Daniel Montañez Pico
Latinoamericanista. Profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México

La fuerza de los municipios en Cataluña

Pase lo que pase en el referéndum, el pueblo catalán seguirá resistiendo desde las bases de sus movimientos y municipios, como lo llevan haciendo desde hace cientos de años, en la lucha por su derecho a ser pueblo en plenitud. Además, no están solos. Hoy en día el municipalismo recorre todo el mundo como horizonte de lucha autonomista y anticolonial.

El historiador catalán Andreu Roses me decía, en una de sus últimas cartas, que el municipalismo irrumpía en los últimos tiempos con fuerza en Cataluña como estrategia de los movimientos sociales, conquistando electoralmente ayuntamientos sin la pretensión de tomar el Estado para expandir políticas de base. Esta tradición, muy antigua y casi siempre sinónimo de anticolonialismo, influenció desde la protección comunera de los fueros y leyes municipales en el siglo XVI hasta las autodefensas populares en la Guerra de Independencia del siglo XIX o el cooperativismo integral en este siglo XXI. También viajó hasta las Américas, donde los pueblos indígenas, en un ejercicio de «antropofagia cultural», declararon –y declaran– sus territorios como «municipios libres y autónomos» o sus organizaciones como «concejos de gobierno». En el caso catalán, su autonomía, que existía al menos desde el siglo X en los «condados catalanes», fue defendida desde sus municipios frente al expansionismo de los Reyes Católicos, que fraguaron a sangre y fuego la idea de España tratando de aniquilar la diversidad política, religiosa, lingüística y cultural de los pueblos de la península y los territorios de ultramar. Y aún hoy, ese colonialismo españolista continúa, pero como también continúa el municipalismo anticolonial, que como estamos viendo está jugando un importante papel en el referéndum catalán del 1º de octubre, como se demuestra en el rol político crucial que para todas las fuerzas políticas tienen las alcaldías en este proceso. La movilización del pueblo catalán a través de las fuerzas municipales en esta étapa crítica del proces nos puede indicar al menos tres cosas:

1. Frente a los ataques colonialistas se intensifica la fuerza y la respuesta municipalista. Es muy probable que si el Gobierno de España no hubiera acudido a técnicas tan despiadadas de represión política y social contra el derecho del pueblo catalán a decidir su futuro no hubiera habido una respuesta de rechazo a la represión y un apoyo tan claro y contundente al referéndum desde los municipios. Por ello el Gobierno de España se está enfocando en amedrentar y reprimir a las alcaldías, porque lo que más teme es la fuerza constituyente del común organizada territorialmente en torno a la defensa de su unidad colectiva básica: sus pueblos y municipios.

2. La lucha contra la represión colonial complejiza los debates en torno a las izquierdas y las derechas. Los municipios defienden sus territorios, defienden su derecho a decidir, defienden su futuro como colectivo. Vemos la conjunción de fuerzas políticas e ideologías impensables en ambos lados. El conflicto colonial radicaliza las emociones políticas. De un lado y de otro se toman posiciones junto a sujetos que supuestamente parecían antagonistas. Con el aumento de la tensión las posiciones llegan a tomar mayor sencillez y claridad: de un lado está la fuerza del pueblo catalán fundada en sus municipios, del otro el Estado colonial con su histórica maquinaria represiva. No es la primera vez que ambas fuerzas se enfrentan en la península, siempre con graves consecuencias.

3. Marx utilizaba la metáfora del «viejo topo» para referirse al movimiento social que trabaja «oculto», bajo tierra, generando las posibilidades de que, llegado el contexto propicio, el cambio social pudiera efectuarse. El municipalismo es uno de los grandes viejos topos de los pueblos de la península.

En definitiva: este ataque contra el referéndum es el último capítulo de una larga represión colonial contra el pueblo catalán, a quienes intentan arrebatar el estatus de pueblo digno capaz de decidir por sí mismo su presente y su futuro. Pero, pase lo que pase en el referéndum, el pueblo catalán seguirá resistiendo desde las bases de sus movimientos y municipios, como lo llevan haciendo desde hace cientos de años, en la lucha por su derecho a ser pueblo en plenitud. Además, no están solos. Hoy en día el municipalismo recorre todo el mundo como horizonte de lucha autonomista y anticolonial. Murray Bookchin lo ha planteado desde EEUU en la idea del «Municipalismo Libertario» y, desde el Kurdistán, Abdullah Öcalan lo ha reformulado en la propuesta del «Confederalismo Democrático». En México contamos con las experiencias de las «Juntas de Buen Gobierno» zapatistas y los municipios libres y autónomos organizados desde varios pueblos. Pese a la gran diversidad de territorios, lenguas y raigambres históricas y las importantes diferencias teóricas y prácticas de cada planteamiento, todos señalan la construcción y defensa del poder popular y comunal como la cuestión central, complejizando la relación con el Estado sin plantear tomarlo o destruirlo sin más. Estos horizontes y experiencias están lejos de ser idealistas y demuestran que un mundo más digno es posible –y sobre todo persiste– en la organización y los actos de cada día.

Toda la fuerza a los municipios catalanes.

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