Mikel Casado
Licenciado en filosofía, ex docente pensionista

Carta a la ministra Fátima Bañez

A cuso recibo de tu carta fechada el 2 de enero de 2017, en la que, tratándome de «tú», gesto que agradezco, me anuncias el aumento de un 0,25% de la pensión, así como de las buenas nuevas tales como la recuperación del crecimiento y de la creación de empleo, todo ello debido al «esfuerzo de todos los españoles», al tiempo que dices que ambos «constituyen los cimientos sobre los que se asienta un sólido sistema de protección social».

Con esta carta me das motivo y pie para responderte, y quiero hacerlo para exponerte que su contenido me hace sospechar que, o bien vives autoengañada y en la ignorancia de la niña bien acomodada, o bien que a los pensionistas nos muestras una inmensa falta de respeto al considerarnos unos ignorantes e imbéciles. No creo que lo que motive el contenido de la carta sea la primera de las posibilidades, sino la segunda, pues supongo que algo de conocimiento sobre la precaria realidad social española habrá llegado a tu palacio. Dicho de otra manera: creo que nos intentas engañar y, al intentarlo, nos faltas al respeto, nos insultas. Me explico.

En primer lugar, analicemos lo que al principio de la carta llamas «esfuerzo de todos los españoles». Habiendo, como había, otras alternativas, tal cosa no fue esfuerzo sino imposición a machamartillo, una arbitrariedad antipopular e injusta, basada en la ideología propia del PP, cuyo modelo de Estado y sociedad es el de la privatización del mayor número de servicios públicos posible y la facilitación de enriquecimiento de la minoría social más rica. Por eso mismo, es una generalización insultante hablar del esfuerzo de «todos» los españoles. No agradezcas lo que no se ha ofrecido voluntariamente y mejor exige a los pocos a quienes habéis  favorecido que se lo agradezcan a tu partido. Así mismo, al reconocer el esfuerzo, se contradice tu partido, y por tanto tú, cuando decís que no ha habido recortes ni merma de las prestaciones sociales. Es más, tu carta, al insistir tanto en la buena salud de vuestro sistema social, no hace otra cosa que descubrir su ocultada debilidad.

En segundo lugar, sabes que hablar de creación de empleo es también una burla, pues antes lo habíais destruido, y si se ha creado algo y se está creando, gracias a ti y a tu partido, es, principalmente, inestabilidad laboral y explotación, lo cual es reconocido cuando decís cándida e insultantemente que mejor es tener algo, aunque mal pagado y por horas, que nada. Los esclavos también tenían empleo a cambio de una sopa.

En tercer lugar, decir que el crecimiento y la creación de empleo «constituyen los cimientos sobre los que se asienta un sólido sistema de protección social» es una auténtica falacia, pues puede haber crecimiento acompañado de desigualdad y desprotección social. Y, de hecho, la hay, pues la desigualdad en España es superior hoy, con el PP, a la de décadas anteriores. Y la desprotección social, aunque no haya desaparecido, parece que también va en aumento como resultado de vuestras políticas neoliberales. En mi opinión, la protección social tiene sus cimientos en la voluntad política de tejer una sociedad más igualitaria, más empoderada con respecto a los bienes comunes, y con una fiscalidad más progresiva. No parece ser esto lo que persiga tu partido, que, entre otras cosas, promueve las pensiones privadas y ha desvencijado el fondo de reserva, lo cual no se compadece con el contenido de tu carta.

Por último, ya que me escribes para anunciarme la buena nueva de que me incrementas un 0,25% mi pensión, cuando al mismo tiempo estoy escuchando en las noticias que el IPC acaba de crecer más de un 3%, y me lo presentas como un logro del que debo alegrarme, te ruego que no me humilles, pues el aumento del 0,25% no es subida sino engaño a porta gayola. Pues pretende parecer aumento lo que no es más que una bajada encubierta. Vamos, como orinarnos mientras nos pedís que os aplaudamos.

Habrás percibido que no me gusta tu carta, ni tus políticas de empleo ni las políticas de tu partido. Y diciendo esto, intento que te des cuenta de que hay una realidad más allá de tu glamuroso mundo que no cree tus hipócritas palabras. Y, de paso, te exijo que no me vuelvas a escribir para conseguir mis simpatías hacia ti al tiempo que intentas humillarme.

Sin otro particular,

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