Txema García
Periodista y escritor

Guggenheim contra Urdaibai: el lateral derecho en «offside»

Es el primer mandamiento que cualquier titular de un equipo político de cierto nivel debiera asumir, pero, sin embargo, hay algunos que no les interesa aprender y vuelven a descarrilar por la misma banda. Una vez más, Iñigo Ansola, el recién nombrado presidente del Bizkai Buru Batzar del PNV, en declaraciones al programa "Boulevard" de ETB2, emitido el día 9 de este mes de enero, vuelve a incurrir exactamente en las mismas manifiestas incoherencias de juego dialéctico (por calificarlo de una manera muy suave) que soltó también hace un mes, el 11 de diciembre en el programa "Egun On", en esta misma sede de ETB que este partido tiene a su entera disposición y que asalta con asiduidad como si fuera su televisión privada. La cuestión de fondo: el proyecto de Guggenheim en Urdaibai.

Uno se podría preguntar si estas manifiestas incoherencias responden a una posible bisoñez en el cargo, a que no ha calentado bien en la banda, a una falta de preparación en el argumentario a cargo de su entrenador en la materia después de haber estado un tiempo en el banquillo, o mucho más grave aún, si obedece a la consabida táctica de «juego del calamar» que consiste en extender tinta por el campo de fútbol para ganar tiempo cuando el partido se pone cuesta arriba.

Hablamos, eso sí, de la típica entrevista de «tipo futbolero» y concertada ad hoc, de las que tanto se practican entre el Poder y los Medios, tanto si dependen de un Gobierno, en este caso del de Pradales, como si se ejerce por medio de una empresa privada (tanto monta, monta tanto) volcada en defender los intereses de su propio grupo de presión, la mayor parte de las veces muy distintos, cuando no contrapuestos a los de la propia ciudadanía.

La entrevistadora del programa calza la primera pregunta para servirle un buen balón en bandeja para que lo juegue por su banda el susodicho cargo público: ¿El proyecto del Guggenheim puede ser un obstáculo para esa moción de censura, para ese diálogo en el Ayuntamiento de Gernika entre EH Bildu y el PNV?

Ansola, defensa recio donde los haya, coge el balón y se interna en profundidad por su banda, siempre la de la derecha: «Ya lo dije en una entrevista que mantuvimos en ETB1, y creo y lo digo con rotundidad, que el proyecto del Guggenheim es una oportunidad muy importante no solo para la comarca de Urdaibai, sino para Bizkaia también y, por qué no, para Euskadi. Es un proyecto que llega a complementar el proyecto del Guggenheim Bilbao. Nos tenemos que olvidar que el proyecto de Guggenheim Urdaibai es un proyecto como el de Bilbao, para nada». El esférico sale fuera.

Sigue el partido y Ansola se vuelve a hacer con la pelota. «Cuando hablamos del Guggenheim siempre nos viene el edificio emblemático de Bilbao, pero no estamos hablando de eso, estamos hablando de un proyecto cultural bonito». Aquí el público presente comienza a impacientarse. ¿Un proyecto cultural «bonito»? ¿Como las muñecas de Famosa? ¿Como los regates de Ronaldinho y su «jogo bonito»? ¿Como una puesta de sol en el Parque Nacional del Serengueti, en Tanzania? ¿Esa es todo lo que puede decir de un proyecto cultural que va a costar 140 millones de euros, que es «bonito»?

Un espectador algo impaciente le dice al árbitro que, por favor, le explique a ese lateral derecho que «bonita» ya es la propia Reserva de la Biofera de Urdaibai, que lo único que necesita es que no se la afee y desnaturalice con un edificio «bonito» y una propuesta sin sentido alguno, y que los proyectos culturales no debieran tener como propósito apropiarse de espacios y paisajes naturales colectivos porque en ellos la «cultura» es la propia «Naturaleza». ¿Alguien se imagina un Museo Guggenheim «bonito» en el centro del Cañón del Colorado o, por ejemplo, en las Cataratas del Niágara?

Esnaola, ni corto ni perezoso, sigue corriendo por la banda. Va lanzado. Quiere forzar, como mínimo, un córner. «Además, se trata de un proyecto de recuperación ambiental muy intenso y muy positivo para la comarca. Estamos hablando de una Reserva de la Biosfera y el Guggenheim viene a mejorar esa Reserva de Urdaibai. Por lo tanto, tenemos que quitar el miedo a debatir este proyecto, desde luego entablando un diálogo social, llegando a acuerdos con todos, hablando con todo el mundo, pero desde luego es un proyecto en el que tenemos que perder el miedo a esa masificación de la que se habla tan malamente diría yo, puesto que son cosas, son parámetros que podemos tener muy en cuenta».

