Carta a los reyes magos
Mikel Alvarez Yeregi (PNV) escribió la carta el 22 de diciembre de 2015 y luego se fue a celebrar la Navidad.
Nosotros celebramos la Navidad y luego recibimos su carta.
Antes medió entre él y nosotros una larga entrevista en su despacho de Ayuntamiento de Bilbao con esbozo detallado previo del tema mandado con antelación, escritos con detalles exhaustivos, informes, comentarios y mapas del terreno controvertido con su larga y vieja historia.
Nos pareció que el edil no estaba al tanto del tema.
Hoy, luego de leer la carta, sabemos que la larga sentada, los datos y las explicaciones no sirvieron de nada. La cosa sigue como estaba. Su respuesta vieja y cómoda, de cosa amañada: «El Ayuntamiento de Bilbao ya ha dado contestación a los Sres. Sanz y Arizaleta en reiteradas ocasiones y de forma minuciosa de los hechos denunciados exponiendo con detalle los argumentos que han justificado las actuaciones municipales…».
La petición muy sencilla y de sentido común: que el Ayuntamiento de Bilbao registrase a su nombre un terreno que es suyo y, aunque ocupado y atravesado por una carretera pública, tras 40 años sigue registrado a nombre de un particular, a nombre de Panera.
Porque de esa dejación municipal, que tiene pinta de intencionada, se han derivado y derivan graves perjuicios a ciudadanos y a las arcas municipales. Y por lo tanto no es verdad y sí mentira gruesa la afirmación suya de «la salvaguarda de la integridad del patrimonio municipal estaba y permanece garantizada, dado su carácter de terrenos de dominio público, por la especial protección que la legislación patrimonial otorga a los bienes de esta naturaleza».
El Ayuntamiento acaba de recibir una sentencia de la sala de lo contencioso-administrativo del tribunal supremo y de hacer una calificación de terreno en pro de Panera de varios millones de euros, que es presunta malversación pública y que nunca hubiera hecho falta de estar registrado su propio terreno a nombre de su dueño, el Ayuntamiento de Bilbao. Porque Panera no es el Ayuntamiento, ¿o se acompañan y solapan intereses?
Sobre los daños a los vecinos no tiene el edil Mikel Álvarez más que consultar a los afectados y ver sus bravas luchas cuando él posiblemente ni siquiera conocía ni se interesó por el tema.
María José Sagasti Lacalle también es edil, pero de Deikaztelu. Y cuenta en un bello artículo, publicado en Gara, la historia de Arcadio Ibáñez, un navarro nonagenario de Miranda de Arga. Su padre, también Arcadio, fue asesinado en Zaragoza en 1937 a los 26 años. Y cuenta María José que Arcadio hijo «todavía hoy (79 años después) busca con voluntad vital de enamorado en fosas olvidadas del cementerio de Dicastillo a dos hermanos de su padre que corrieron la misma suerte».
Y la concejal de Deikaztelu agradece y felicita a Arcadio porque hoy, comenta María José Sagasti, «jóvenes de Dicastillo han estado junto a Arcadio, al pie de la fosa vacía, recogiendo el testigo de la memoria que nos pertenece, prohibida en la dictadura y silenciada en la democracia de los pactos y de la impunidad… Arcadio, hoy podemos estar muy orgullosos de los jóvenes de nuestro pueblo».
Y la edil termina con aquellos versos de Miguel Hernández:
«Quiero escarbar la tierra con los dientes
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
Y besarte la noble calavera
Y desamordazarte y regresarte”
(Elegía a Ramón Sijé)
Y si la carta formal e insulsa de respuesta y falta de compromiso de Mikel Alvarez Yeregi (PNV) fue jarro de agua fría de un Ayuntamiento, que dice ser uno de los más transparentes dentro de la gran niebla que envuelve el comportamiento de la administración pública, el relato y la palmada en la espalda a Arcadio de María José Sagasti, edil de un pueblo navarro carente de publicidad barata, es pan para la constancia y el largo 2016.
Y si bien la carta de un concejal de nuestro ayuntamiento nos produce sonrojo, vergüenza y tristeza, otra, un relato de otra edil, nos impulsa, anima y llama a un trabajo constante en este bisiesto 2016.
Porque es verdad y se constata, hay concejales y concejales: Mikel no es María José.
Y terminamos recordando también a Miguel Hernández, pero con algo más de esperanza en sus abarcas:
«Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría».
…
Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.
Feliz 2016.