Antxon Lafont Mendizabal
Peatón

Nueva savia

A los próximos electos les tocará resolver problemas que exigen intervenciones a corto plazo por un lado y los que solo se pueden abordar a medio y largo plazo, por otro. En el corto plazo tratan de hacernos creer que la economía estatal va mejor como lo demostrarían las loas de dirigentes europeos ofrecidas al jefe de Gobierno español en sus recientes viajes.

Mentir en política es burlarse del elector, que lo tiene bien merecido si no se preocupa de verificar lo que le dicen. Comparando con datos nada brillantes del precedente Gobierno resulta que, contrariamente a lo que nos anuncian en España, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa, los ocupados a tiempo completo han disminuido en cuatro años en un 5%, período en el que la población ocupada se ha reducido en cerca de un 3%, los parados de larga duración han aumentado en ¡más del 70%! Los asalariados con contrato indefinido han disminuido en cuatro años en un 4%.

Una vez más sorprende que los sindicatos de trabajadores acepten los datos de paro expresados en personas empleadas, cuando la realidad es otra si se expresa en horas trabajadas. Vuelvo con el ejemplo de trabajador asalariado con un contrato indefinido al que reducen sus horas de empleo que poco tiempo después son sustituidas, con artilugios ya conocidos, por el contrato precario a un asalariado con menor salario. Las horas trabajadas serían las mismas pero ese proceder daría estadísticamente un empleo más.

Los dirigentes políticos del partido en el Gobierno estatal anuncian sin pudor un crecimiento del PIB que situaría a España en cabeza de los estados de la UE. Falso. El jefe de Gobierno español acaba de rectificar que se refería al crecimiento «entre los grandes» (¡!). De 28 estados, los datos de crecimiento de PIB conocidos indican que en 2014, 16 países se situaban por encima de España y las previsiones de 2015 son del mismo calibre. El aumento de riesgo de pobreza o exclusión social sitúa a España en séptimo lugar empezando por la cola de los estados de la UE, comprendidos grandes y menos grandes. Eurostat informa que en materia de riqueza, la brecha entre el 20% más rico y el 20% más pobre no ha cesado de crecer en España desde hace cuatro años, situándole como subcampeón de ese triste dato, solo superado en la UE por Rumanía. Peatón, antes de votar verifica lo que te comunican desde el púlpito.

El elector desea que la economía de cada día le produzca menos angustia y puede parecer normal que pase de datos como los aquí citados. En realidad los márgenes de maniobra en lo cuantitativo son estrechos pero hay medidas de tipo cualitativo que pueden resolver parte de los problemas; es el caso de la política de reducción de desahucios que algunos municipios practican, de reducción de tasas en materia de educación, salud y acceso a productos culturales, de reducción de gastos de distribución y tasas indirectas (IVA) aplicadas a productos de primera necesidad. Estemos atentos a anunciadas rebajas de impuestos compensadas por aumentos de una serie de pequeñas «tasas» que afectan gravemente al peatón mileurista. Seguiríamos citando ocasiones de matización de parámetros cualitativos que tendrían repercusión directa en la economía de cada día tales como la inserción de la Renta Básica actualmente experimentada en Finlandia, país que tiene el menor riesgo de exclusión social de la UE.

Refiriéndonos a los problemas a medio y largo plazo nos conviene examinar en las candidaturas propuestas, tanto la capacidad de reacción frente a los cambios tecnológicos y medioambientales con sus resultantes de tipo sociológico, como la aptitud para prevenir los efectos de dichos cambios.

Accedemos a la segunda fase de la Inteligencia Artificial que nos gobernará, la de los algoritmos capaces de generar otros algoritmos llegando a arrebatar al ser humano la determinación de parámetros rectores y por tanto relegándole a la condición de sumiso albergado y distraído con el espectáculo de la realidad servida, ocultando lo esencial, y confortablemente sentado en la sala de espera de la estación del tren que le llevará… nadie sabe dónde.

¿Qué garantías de capacidad de previsión nos ofrecen los responsables de partidos y empresas que sin rubor «han conseguido» que la proporción de PIB empresarial dedicada a I+D sea la mitad de la de Francia y de la media de la UE? Favores a empresas en dificultad pueden parecer oportunas pero nunca la reducción importante de tasas ha salvado a una empresa amenazada por su deficiente capacidad de innovación. La renta agraria ha disminuido en diez años en un 30% aproximadamente, mientras que los precios de la tierra subían en un 20%, datos estos que han dado paso al aumento de subvenciones durante el mismo periodo en más de 150%, para compensar, en parte, una especulación sobre activos inmovilizados que penaliza inversiones inmateriales vitales.

¿A qué partido irán nuestros votos para intentar resolver el problema de estructuras políticas que se planteará a medio plazo? Entre los grupos políticos abertzales reconozcamos que en materia de autonomía de decisión habrá que escoger entre los que insisten en la defensa de nuestra soberanía y los que se orientan claramente hacia Madrid y prefieren alianzas con partidos de raíz española a pactos con otras formaciones abertzales, temiendo perder su hegemonía. Guiños del calendario nos recuerdan que la muy vizcaina Virgen de Begoña está quizá demasiado cerca de la muy española Virgen del Pilar. Cada día tenemos nuestra ración de consternación: reducir la apreciación de la opinión pública a «consultas con cajas de zapatos» demuestra un desinterés por el conocimiento del sentir popular, del que el autor de la reflexión vive, revelando una despreciable altanería.

Lástima para nuestro pueblo abertzale que seamos incapaces de hablar a una sola voz, a pesar de que el partido hegemonista disponga de personas que, por su convicción soberanista, puedan ser líderes del conjunto abertzale, en una primera fase de careo con el sur del Ebro.

Los problemas de estructura comprenden la enérgica movilización en materias como la defensa del medio ambiente, tema sobre el que, a pesar de noticias pesimistas, esperamos que el Pacto de París del próximo mes de diciembre sustituya con creces al de Kioto. No olvidemos temas de primera importancia estructural tales como las políticas de inmigración y de equidad de géneros. Sobre ese tema no nos sorprendería que por su frecuente presencia mediática una mujer accediera a la Lehendakaritza.

En nuestra vía hacia lo bueno y el bien, ¿qué criterio de conveniencia nos conducirá a votar? Para Spinoza, en su obsesión creciente, el bien es lo que genera alegría, el mal genera tristeza. Queda por acordar qué es lo bueno. ¿Es la felicidad, según Aristóteles, es el placer, según Epicureo, es la virtud de los estoicos? peatón tiene su respuesta pero seguramente estaríamos de acuerdo en desear que Sísifo llegue a ser feliz dejando la piedra tranquila o por lo menos aligerándola.

Para acceder al bienestar tendremos que saber sufrir por algo en un mundo de respeto rodeado de lo naturalmente absurdo. En su libro “Sísifo enamorado”, Laura Mintegi (Nafarroa) se expresa confesando que buscamos amar aunque pueda conducirnos a mayores sufrimientos. Albert Camus (Argelia), en su obra “El mito de Sísifo”, nos invita a vivir lo absurdo corriendo el riesgo de desembocar en el sufrimiento.

El respeto es necesario para sobrevivir al cariz absurdo de la política. Caminando hacia la nueva era convendría que nos motiváramos por metas cualitativas. Se trataría de la era de «nueva savia», «bizigarri-berria», «nouvelle seve», «new sap». Ese objetivo está a nuestro alcance si practicamos la solidaridad como «ética de responsabilidad o bien de convicción».

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