Los presos y el gobierno de Urkullu
Jonan Fernández, ¿es posible construir la convivencia entre todas las gentes de Euskal Herria criminalizando nuestros lazos de amistad para con cientos de militantes vascos?
Los recibimientos a las presos políticos vascos se ha convertido en un tema estrella. Venían caldeando el ambiente desde hace tiempo los ultras españoles y ahora cogen el protagonismo Urkullu, Jonan Fernández y numerosos representantes del PNV. Lo que se viene haciendo desde hace 50 años en nuestros pueblos con normalidad, de repente, se ha convertido en un problema crucial. ¿Qué hay de verdad en todo ello? ¿Qué intereses de fondo puede haber en el tema?
Parecen indignados porque se humilla a las víctimas. Pero, ¿es verdad esa preocupación? ¿De verdad que un acto de «ongi etorri» que dura 15 minutos en el pueblo de Oñate o Hernani, y que no es anunciado apenas de manera pública tiene tanta transcendencia? Y además, según la propia Ertzaintza, no se ha dado ningún tipo de enaltecimiento de ETA. ¿No es más verdad que todo ello obedece mucho más a intereses partidistas y que en el fondo de todo ello hay un nuevo intento de criminalizar el independentismo?
El recibimiento a un preso es un derecho legítimo de su familia y de amigos. ¿O también vais a ahogar nuestros sentimientos? Jonan Fernández, ¿es posible construir la convivencia entre todas las gentes de Euskal Herria criminalizando nuestros lazos de amistad para con cientos de militantes vascos? Cierto que ello no debe suponer ninguna humillación de las víctimas, de acuerdo. Pero nada más ajeno a nuestro ánimo cuando asistimos al recibimiento de un preso que viene de pasar tantos años de cárcel, muchos de ellos añadidos injustamente.
En el fondo, se apuesta por construir la Paz y Convivencia sobre la derrota política de la izquierda abertzale. Cada vez más nítidamente el Gobierno de Urkullu se ha posicionado por el relato de vencedores y vencidos. Nunca ha reconocido el trabajo que hemos realizado para superar la fase del enfrentamiento armado y a pesar de la evidencia, siguen en las mismas. Y lo que es peor, parecen interesados incluso en mantener este bloqueo entorno al tema de las presos y refugiados, que tanto sufrimiento nos esta suponiendo a una parte importante de la sociedad vasca.
Abrimos este verano con un informe del equipo de Jonan Fernández, hablando de los mucho que habían sufrido los cargos electos del PSOE y PP en los años del enfrentamiento armado. Y no tengo duda, ¿pero a qué viene eso ahora? Porque muchas veces se ha hablado de ese sufrimiento. Y si se quiere recordar la historia, ¿por qué no se recoge los cientos de detenidos y torturados en esos mismos años de manera totalmente injusta y como persecución de la disidencia política? Porque la Guardia Civil y las distintas policías tiene una negra historia de persecución del contrario político en esas mismas fechas de ilegalizaciones a la carta. ¿Por qué se remarca un sufrimiento y se silencian otros? ¿Cómo es posible que desde el Gobierno de Gasteiz se valore los derechos humanos en función del color político? Vuestra manifiesta parcialidad resulta hiriente.
Resulta muy llamativo que hablen de derechos humanos en el recibimiento de un preso, cuando esas mismas instituciones muestran su despreocupación ante la conculcación de sus derechos durante años y años de reclusión. El PNV y sus instituciones son responsables directos de la dispersión de los presos hace más de 30 años. Y posteriormente no han hecho nada efectivo para terminar con ese sufrimiento añadido para los propios reclusos, sus familiares, allegadas y amigas.
Y además, después de más de 10 años desde que ETA cometió su último atentado se mantiene una política carcelaria inhumana, con años de aislamiento total en las cárceles. Y sin embargo, nunca el Gobierno de Gasteiz ha participado en una manifestación, concentración o protesta en favor de los derechos humanos de los presos, sabiendo perfectamente que viven una injusta situación. En las multitudinarias y plurales manifestaciones que se hacen desde años en el mes de enero por los presos políticos vascos, nunca ha recibido el respaldo de dicha institución. ¿Las personas y los derechos son tan diferentes cuando se trata de fieles servidores del sistema estatal o de independentistas vascos?
Hay en la actualidad más de 30 «niños de la mochila» que todos los meses recorren miles de kilómetros en penosas condiciones para poder estar, en el mejor de los casos, un par de horas con sus progenitores. Y varios centenares de madres, padres y familiares, mayores de 70 años con importantes problemas de movilidad ¿Cuándo actuará el Gobierno de Gasteiz para que se humanice esa situación? ¿Cuántos años más será rentable políticamente seguir violando los derechos humanos de todos esos familiares? Y ya no vale argumentar que no se tienen competencias. Cuando realmente hay voluntad siempre se pueden superar situaciones de injusticia. Sólo hace falta, valorar los derechos humanos tanto como el TAV o la transferencia de determinadas competencias.
Si de verdad queremos avanzar hacia una sociedad en convivencia es imprescindible abordar una salida digna y respetuosa para con todas las partes del conflicto, incluyendo a los presos políticos vascos. Después de tantos años sin violencia política no se puede seguir aprovechando el tema de las presas de manera partidista, es hora de buscar soluciones. Entre todos y con altura de miras.