De lo urgente a lo importante
Pareciera que han pasado dos largos años, pero sólo han transcurrido seis meses de trabajo y tensión desde que en nuestros municipios fuimos conscientes de la agresión que Solaria pretendía perpetrar en nuestras comarcas.
Han sido seis meses generando organización, tejiendo alianzas en nuestras propias comunidades, así como con agentes políticos y sociales. Meses en los que hemos tenido que obtener todo tipo de información a contrarreloj para hacer frente a nuestra vulnerabilidad. Ante todo, han sido meses de cohesión de la comunidad que no olvidemos, se siente víctima en su integridad y pluralidad. Desde un inicio tuvimos claro que había una serie de premisas básicas que aglutinaban a nuestras comunidades: la pluralidad de las mismas, la defensa del territorio en su conjunto, la asunción de una corresponsabilidad en la transición ecosocial y en la búsqueda de soluciones para conseguir una transición energética justa ante el monumental reto de la crisis climática, entre otras.
Unas, concienciadas de la trascendencia de esta agresión a toda Araba, nos centramos en lo más urgente: alertar, organizar y empoderar al movimiento popular del tsunami de acaparamiento de tierras que se avecinaba, intentando de este modo extender la problemática por todo el Territorio. Esto ha requerido tejer alianzas con el ámbito académico y asociativo, la elaboración de alegaciones técnicas de cara a defender a nuestra comunidad, y evidenciar el pretendido atropello aprovechando un peligroso vacío legal. Quisiéramos pensar que tras esta fase («lo urgente») la administración habrá entendido la honda preocupación existente en la sociedad, así como que habrá asumido que la sociedad civil está organizada y vigilante. Toca ahora entrar en la fase de «lo Importante», encarar un proceso democrático de cara a la ordenación del territorio que cuente con la participación de nuestras comunidades para llevar a cabo una transición ecosocial justa. Un modelo de transición que necesita de una visión compartida por la mayoría social y por tanto de una narrativa coherente.
Hasta ahora, se han construido dos narrativas pretendidamente hegemónicas respecto a la transición energética y que paradójicamente se alimentan entre sí, abocando a nuestras comunidades a no entenderse, y por ello, a un enfrentamiento autodestructivo.
Observamos una narrativa «oficial» que simula responsabilidad social o vacía de contenido la participación ciudadana, haciendo lo mínimo por informar a la sociedad y priorizando el marketing («greenwashing») mediático. Esta narrativa, se viste de responsable de la gestión y futuro de nuestro país, tapando su propia incompetencia y falta de planificación estratégica ante la crisis ecosocial. Sabiéndose débil e inconsistente, busca escenificar un inexistente diálogo social. En demasiadas ocasiones, este discurso «oficial» requiere apelar al miedo y la descalificación de los planteamientos de los movimientos sociales.
El principal generador de estas «argumentaciones» es precisamente, el partido que monopoliza los órganos de gobierno provincial y de la CAPV. Con su acción política ha creado un desorden territorial incontrolable por lo que trata de sacudirse su responsabilidad, alimentando el relato de «o con nosotros o el caos».
Para esa narrativa necesita de un oponente claro y fácilmente estereotipable y ya lo han constituido calificándolo a todos sus oponentes como «los locos» o «los del a todo no».
En la otra parte, tenemos una parte del movimiento social de Araba, que ha transitado años de lucha abnegada e incluso incomprendida, con un enfrentamiento frontal ante citada narrativa oficial del greenwashing. Pero que parece no querer asumir entre sus funciones, formular una respuesta al reto comunitario de como debiéramos abordar como sociedad el cambio climático y sus múltiples aristas y qué nivel de aportación responsable nos corresponde.
La simplificación de reducir un debate complejo y trascendental a dos narrativas, en realidad deja fuera a la mayoría social de este país. En nuestra opinión, hay un reto colectivo que debemos afrontar de forma ordenada, garantista y bajo criterios escrupulosamente democráticos. Es un reto inevitable y va a ser la demostración de nuestra propia salud democrática y solidaria.
Por ello consideramos que habría que ir construyendo una nueva narrativa, que de verdad represente la realidad social de Araba, incluida la cuadrilla hermana de Treviño. Articulada en torno al sentir mayoritario, en las propias comunidades organizadas dentro de los pueblos y de Gasteiz.
Si los movimientos sociales no asumen un protagonismo activo en la transición ecosocial justa, serán los mercaderes del greenwashing quienes se apropiarán de la misma, la vaciarán de contenido y perpetrarán un fraude de consecuencias irreversibles en el territorio.
Somos conscientes de que es imprescindible avanzar más allá de la respuesta a la agresión de Solaria y que los movimientos sociales generados deben dar un paso adelante desde su propio empoderamiento en la Araba rural, para llegar a la mayoría social de Gasteiz.
La colaboración entre lo rural y lo urbano es imprescindible en Araba y consideramos que la corresponsabilidad social con su diversidad y transversalidad, deben ser percibidas por la población como propositivas y abiertas a un pacto social que haga que la propia sociedad se convierta en participe y motor de la transición energética.
Indudablemente, una transición que nos lleve hacia un futuro descarbonizado para un planeta más justo y sostenible debe ser diseñada con un planteamiento verdaderamente democrático y debe tener en cuenta la globalidad de la crisis, y no olvidar desechar los privilegios que otorga nuestra posición geográfica frente a los países empobrecidos. Para ello es imprescindible que integre a todos los actores sociales interpelados, haciéndoles copartícipes de los cambios sociales que sean precisos.
Creemos que la discusión sobre la justicia climática, aquí y ahora, no tiene una sola respuesta, de echo es un concepto poliédrico que debemos encarar de forma integral porque la transición energética además de ser democrática deberá estar integrada en una más ambiciosa transición ecosocial donde el reto climático se encuadre dentro de la multicrisis en la que estamos inmersos (crisis de biodiversidad, equidad, etc.)...
La complejidad de la transición energética va mucho más allá de las garantías de ordenamiento que pueda aportar el Plan Territorial Sectorial (PTS) de energías renovables, porque la toma de decisiones requiere profundizar en procesos participativos reales, hasta ahora inexistentes. Por ello nos oponemos al caos en la ordenación del territorio, a las decisiones arbitrarias y antisociales y demandamos a nuestros responsables institucionales más responsabilidad política y menos marketing mediático.
Queremos emplazar a toda la sociedad de Araba a dar un paso al frente para exigir ser copartícipes del pacto ecosocial y de los términos en que el mismo se desarrolle. Recordamos a los representantes políticos que, sin nuestras comunidades, no podrá haber transición ecosocial. Es momento de afinar en las propuestas y no de descalificar ni de simplificar con eslóganes de trazo grueso.
Nos citamos en lo importante, en el compromiso colectivo y transversal por una transición ecosocial justa.
*Firman Mati Iturralde (Zuia Bidean), Ángel López (ZigoitiaBai), Pablo Basterra (Urkabustaiz Babestuz), Leire Niso (Horrela Ez. Gasteiz) y Mikel Montoya (Horrela Ez. Argantzun)
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