No, no ha sido córner. Ha sido un fuera de juego como una catedral y tarjeta amarilla por protestar. ¿Proyecto de recuperación ambiental muy intenso? ¿Y cómo es que ha permitido ese deterioro ambiental y no ha hecho la recuperación ya antes su propio equipo, el PNV FC, que lleva cuarenta años gobernando la comarca, el herrialde, y esta parte del país llamada Euskadi? ¿Y qué es eso del miedo a debatir? ¿Querrá decir, Ansola jauna, del miedo a debatir de las propias instituciones en las que gobierna su propio partido con la muleta del PSE, tanto que, incluso, hace escasos días, eliminaron del Plan de Reactivación de Busturialdea la discusión sobre el Guggenheim Urdaibai? ¿Eso es llegar a acuerdos con todos?

El partido se va calentando. Ansola y su equipo pretenden controlar el balón, perder el tiempo haciendo fintas inverosímiles, en definitiva, aburrir al adversario. «Creo que tenemos una oportunidad muy importante para que ayude a reactivar la economía en Urdaibai, y no va a ser el único proyecto que ayude a esa reactivación, pero tenemos que quitar el miedo a que Urdaibai o el Guggenheim venga como un elefante en una cacharrería a Urdaibai, sino que es un proyecto que realmente y lo creo sinceramente que va a ayudarnos a recuperar ambientalmente Urdaibai y a su vez a reactivar económicamente también Urdaibai». ¿Sinceramente? ¿Realmente? ¿Económicamente? ¿No serán demasiados «m(i)entes? ¿Un elefante en una cacharrería? Pues sí, aquí hay que reconocer que ha acertado de plano y quizá le ha traicionado su propio inconsciente, porque eso es lo que supone meter, con dos sedes, el Guggenheim en Urdaibai.

El partido entra en su recta final y la entrevistadora, quizás viendo la escasa capacidad defensiva y de «dribbling» del lateral derecho, le pone un nuevo balón para que adelante su línea defensiva. «Están en fase de explicación del proyecto, eso también ocurrió con el Guggenheim de Bilbao que generó muchas reacciones en contra, prácticamente la oposición de todo el mundo en aquel momento y hubo una labor intensa de explicación, de divulgación sobre el proyecto, pero, ¿están consiguiendo convencer?».

Los espectadores que están viendo el partido in situ y los que lo ven a través de la pantalla se quedan a cuadros. ¿Están en fase de explicación del proyecto? ¿Dónde? ¿Quién? ¿Cuándo? ¿Qué proyecto? ¿Lo que cuenta "El Correo" o "Deia" o Radio Euskadi o EITB?

Estamos en tiempo de descuento y solo cabe ya retener el balón para, al menos, no perder el partido. «Vuelvo a insistir, estamos hablando de una recuperación ambiental. Recuperaríamos 170.000 metros cuadrados que actualmente están utilizados por una actividad de un Astillero o bien por unas marismas que desaparecieron por unas explotaciones agropecuarias, estamos hablando de la descontaminación de las aguas subterráneas en el ámbito de Dalia, bueno, estamos hablando de una recuperación muy importante y eso también lo tenemos que tener en cuenta. Por lo tanto, creo que puede ser un proyecto bueno. Hay que explicarlo, y además no está del todo definido. Ahí hay un proceso, estamos hablando de un proceso largo que va a requerir de muchos meses, incluso años, pero ahí entre todos tenemos que definir un proyecto que sea interesante y bueno para la comarca, Bizkaia y Euskadi».

¿Perdón, qué dice, señor Ansola? ¿170.000 meros cuadrados que actualmente están utilizados por una actividad de un Astillero? ¿O es por un Astillero al que su partido le ha permitido seguir con una concesión que caducó en el año 2018? ¿O es un Astillero con el que negocian para comprarle unas tierras que pertenecen al dominio público marítimo-terrestre?

Aquí, a estas alturas del partido, buena parte de las gradas se han salido del estadio. «¡Vaya espectáculo!», claman algunos socios malhumorados. «Hemos jugado fatal», dicen otros, mientras uno, que siempre apoya a su equipo haga lo que haga exclama detrás de la portería local. «Sí, ha sido un partido de contención más que nada. Un empate nos sirve, que la Liga es muy larga». Fin de la transmisión, hasta el próximo partido.


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