Propaganda histérica antirusa
«La fractura del territorio parece inevitable, las importantes regiones mineras de Donetsk y Lugansk forman el núcleo duro de la rebelión independentista en el este y sur del país, valga como dato que durante las elecciones presidenciales de 2010 estos óblasts votaron en un 90% la candidatura prorrusa del expresidente V. Yanukovych.»
Con estas palabras calificó el Ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, la campaña de desprestigio a su país junto con el órdago de sanciones propuestas por EEUU tras la crisis ucraniana, y que desde Europa ha sido apoyada con gran vehemencia por Reino Unido, Francia, Suecia y Polonia. Es en este mismo grupo de países donde las encuestas electorales anuncian un considerable aumento del voto a la derecha radical, euroescéptica y xenófoba en las próximas elecciones al Parlamento Europeo, sin duda, esto supondrá un mayor riesgo de conflictos interétnicos y una amenaza para la paz en el continente. Es difícil preveer que pasará en Ucrania, más aún en el inicio de una guerra civil donde todos los escenarios son posibles.
La fractura del territorio parece inevitable, las importantes regiones mineras de Donetsk y Lugansk forman el núcleo duro de la rebelión independentista en el este y sur del país, valga como dato que durante las elecciones presidenciales de 2010 estos óblasts votaron en un 90% la candidatura prorrusa del expresidente V. Yanukovych. La no intervención militar de la Federación Rusa y su apoyo con reservas a la resistencia organizada por la población no ha influido en el resultado de la votación a favor de la autodeterminación de “Novorossia” que, como su nombre indica, es un nuevo estado independiente que se supone deberá mantener una relación federal o confederal con su vecino del norte, dotarse de una constitución propia y de un presidente electo. Ha sido sorprendente el cambio de rumbo del presidente Putin al decidir no apoyar el referendo soberanista tras reunirse con el representante de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y concertar el inicio de una «hoja de ruta» de la que no se ha hecho participe ni a Kiev ni a los rebeldes. El dirigente ha demostrado su pragmatismo desde el inicio de la crisis, defendió Crimea para que la base naval de Sebastopol continuara albergando la Flota rusa del Mar Negro, pero desde su ideología conservadora parece no coincidir con las minorías que viven en los territorios del sureste y víctimas del desigual desarrollo geográfico defienden el derecho a asociarse con comunidades que tengan el mismo idioma y cultura.
La presión de la oposición en la Duma y la opinión pública están poniendo en un aprieto al Ejecutivo de Moscú, Valeri Rashkin, uno de los principales dirigentes del Partido Comunista de la Federación Rusa acusaba a Putin de su actitud condicionado por «cuentas ocultas en bancos, familiares e hijos de su entorno que están en el extranjero, negociaciones con el presidente de la OSCE, o vaya usted a saber qué». Otro posible escenario futuro en Ucrania puede ser la balcanización de su territorio, esto sucedería si la extrema derecha acosada por la muerte de decenas de civiles abandonara el poder tras las elecciones del 25 de mayo a favor de otros partidos más afines a la Unión Europea, el boxeador Vitali Klitschko, uno de los protagonistas del golpe de Estado que no accedió a ningún cargo del gobierno provisional ha anunciado su candidatura a las presidenciales y para ello cuenta con el apoyo declarado de la canciller alemana Angela Merkel. La salida del ejecutivo de los líderes fascistas podría provocar nuevas protestas Maidán en las provincias occidentales donde tienen importante representación en los órganos de gobierno.