Oskar Fernandez Garcia

¿A qué intereses responden las encuestas

¿A qué intereses responden las encuestas? El Euskobarometro acaba de publicar los resultados de una encuesta –cuya muestra de «600 personas», no sé si puede reflejar realmente la realidad que pretende proyectar para las próximas elecciones en el tercio autonómico de las vascongadas– que nuevamente viene a constatar la prácticamente inmovilidad del espectro electoral. Donde el PNV sigue siendo la opción más votada entre los electores, y la izquierda abertzale continúa en un segundo plano, distanciada por un número de votos muy significativo: unos 100.000 aproximadamente.

Los dos grandes partidos nacionalistas españoles, inmovilistas y monárquicos, siguen perdiendo votos y consecuentemente escaños. Cuatro el PSOE y tres el PP. Entran en el Parlamento autonómico Podemos, EA-IU, y UPyD continua manteniendo un parlamentario, mediante el voto obtenido en Araba.

Pero, evidentemente, lo importante de la encuesta no estriba en sus números, cantidades y siglas, sino más bien en lo que esta intenta transmitir al conjunto de la ciudadanía, y por lo tanto las expectativas, reacciones, posturas, ilusiones, desánimos,… que suscita entre la población, se abstengan o no. Un simple análisis nos indica, que la mencionada prospección, envía un mensaje lleno de optimismo y pletórico de esperanza e ilusión a los votantes de la formación autonomista por antonomasia del Sr. Iñigo Urkullu: siguen subiendo, mantienen una distancia considerable con el partido adversario y al que realmente hay que derrotar, poniéndole en su sitio de segundón perpetuo, por supuesto se refieren a Euskal Herria Bildu. Y respecto a los demás contendientes las distancias, electoralmente, se vuelven siderales. Por lo tanto transmite ilusión, optimismo y ganas de trabajar -en la consecución de ese objetivo, previamente determinado– a toda la red de batzokis.

Por el contrario, a la izquierda abertzale y a todos sus simpatizantes y votantes les lanza un mensaje absolutamente opuesto: su techo electoral prácticamente lo han alcanzado, y son incapaces con sus actuaciones, propuestas políticas, sus planes de transformación social, sus planteamientos sociopolíticos y económicos de ilusionar, motivar y decantar a las diferentes personas, que conforman el amplio abanico social, por su opción política. Intenta, de forma sibilina y subrepticiamente, transmitir desánimo, apatía, conformismo; anulando el optimismo, la ilusión y la esperanza que han sido siempre señas de identidad y patrimonio de las decenas de miles de personas, que han ido década tras década conformando la plural, rica, diversa y entusiasta izquierda abertzale.

El autodenominado PNV, del Sr. Andoni Ortuzar, a quien debiera de «temer» habría de ser al españolismo contumaz, recalcitrante, cerril, obsoleto y profundamente antidemocrático, pero para asombro y perplejidad, tal vez, de algunos o numerosos de sus militantes y votantes, la diana política a la que arrojar todos sus dardos, fobias e incapacidades es a la izquierda abertzale, única formación política con la que podría aspirar a la independencia de EH.

Pero para los burukides de esa formación, independencia, es un vocablo que, simplemente, aparece en algunos de sus documentos que una vez redactados carecen de toda importancia y relevancia. Y esta es la razón fundamental y determinante de la elaboración y publicación de la subsodicha encuesta.

Pero los dirigentes del PNV desconocen la capacidad tan extraordinaria de trabajo, entusiasmo e imaginación de la izquierda abertzale y de que no es una utopía, ni un sueño etéreo e irrealizable, que ha de llegar el día en que sus votantes, o un porcentaje muy significativo de ellos, se verán atraídos por la sinceridad, la transparencia, la seriedad, la objetividad y la ilusión que generan los planteamientos políticos de la izquierda abertzale por la consecución de una Euskal Herria libre e independiente en el conjunto de los estados que conforman la Unión Europea. Y ya que es absolutamente imposible llegar a acuerdos  con los actuales dirigentes de la formación que lideran los Srs. Urkullu y Ortuzar- sobre cuestiones de país, de estado, para diseñar estrategias eficaces, que concluyan con la integración de EH como estado soberano en el concierto internacional, e integrado en la ONU.

Se hace, por lo tanto, imprescindible para la izquierda abertzale -dirigiendo la mirada, las estrategias, todo tipo de recursos humanos y materiales, la dedicación y el tiempo que sea necesario- intentar cambiar diametral y radicalmente el voto de esas decenas de miles de personas, que siendo en sus sentimientos, en su convicción intelectual y en su determinación sociopolítica, nacionalistas vascas, dejen de una vez, de votar el mesianismo celestial y evanescente del PNV, para engrosar decididamente el voto colorista, atrayente, ilusionante y realista, que mediante una amplia y sincera sonrisa les habrá de ofrecer, un día muy próximo, las decenas de miles de personas que conforman la izquierda abertzale.

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