Patxi Zabaleta
Abogado

El cupo, equidad o pase foral

El hecho de que el tema de la aportación anual de Navarra para la financiación de las cargas generales del  Estado esté llegando al conocimiento y al debate público es positivo. Ya era hora de que esta cuestión pudiera sacarse de las penumbras institucionales y de las oscuridades y claudicaciones, que han sido escondidas como vergüenzas. La mejor manera de defender estos temas es el apoyo popular y los argumentos a utilizar por antonomasia son el derecho a decidir y la unión de fuerzas con la otra autonomía concertada, que es la CAV; los intereses y textos son comunes y las diferencias de convenio/concierto o cupo/aportación son anecdóticas.  

En el caso de Navarra hablamos de alrededor de 700 millones de euros según las pretensiones del Estado o casi 100 millones menos según el estudio elaborado por los servicios técnicos del Departamento de Hacienda. En cualquier caso, nos referimos al 15% del presupuesto de Navarra. Es el tercer gasto del presupuesto de Navarra después de sanidad y educación. Supera al gasto en políticas sociales y duplica a todo el presupuesto foral para agricultura, industria, comercio, transporte…

El tema del cupo/aportación tiene el riesgo de la demagogia, pero también el asidero de su popularidad. Los partidos del viejo régimen foral, por desgracia incluido UPN, se han colocado sumisamente de inmediato en la trinchera del centralismo, acatando los números de Montoro hasta con decimales. Algunos no podemos dejar de recordar con melancolía que el no ser independientes nos cuesta a los 650.000 navarras y navarros casi dos millones de euros cada día, incluidos los días festivos y de Sanfermin.

Pero al margen de demagogias y debates partidistas, es innegable el condicionamiento esencial y creciente del cupo en la viabilidad financiera de Navarra; un 15% de todo lo recaudado para pagar el cupo y casi otro tanto para hacer frente a la herencia financiera de UPN-PSN no son sostenibles en un presupuesto de ingresos de pocos más de 4.000 millones de euros año. UPN nos merendó la cena.

El espectáculo inédito ante este cuestión han sido los dos  golpes de mano o navajeo fiscal y financiero, protagonizados, el primero por el Gobierno de Navarra y el segundo por el Gobierno estatal de Montoro, reteniendo cada uno de ellos en las respectivas liquidaciones fiscales alrededor de 90 millones de euros.

El dedazo en la mesa del gobierno de Navarra (aunque no haya llegado a puñetazo) no deja de ser audaz. Ya hacía falta. Se podrá decir que lo hizo para cuadrar las cuentas de 2016, que provocó la reacción del Estado, que fue una actuación unilateral y temeraria; lo que se quiera. Pero lo cierto es que este tema precisa puño firme. El balance de los últimos años de UPN es netamente negativo; una y otra vez se acobardó ante las exigencias del centralismo y así se ha pasado de aproximadamente 300 millones de euros de cupo al año a casi 700 millones. Sin las debidas justificaciones y sobre todo, de forma completamente oscurantista. En realidad por debilidad política, porque nadie es más débil frente al centralismo que sus franquicias.         

La comparación con la CAV pone en evidencia la falta de equidad de la aportación de Navarra al Estado. La CAV multiplica en demografía y en PIB a Navarra en algo más del 3.3 y está ofertando 700 millones de euros/año, mientras el Estado le reclama 1.200 millones. Este debate está en la prensa con ocasión de los presupuestos del Estado de 2017. La CAV lleva 10 años sin cerrar el acuerdo del cupo y les ha ido mejor. Se me replicará que tienen más competencias transferidas y es verdad; pero muy pocas: Ertzaintza, circulación… Hasta tienen mejor concertado el retorno de adelantos en obras tan discutibles o descabelladas como la alta velocidad; hasta se equivocan financieramente mejor. Navarra en la proporción de esta comparación debería tener un cupo no superior a 300 millones de euros. La mejor estrategia sería la de negociar juntos; es decir, unirse a la negociación de la CAV . Ya sé que esta propuesta no gusta ni en Madrid, ni en Iruña, ni en Gasteiz… A Madrid porque no le conviene, a Gasteiz porque le quitaría un poco de su fatuo protagonismo y a Iruña, porque les hace falta tiempo para entenderla.

En el Convenio de Navarra con el Estado el cálculo de la aportación/cupo ocupa nada menos que 11 de los 67 artículos  (del 52 al 63) y una buena parte de las disposiciones adicionales y transitorias. Ya es hora de que la cuestión y sobre todo su desarrollo deliberadamente oscurantista, sean objeto de aclaración y de debate público. Así por ejemplo no es equitativo que en el Art 54-2-c) se impute a Navarra la cuota-parte de «los intereses y cuotas de amortización de todas las deudas del Estado» (sic). Ha de tenerse en cuenta que Navarra ya tiene su propia deuda pública y que Rajoy y Montoro han incrementado la deuda del Estado en más de un 25% colocándola por encima del Billón de euros, con b de Barcelona, en cuantía equivalente al PIB del Estado y cuyo aumento en la inmensa mayoría de sus apartados corresponde a gastos no imputables a Navarra.

Habría que matizar la definición de cargas del estado sin depender íntegramente de los Presupuestos Generales, habría que revisar el índice de imputación, habría que actualizar el año base. Pero no hay prisa, ya que a la CAV no le va peor sin cerrar los cupos desde tiempos de Ibarretxe, e incluso ha pactado algunas transferencias, como por ejemplo las políticas activas de empleo –sin las pasivas, como se pretendía antes– sin haber tenido que acordar el cupo y sobre todo, sin haber tenido que tragar su incremento con la saliva del sucursalismo.     

El pase foral no puede seguir siendo una anécdota del folklore foral. El derecho de VETO, que no es la otra cara de la moneda del derecho a decidir, es una realidad en los países federales como Alemania y tendrá que serlo en toda la Europa solidaria y abierta que necesitamos levantar frente a la de los mercaderes.

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