Garazi Soldevilla, Iñigo Delgado, Juan Antonio Virumbrales*

Corazón en el pasado, pies en el presente, cabeza en el futuro

Una grada popular es posible y, sobre todo, es necesaria. El entrenador, la totalidad de la plantilla y gran parte de la masa social del Athletic lo tienen claro.

El 7 de abril el conjunto de la masa social del Athletic se enfrenta a uno de esos días que marcan el futuro del Club para los próximos lustros, incluso décadas. Las casi 2.500 firmas recogidas por la dinámica San Mamesen Orroa se van a plasmar en una Asamblea de Compromisarios Extraordinaria donde se decidirá la pertinencia de una grada popular en uno de los fondos de San Mamés. Es la primera vez en la historia del Club que un grupo de socios logra activar este procedimiento democrático previsto en los Estatutos y esto debe ser puesto en valor como muestra de que nuestro Club y nuestra masa social están más vivos que nunca.

La globalización del futbol, que tuvo su punto álgido en la Ley Bosman de 1995, ha tenido su último capítulo en el fallido intento de la creación de la Superliga. Fallido, de momento. Sin embargo, las circunstancias que hacen de este proyecto un horizonte más que probable se refuerzan día a día: la entrada de fondos de inversión en los clubes de las grandes ligas, la concentración en unas pocas manos del capital social, comunicativo y deportivo, el desarraigo de grandes masas de aficionados respecto a los clubes de sus territorios... Este último hecho es un elemento fundamental en el devenir del Athletic. Lo tenemos que conceptualizar indudablemente como amenaza, sí, pero también como oportunidad; nuestra gran fortaleza histórica es, precisamente, el anhelo de muchos clubes que forman parte del futbol profesional actual.

La condición ambivalente de este hecho exige, asimismo, evitar abrazar el inmovilismo y plantearse nuevos horizontes. Si en el ámbito del balón la distancia entre aficionados y clubes es uno de los hechos más acuciantes, a nivel social el envejecimiento paulatino de la población vasca, así como la llegada de personas de otras partes del mundo a nuestra tierra son realidades que confluyen en el mismo interrogante: ¿Cómo fidelizamos a las nuevas generaciones e incorporamos a sectores de la población que actualmente son ajenas al universo Athletic a nuestra comunidad? ¿Cómo creamos nuevos referentes basados en esas nuevas realidades? Una grada popular que genere un entorno atractivo, que sirva de puerta de entrada para las personas más jóvenes y con precios populares para todos los colectivos es una de las soluciones a esas incógnitas.

Decía Frank Gehry, uno de los artífices del Bilbao que hoy conocemos, que mediante los edificios podía tocar a la gente. El diseñador del Guggenheim destacaba la vertiente social de la arquitectura, más allá de la simple edificación del hormigón, el cristal o en el caso de su obra maestra, el titanio. Si el año de la finalización física de San Mamés fue 2014, no es menos cierto que durante estas últimas ocho temporadas hemos ido construyendo socialmente el nuevo campo. Ahora falta el último paso para finiquitar el traslado del espíritu del viejo San Mamés al nuevo. Porque el proyecto de la grada popular no es una circunstancia coyuntural, ni tan siquiera una demanda a medio plazo; es un revulsivo fundamental en el futuro a largo plazo para el Athletic, una iniciativa que traspasa a cualquier Junta Directiva o interés electoral.

Además de responder a este anhelo de enganchar a nuevas generaciones al proyecto Athletic, la unificación de espacios en una grada popular revertirá también en la animación; volveremos a tener todo un fondo de pie, con muchísima gente joven apretando cuando el equipo lo necesite y que contagiando al resto del estadio como lo hacían los fondos del antiguo San Mamés. Y esto, a la larga en fútbol, se traduce en puntos.

Permitirá, además, el poner a la venta entradas a precios populares, lo que dará la posibilidad de acceder al estadio a personas con bajo poder adquisitivo o a familias con hijos que con los precios actuales no pueden comprar tres o cuatro entradas para ir un día a San Mamés.

Otro aspecto a tener en cuenta es la seguridad; la colocación de 1.200 jóvenes abonados junto a la afición visitante contraviene todos los protocolos de seguridad de los estadios actuales y puede llegar a crear problemas graves en partidos de alto riesgo con fuerte afluencia de aficionados visitantes.

Una grada popular es posible y, sobre todo, es necesaria. El entrenador, la totalidad de la plantilla y gran parte de la masa social del Athletic lo tienen claro. Todos tenemos el corazón en la general o los fondos del viejo San Mames; el proceso que se ha planteado para dar el salto definitivo tiene los pies en el ahora, donde el debate democrático se convierte en las zapatillas indispensables para andar este camino; y por encima de todo, es un proyecto con vocación de futuro y con el único propósito de reforzar a nuestro Club deportiva, social y económicamente.

*Firmantes:

Garazi Soldevilla, portavoz de San Mamesen Orroa

Iñigo Delgado, portavoz de San Mamesen Orroa

Juan Antonio Virumbrales, socio nº 1 del Athletic

Iñigo Liceranzu, exjugador del Athletic

Koikili Lertxundi, exjugador del Athletic

Andoni Lakabeg, exjugador del Athletic

Edu Alonso, exjugador del Athletic

Urko Vera, exjugador del Athletic

Eba Ferreira, exjugadora del Athletic

Borja Merino, socio compromisario

Gari Irazu, socio compromisario

Gontzal Server, socio compromisario

Igor San Roman, socio compromisario

Xabier Alvarez, socio compromisario

Mikel Diego, socio compromisario y presidente de la peña Euskal Lions

Iñigo landa, socio compromisario

Enrique Gracia, socio compromisario

David Hernaez, socio compromisario

Iñigo Garcia Barcos, socio compromisario

Eñaut Barandiaran, entrenador del Indartsu y socio del Athletic

Francisco de Larrakoetxea, socio del Athletic

Pablo Eguskiza, socio del Athletic

Mikel Bizar, socio del Athletic

Iñaki Irulegi «Potxolo», socio del Athletic

Ibai Karral, socio del Athletic

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