari del PNV al que mató la tortura franquista
Había sido comandante de gudaris y tras la guerra siguió en el servicio de información del Gobierno de Agirre, incluso tras un primer encarcelamiento. El segundo lo llevó ya a la muerte sin remedio. Una querella de Behatokia insta a investigar el caso de Txomin Letamendi Murua.
Falleció un día como hoy, 20 de diciembre, del año 1950, hace ahora 74 años. Txomin Letamendi había salido de prisión ya moribundo, víctima de torturas brutales en dos arrestos diferentes. Tras el segundo de ellos, en su encarcelamiento ni siquiera era capaz de ingerir alimentos: «Los muertos no comen», le oyeron decir.
Como hizo en julio pasado con Josu Múgica Ayestaran (1975) al amparo de la Ley de Memoria Democrática, Euskal Herriko Giza Eskubideen Behatokia ha impulsado una querella para promover la verdad y la justicia en su caso. La familia la ha presentado este jueves en el Juzgado de Donostia. Se interpone por delitos de lesa humanidad y por tanto imprescriptibles aunque hayan pasado casi tres cuartos de siglo.
La iniciativa judicial incide en que el nuevo marco jurídico existente permite investigar todo esto antes cerrado a cal y canto por las normas posfranquistas de amnistía. La acusación se declara consciente de que «a pesar de las obligaciones internacionales del Estado, los diferentes órganos judiciales españoles están desestimando querellas y sus recursos argumentando en contra de la imprescriptibilidad e inamnistiabilidad introducidas por la Ley 20/2022», para de este modo «denegar la investigación y en su caso sometimiento a juicio de los crímenes». Pero argumenta que los diferentes tribunales «no pueden hacer oídos sordos a esta voluntad del legislativo y, por lo tanto, de la soberanía popular». GEBehatokia insiste en que perseverará en esta línea y está dispuesta a llegar a los órganos europeos y universales si en el Estado español no se atiende.
Músico, comandante y militante del servicio secreto
De momento, la querella da pie a recuperar la historia de este miembro del PNV con un compromiso de primer nivel, sostenido en el tiempo. Así, durante la guerra había sido comandante de gudaris, pero acabó exiliado en París tras la caída de Bilbo. Allí se implicó en los servicios de información a las órdenes del lehendakari José Antonio Agirre.
Tras conocer a la ondarrutarra Karmele Urresti, enfermera y componente del coro Eresoinka, la entrada de los nazis en París hizo que se exiliaran en Venezuela. Pero tres años más tarde volvió al interior por petición expresa de Agirre para integrarse en la resistencia antifranquista.
La primera detención se produjo en Donostia en 1946, con documentación que llevó a condenarlo por «rebelión». Fue encarcelado tras sufrir graves torturas. Puesto en libertad condicional, volvió al servicio de información y lo detuvieron por segunda vez en Barcelona en 1947. Se le impusieron cinco años de cárcel en consejo de guerra.
A partir de ahí pasaría por cárceles de Barcelona, Madrid y Guadalajara, donde su deterioro físico y síquico por los tormentos resultó tal que se le llegó a indultar. Estaba ya en situación irreversible y murió bajo los cuidados de un hermano, apenas dos meses después.
Letamendi había nacido en 1901 en Bilbo, donde antes del conflicto bélico fue músico en diferentes bandas e incluso Orquesta Sinfónica de Euskadi. Su historia fue recuperada en un libro de Kirmen Uribe publicado en 2016: ‘La hora de despertarnos juntos’.
GEBehatokia considera que «las víctimas del franquismo que sufrieron gravísimas violaciones de derechos a finales de la década de los 40 y 50 están especialmente desprotegidas: no fueron acogidas por decretos de reconocimiento e indemnización para las víctimas directas de la guerra e inmediata postguerra; no lo están en los posteriores al año 60 (Decreto 107/2012 y Ley 12/2016 de víctimas del Estado). Es preciso dar cobertura a las víctimas del Estado por igual, más allá del momento histórico o coyuntura política específica en que sufrieron los hechos».