Bakartxo Ruiz Jaso y Txomin González Martínez
Portavoz del Grupo Parlamentario EH Bildu Nafarroa y portavoz de Salud del Parlamento de Navarra, respectivamente

La exclusividad médica y los peajes en la sombra

El Departamento de Salud debe sacar de la ecuación la eliminación de la exclusividad médica. Y si el PSN no quiere escuchar a la izquierda, que escuche a sectores más conservadores que, como el Opus Dei, aboga por la exclusividad de sus profesionales en sus clínicas «porque beneficia al paciente y al propio modelo hospitalario».

Preguntábamos recientemente a la presidenta Chivite por las razones para defender ahora la eliminación de la exclusividad del personal médico. Queríamos saber qué creía que aporta esa medida al fortalecimiento de nuestro sistema sanitario público y a la mejora de la atención a la ciudadanía.
La realidad es que ni la consejera de Salud ni la propia presidenta aportan argumentos reales, porque no los hay. Esa sería la respuesta honesta, muy sencilla. Pero parece que no es el caso.

Gobernar es tomar decisiones, y en muchas de esas decisiones lo fundamental es si se gobierna para intereses particulares, corporativos o de determinadas élites (y eso ya lo hemos sufrido en Navarra durante muchos años) o se gobierna con la vista puesta en el interés general. EH Bildu tiene muy claro dónde está.

Es imposible defender que eliminar la exclusividad del personal médico es una medida en favor de la sanidad pública. Lo vistan como lo vistan. Eliminarla para que, al contrario que el resto de los profesionales sanitarios y personal al servicio de la Administración Pública de Navarra, determinados facultativos puedan ejercer en el sector privado por el mismo salario que el resto. Un trato privilegiado para unos pocos.

Y si, tal como Chivite manifestó públicamente, el único objetivo de esta medida es evitar la huelga promovida por el Sindicato Médico, es un peaje en la sombra que el Gobierno sabrá por qué tiene que pagar.

El objetivo fundamental del Departamento de Salud debe ser solucionar los problemas reales que tenemos en nuestro sistema sanitario, que llevan coleando muchos años y se han agudizado después de la pandemia. Problemas de accesibilidad, de inequidad en la atención sanitaria y especialmente en Atención Primaria; falta de estabilidad de las plantillas con una altísima temporalidad y condiciones laborales precarias; sobrecarga de trabajo; falta de profesionales en las zonas rurales, etc.

Pues parece que la madre del cordero es que determinados facultativos (unos 40 actualmente), no cobran el complemento de exclusividad porque trabajan también en consultas privadas. Que les digan en Bortziriak, en Sakana y en tantas otras zonas que la eliminación de la exclusividad va a solucionar su falta de personal médico o de pediatras.

Es una falacia decir que eliminando la exclusividad vamos a solucionar la falta de profesionales. No vale que digan que la mayoría de las comunidades autónomas del Estado ya la han eliminado. Es un argumento pueril decir que, como todo el mundo lo hace, yo también. Y más cuando esa receta tampoco les ha funcionado al resto y tienen problemas de falta de personal médico muy parecidos a los nuestros.

El Departamento de Salud se viene equivocando durante meses. Van tarde y a salto de mata. Se han equivocado focalizando hasta última hora la negociación en un solo actor, dejando de lado al resto de la comunidad sanitaria y representación de los trabajadores. Enfermería, auxiliares, administrativos, etc. Porque todos ellos conforman nuestro sistema. ¿Quién es el discriminado? ¿Así pretenden empoderar a la Atención Primaria y al resto de estamentos profesionales, diciéndoles que son de segunda? ¿Fomentar el pluriempleo del personal de medicina es la forma de garantizar condiciones laborales dignas para la profesión médica?

Nos da la impresión de que se están metiendo en la boca del lobo. Pagar una suerte de peaje a una minoría de unos 40 profesionales en estos momentos es abrir la puerta de par en par a que todo el personal médico, por el mismo precio, pueda ejercer también en la privada, el sector que sale favorecido a costa de descapitalizar la sanidad pública.

No vamos a desvelar ningún secreto si decimos, sin ánimo de generalizar, que todos conocemos conflictos de intereses, que todos conocemos la picaresca con la que actúan algunos profesionales con sus pacientes del ámbito privado en el ejercicio de su puesto público, o el nivel de dedicación y actividad de algunos de ellos.

La dedicación exclusiva en lo público tiene sentido. Porque hablamos de servicio público, que está por encima del beneficio e interés particular. Y tiene sentido que, si no es obligatorio (que sería lo más lógico), tenga una compensación para incentivarlo. Eliminar este incentivo y generalizarlo, sin más, es una irresponsabilidad política. Un error político de primer orden. Para eso el PSN va a tener de aliado a Navarra Suma, es evidente que les van a regalar una victoria política y les van a hacer un favor. Ellos mismos se retratarán si siguen en esta vía.

Es momento de rectificar, de dialogar y negociar donde hay que hacerlo, que es en las mesas sectorial y general, y de poner encima de la mesa medidas que sean realmente eficaces para que nuestro sistema público se fortalezca.

El Departamento de Salud debe sacar de la ecuación la eliminación de la exclusividad médica. Y si el PSN no quiere escuchar a la izquierda, que escuche a sectores más conservadores que, como el Opus Dei, aboga por la exclusividad de sus profesionales en sus clínicas «porque beneficia al paciente y al propio modelo hospitalario» (palabras de la directora de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid, la doctora Esperanza Lozano, en una entrevista a Servimedia 18 de mayo de 2018).

O que lea una carta de opinión publicada recientemente por José Luis Alli, gerente del SNS-Osasunbidea entre el 1991 y 95 con Calixto Ayesa, del PP, como consejero de Salud, donde manifiesta que «si se elimina la exclusividad, el sistema sanitario navarro estará más que herido de muerte».

La cuestión es clara. ¿Va a actuar Salud por el interés general o para el interés particular y corporativo? ¿Con cortoplacismo partidista o con una mirada más amplia y honesta con la ciudadanía?

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