¿Volverán Maya y Santamaría a ser compañeros de viaje?
Maya colocó a ese Santamaría al frente de la Policía en Iruñea, y Simón ahora se va a Vox. Imaginamos que esto al señor alcalde no le parecerá especialmente llamativo ni preocupante. De hecho, el propio Maya legitimó a Vox públicamente en Pleno.
Estos días ha vuelto a aparecer en los medios de comunicación una figura que refleja muy gráficamente los tiempos más oscuros de la Policía Municipal de Iruñea. Simon Santamaría, quien fuera Jefe de este cuerpo policial a las órdenes de Yolanda Barcina y de Enrique Maya, ha comparecido vestido de pamplonica en un acto de Vox, para, a continuación, anunciar que se ha dado de baja en UPN y se ha afiliado a este partido, pasando además a ocupar el puesto de Vicesecretario de Formación. El mismo Simón Santamaría para el que el Pleno de Iruñea (en dos ocasiones) y la Comisión de Personal solicitaron su destitución. Peticiones, por supuesto, desoídas por quienes le habían colocado al mando.
Simón Santamaría representa mejor que nadie el choque de modelos policiales en esta ciudad. Tras su huida del Ayuntamiento y la llegada del gobierno del cambio, se realizaron denodados esfuerzos para virar el rumbo que Barcina y Maya habían impuesto a Policía Municipal en una deriva represiva sin fin. Así, el Gobierno de Joseba Asirón apostó por la figura de Policía Comunitaria, figura muy valorada y agradecida por los barrios en los que se pudo instaurar. Agentes insertados en el tejido asociativo de los barrios, que atendieran en primera instancia las demandas de colectivos, asociaciones, centros educativos, comerciantes de la zona... etc. Se impulsó el patrullaje en bicicleta (que Maya tardó solo un mes en eliminar cuando volvió a tener el bastón de mando), y se hizo un esfuerzo ímprobo por mejorar el enrarecido y destructivo ambiente interno en el seno de Policía Municipal, algo reconocido y agradecido por la gran mayoría de agentes. Incluso se impulsó una ponencia para desarrollar el Plan Director de Policía Municipal en la que participaron todos los grupos políticos del Ayuntamiento, incluida UPN. En definitiva, quedó patente que, también en lo referente al modelo policial, las posturas de UPN-Navarra Suma y EH Bildu son antagónicas: represión frente a cercanía.
Y ahí tenemos de nuevo a Simón, como cargo, ahora, de Vox. El mismo Simón que miró hacia otro lado cuando trascendieron imágenes grabadas del maltrato a una persona de nacionalidad ecuatoriana, a pesar de la denuncia de SOS Racismo y de otros organismos. El Simón Santamaría que ordenaba multar a músicos callejeros, el que expedientaba sin parar a agentes de policía municipal por las más variadas razones, como que se habían atrevido a multar coches oficiales mal aparcados. El Simón que protegió (¿encubrió?) al concejal delegado de Seguridad Ciudadana, Ignacio Polo, otro tristemente célebre personaje al frente de Policía Municipal, que tuvo que dimitir por su positivo en alcoholemia, no sin que antes Simón Santamaría expedientara a los agentes responsables de la cazada…
El mismo Santamaría que nos dejó una de las más deplorables imágenes vistas en esta ciudad, al personarse él mismo ante un corte de carretera promovido por el colectivo Piztera!: la mayoría recordaremos bien cómo se acercó a dos activistas que estaban tumbados en la carretera y encadenados a un bidón de cemento, y movió el bidón con el pie con la evidente intención de forzar el retorcimiento de sus brazos y causar el mayor daño, pegó después una patada en el brazo a uno de los activistas y se ató finalmente los zapatos sobre el bidón. Una imagen ilustrativa de su comportamiento como Jefe de Policía Municipal y de su personalidad.
Simón Santamaría es el símbolo del modelo policial que UPN se afanó por imponer. Con todo este historial sobradamente conocido, Enrique Maya decidió volver a nombrarlo Jefe de Policía tras llegar a la alcaldía en 2011. No fue hasta 2015, tras cumplir en el cargo toda la legislatura y ser acusado de hasta siete delitos cuando decidió dimitir, probablemente porque veía la posibilidad real de un cambio de gobierno que, efectivamente, se materializó solo unos meses después, alzando a Joseba Asirón como nuevo mandatorio al frente del Ayuntamiento.
Afortunadamente, Simón Santamaría ya no es Jefe de Policía Municipal. Y gracias en gran parte a la labor del gobierno anterior, la situación interna en el cuerpo es mejor. Pero ello no impide que desde el Área de Seguridad Ciudadana se estén efectuando actuaciones que nos retrotraen a un pasado oscuro. Como ejemplo, la prohibición a kalejiras de ocupar las calzadas, obligando a decenas de menores y familias a circular por estrechas aceras; la falta de dotación de recursos humanos suficientes para que exista un Policía comunitario/a por barrio, la persecución a la ikurriña en el único txupinazo de la legislatura o la citada eliminación de polibicis. Sin olvidar la utilización de diferentes criterios de actuación policial según la zona, algo que ha quedado patente durante la pandemia y en la desescalada, siendo las órdenes diferentes según el barrio en que se actúa, e incluso la calle, tal y como hemos visto recientemente en el «No Sanfermin Txikito».
Maya colocó a ese Santamaría al frente de la Policía en Iruñea, y Simón ahora se va a Vox. Imaginamos que esto al señor alcalde no le parecerá especialmente llamativo ni preocupante. De hecho, el propio Maya legitimó a Vox públicamente en Pleno, tal vez haciendo números electorales, porque lo cuenta como futuro aliado para lograr la ansiada mayoría en Pamplona, como ha hecho el resto de Navarra Suma (PP y Ciudadanos) en Madrid y Andalucía. Tras la reaparición de Simón en la palestra política, la pregunta es, ¿volverán a ser Maya y Santamaría compañeros de viaje en este ayuntamiento?