Jon Ander Etxebarria Garate
Exdecano del Colegio de Biólogos de Euskadi

Pandemia, ¿errores por incompetencia o realizados a conciencia?

En mi opinión, se dan ambas circunstancias, la incompetencia y la realización a conciencia, ya que si no no se entendería que no haya habido voces discrepantes con los protocolos que se estaban llevando a cabo

La pandemia ha destacado por la acumulación de una serie de errores, entre los cuales, se pueden citar los siguientes:

- Error por haber sido incapaces de estudiar lo que ocurrió en marzo-abril 2020 con el pico de fallecidos y con una sintomatología no propia de un virus respiratorio y sí de una respuesta del sistema inmunológico, en donde lo más destacable era la neumonía bilateral inflamatoria y trombocítica.

- Error por no haber realizado, ante esta nueva enfermedad, las autopsias correspondientes con el fin de tener un conocimiento más exhaustivo de lo que realmente le ocurrió a esas personas fallecidas.

- Error por haber utilizado una técnica como la PCR, con la cual no se puede diagnosticar una enfermedad salvo si este resultado positivo se verifica mediante un cultivo celular, sobre todo en tejido pulmonar.

- Error haber asignado a los positivos asintomáticos la calificación de enfermos cuando en la realidad no lo son ya que al no tener sintomatología no pueden contagiar, creando enfermos virtuales a personas que realmente no lo están.

- Error de haber apostado por un confinamiento estricto, siendo la primera vez que la sanidad recluye en sus domicilios a personas sanas, no analizando que ello supuso una desigualdad económica y social en nuestra sociedad.

- Error de haber utilizado para el seguimiento de la pandemia un estadístico epidemiológico como la IA que en ningún momento ha expresado la realidad de la pandemia y que solo ha servido para utilizar como herramienta para tomar decisiones sobre las medidas restrictivas, basándose en la realización de un mayor número de test cuando se consideraba oportuno crear las correspondientes olas.

- Error de haber establecido el discurso de que por la mascarilla se había eliminado la gripe, cuando la realidad es que el pasado otoño vacunaron de la gripe, al igual que lo harán este próximo otoño, y que las mascarillas tienen un tamaño de poro para filtrar bacterias pero no virus.

- Error de no haber estudiado si las mascarillas al no dejar expulsar bien el CO2 de nuestra respiración esto no ha sido perjudicial sobre todo para los menores ya que con el CO2 estamos acidificando el cuerpo con los consiguientes problemas de salud que ello puede suponer.

- Error de haber de haber continuado con el discurso de la pandemia de la covid enmascarando con las supuestas olas las hospitalizaciones y UCIs de la época estacional de la gripe.

- Error que se ha continuado esta primavera-verano para enmascarar hospitalizaciones y UCIs debidas a la inoculación de la vacuna.

- Error de haber establecido como solución salvadora una vacuna, que ha adolecido de un principio científico esencial, como es la necesidad de haber tenido suficiente tiempo de estudio para conocer los verdaderos efectos adversos que la misma pudiera provocar.

- Error por no haber practicado la esencia de la medicina como es la prescripción de la vacuna al paciente por parte de los sanitarios con nombre, apellidos y número de colegiado.

- Error por no haber hecho un seguimiento por parte de la medicina de las estadísticas de los efectos adversos que ha supuesto la inoculación de la vacuna de manera que se hubiesen podido tomar decisiones que incluso podrían haber avalado una moratoria en las inoculaciones.

- Error por no haber realizado autopsias a los fallecidos que habían recibido la vacuna con el fin de saber con certeza la verdadera razón de esos fallecimientos.

- Error por no haber interiorizado una mínima duda razonable en si es mejor una inmunización natural, sobre todo en franjas de menor edad, sin que necesariamente todo ese espectro de edad se contagie, y, por supuesto, sin posibilidad de efectos adversos frente a una inmunización llamémosle «artificial» en la que la mayoría se va a contagiar y en una parte de los vacunados se presentan efectos adversos llegando a ser objeto de hospitalizaciones y UCIs.

- Error en querer vacunar a las franjas de población de menor edad cuando presentan una letalidad y mortalidad prácticamente insignificantes.

- Error en querer que se vacunen estas franjas de edad, no por la gravedad de la sintomatología que tendrían si pasasen la enfermedad, sino por la posibilidad de contagiar a las personas mayores que precisamente tienen puesta la pauta completa.

- Error por no tener en cuenta que si se vacunan estas franjas de edad con total probabilidad se darán más enfermos que los que se darían con una inmunidad natural sin inoculación, por lo que el riesgo para los mayores (a los que parece que realmente no les ha servido la pauta completa) sería mayor vacunando a estas franjas de menor edad que con la inmunidad natural.

Todos estos errores, como he comentado al principio pueden ser por incompetencia o bien, realizados a conciencia, en mi opinión, se dan ambas circunstancias, la incompetencia y la realización a conciencia, ya que si no no se entendería que no haya habido voces discrepantes con los protocolos que se estaban llevando a cabo con el fin de haber establecido un debate sobre las pautas a seguir durante esta pandemia.

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