Iulen Lizaso Aldalur

Cultura, conciencia y límites

No nos dejemos engañar, ya que esa belicosidad mediática cotizada por audiencias, viene impregnada o armada con el doble «estoque» del machismo institucional y la misoginia eclesial... buscando el sometimiento de la mujer.

Del artículo de Izaskun Alaiza titulado: "Sexo y complejos" publicado en la prensa del día 3, destaco: «No nos engañemos, el problema es cultural. Por eso pienso que todas las campañas institucionales dirigidas a evitar esas agresiones sexuales para evitar que el machismo se extienda, no van a la raíz cultural del fondo que explicaría muchas cosas de las que están pasando». Pedía debate y agradecía a Marta Tellaeche el artículo que le sirvió de base.

En los diferentes ambitos sociales, cada persona establece una jerarquía de valor cultural, bien con criterio propio o influenciado por el entorno social, familiar, etc. Lo hacemos en conciencia o por gusto y conveniencia, y sirva como ejemplo, el de quienes por una parte anuncian el toreo como un arte ligado a las tradiciones culturales del país, y en el polo opuesto quienes lo denuncian como falta de conciencia: «La tortura ni es arte ni es cultura».

Así, ¿como conjugar cultura y conciencia? O mejor, ¿como conciliarlas a favor de una convivencia en sintonía de valores? Dificil, pues la conciencia, teniendo un solo «molde» común para todas las personas, la cutura, en particular para esa tierna juventud (y no tan jóvenes) en desarrollo formativo, recibe infinidad de modelos «culturales» informes o moralmente deformados en crecimiento sin límite, debido a la cada vez mayor oferta... en el gran supermercado del consumo directo, con las redes sociales e internet como una gran lonja de exposición y con la pornografía al alcance de la mano. ¿El resultado?: la pornodiversidad a modo de metástasis infracultural globalizada, contrapuesta a una conciencia universal de respeto; infinidad de modelos embrionarios para un solo molde matriz; ¡que dificil encaje!, imposible... «aborto» asegurado.

Así como la principal virtud de gases y líquidos es adaptarse al recipiente que los contiene, hoy en día ese gran supermercado del sexo y el «amor», se ha convertido en un bazar donde hasta la conciencia se mercantiliza, para poderla comprar moldeada al gusto. Primero por parte de los gurús del crecimiento «espiritual» a través del sexo, y hoy además, a través del «amor» que inunda videoclips y televisiones, desde mensajes que incitan a interiorizar en ellas el: sin ti no soy nada, hasta el póstumo: la mate porque era mía, hecho realidad; entremedias, el maltrato físico y psicológico, vejaciones e insultos, como «pedagogía» relacional a imitar por una infancia presente, y su ser mas querido para siempre ausente... pero en el arranque, siempre el maltrato verbal.

Cuando Izaskun Alaiza dice: «No nos engañemos, el problema es cultural», me pregunto: ¿cuales son las principales fuentes de cultura del país?; en las tertulias televisivas, ¿con que modelo «educan» a esa juventud para que tomen ejemplo de diálogo a la hora de dirimir la discrepancia? Y aquí si cabe decir: y no nos dejemos engañar, ya que esa belicosidad mediática cotizada por audiencias, viene impregnada o armada con el doble «estoque» del machismo institucional y la misoginia eclesial... buscando el sometimiento de la mujer.

En el recuerdo el Sr. Balbín y La Clave; ¿a quienes mirar como responsables principales del maltrato verbal y «aborto» continuado de la paz social del país?

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