José María Pérez Bustero

Senderos que recorrer

Vista la decisión de Sánchez de continuar al frente del Gobierno Español, resulta oportuno darle un consejo: «Olvida tus episodios personales, Señor Sánchez, y echa una mirada a las gentes y tierras peninsulares, pues conocerlas es tan imprescindible como ser honrado. Y voy a marcar algunos senderos que te será útil recorrer, aunque ya los tengas transitados en parte».

Recordando que hemos tenido el 21 de abril elecciones autonómicas en el País Vasco puede resultar positivo empezar por las tierras que las celebraron.

Abordamos Guipúzcoa, y echamos un vistazo al entorno verde del paisaje y medio ambiente −que resulta relajante−, junto a los valles que abren terrenos para asentamientos de poblaciones, y que termina en la costa, que da opción a la relación directa con el mar.

Entramos en Araba, donde destaca la llanura y diversas cumbres, y recordamos que los reyes de castilla la tomaron como condado suyo. También se dieron incursiones musulmanas. Con el tiempo, se produjo una división administrativa, y las llamadas cuadrillas, que agrupaban gentes en su propia defensa y tareas. Actualmente, la mayor parte de la población se ha centrado en Vitoria, en la que resalta su proceso: si el año 1940 los habitantes eran 112 mil, en el 2010 llegaban ya a 317 mil.

En Vizcaya destacamos la época de industrialización. Se hablaba de la ría teñida de hierro, además de los astilleros, del Museo de la Minería −con su nombre Guggenheim− inaugurado el año 1997 por el rey Juan Carlos I de España Pero también hay que subrayar las villas de la burguesía, el cuidado de los montes y espacios naturales, y su patrimonio cultural. Un dato más: tiene 1.153.282 habitantes, fruto de la explosión demográfica y urbanística.

Citadas esas tierras vale la pena ir a Navarra, que forma parte directa de las tierras vascas, incluyendo las de Iparralde. Un detalle: Sancho el Fuerte hizo fortificar la ciudad de San Sebastián, que perteneció a Navarra hasta que en el año 1200 fue arrebatada por Alfonso VIII de Castilla. Y está poblada por gentes con sentido de vecindad, metidas en sus trabajos del campo, en talleres y fábricas.

Dicho todo esto, pasamos a echar una mirada a las demás tierras peninsulares. Y comprender que cada una tiene su proceso, su forma de vida, su convivencia de hombres y mujeres. En esta época de verano, con tantas personas peninsulares que vienen a visitarnos, atraídos por nuestras montañas, valles, costas y fiestas, resulta oportuno echar una mirada a las zonas y procesos de esas gentes y asumir nuevos motivos de empatía.

Puestos a ello, empezamos por el oeste de la cornisa cantábrica. Ahí tenemos las tierras de Galicia, con el llamado «rexurgimento gallego»: una etapa cultural del siglo XIX que buscaba revitalizar la lengua gallega como vehículo de expresión social y cultural. Y de paso citamos la emigración de sus habitantes a otras regiones, incluida la nuestra, ya que a un barrio de Pasajes Ancho le llamaban la «quinta provincia gallega» por los muchos gallegos asentados allí.

A su lado se halla Asturias, con abundante ganadería vacuna, y con sus minas de carbón que exportaba a otras tierras, entre ellas a la industria de hierro vizcaína, que lo necesitaba para su fundición. Un hecho posterior: en octubre de 1934 se centró en esa tierra la huelga revolucionaria, que tuvo un gran seguimiento en otras zonas.

Dejamos el litoral marítimo y vamos a tierras que se extienden por la parte central de la península. Y nos topamos con la enorme meseta, y numerosos conjuntos históricos y museos, además de cientos de castillos en un conjunto de tierras escasamente pobladas.

Un dato al respecto es que a primeros del siglo XVI se produjo una situación dramática. Y es que la princesa heredera, Juana, al quedarse viuda del marido originario de Flandes, no era capaz de gobernar, y su hijo, el más tarde llamado Carlos I de España y quinto de Alemania llegó sin conocer siquiera el castellano, rodeado de personajes del norte europeo, con proyectos que exigían la sumisión directa de las gentes. Ante sus presiones fiscales sobrevino la rebelión de diversas ciudades, y se desató la llamada guerra de los «comuneros», que tuvo lugar entre los años 1520 y 1522. Y que terminó con la condena a muerte y ejecución de sus principales representantes. En todo caso, durante el reinado de dicho rey, Madrid ejerció ya como sede de los monarcas. Y en tiempos de Felipe II, fue declarada «capital» de los reinos, por su situación estratégica.

Seguimos la senda hacia el sur, y nos hallamos con Extremadura, que durante un tiempo ejerció de paso entre Lisboa y Madrid. Pero la belicosa separación de los gobiernos portugués y castellano en el siglo XVI anuló esa función de tránsito, y provocó una emigración colonizadora a tierras americanas, siendo especialmente notorios los hermanos Pizarro, Hernán Cortes, e Inés Suárez que se unió a la expedición dirigida a la conquista de Chile, y que resaltaba por su arrojo en los combates y por su pasión amorosa. Quedándonos en Extremadura hay que citar, por otra parte, la llamada masacre de Badajoz que tuvo lugar el año 1936, promovida por el franquista General Yagüe, para atemorizar y tener paralizada a la gente.

Vamos a otra región: Andalucía, entre el Mediterráneo y el Atlántico. Con la diversidad de conocimientos y costumbres que le dejaron los siglos musulmanes. Esa pluralidad dio paso a la proclamación de la República el año 1931. Pero no evitó la tasa de paro, pues el fomento industrial llegó tarde. En todo caso, se dio gran importancia a la agricultura y al turismo

Siguiendo la costa del mediterráneo tenemos a Valencia, que en su día fue colonia romana, y que sigue asumiendo gran riqueza de agricultura, pesca, labores de construcción y alto turismo de ocio.

Más al norte se halla Cataluña, con sus zonas montañosas y cientos de kilómetros de costa. Junto con un profundo movimiento cultural, amplio nivel de industria, turismo, y dinámica de servicios.

A su lado se halla Aragón, compuesto de tierras muy diferentes, desde las montañas del Pirineo hasta la depresión del Ebro, con 731 municipios, gran variedad de clima, y ascenso del sector industrial, comercial y turístico. Cabe citar la importante ciudad de Zaragoza, y su basílica barroca del Pilar.

Teniendo en cuenta esa diversidad y proceso de las regiones peninsulares, hay que contraponer otro tipo de personas hispanas: las que tienen vocación de mando, y que no examinan la complejidad y necesidades de cada zona. ¿Qué hacer con ellas? Exigirles que en modo alguno funcionen como mandones, sino que ejerzan como simples coordinadores, y fomenten la relación de unas zonas con otras. Un dato más: que abran la puerta a la reinserción de quienes están sujetos a condenas por sus actitudes de lucha intentando mayor libertad vasca.

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