El mundo admira a Alemania desde que llevan haciendo guerras cuando era Prusia y sus ciudadanos filósofos, músicos, poetas, empresarios y militares. Nuestros intelectuales que han querido sobresalir estudiaban en universidades alemanas; les teníamos envida «sana» porque eran altos, rubios y alemanes... Pero realmente han provocado el caos en Europa invadiendo otros imperios y organizan una guerra mundial cada 50 años que han supuesto el nuevo diseño de la geopolítica planetaria, aunque a pesar de que su avanzada tecnología al enfrentarse al enemigo, las pierden siempre, lo cual desmitifica la admiración que se le profesa como la élite del mundo, a pesar de que sus líderes han sido genios en el campo de las ideas, pero fracasan al poner en práctica políticas económicas y militares que hasta los necios saben que van al fracaso. El genio de la guerra, el mariscal Clausewitz en su refrito mezcla de filosofía y fantasía militar, «Vom Krieg», teorizó sobre los principios para perder la guerra. El führer Adolf Hitler vomitó «Mein Kampf», que es la síntesis de la evolución de un orate hacia su degradación humana, pues invadió la URSS causando millones de muertos. Previamente, fundó el III Reich que prometía durar mil años, pero se emborrachó de tanta gloria y se suicidó como un gallina, a pesar de la adoración que le profesó su pueblo al que un dicho alemán banaliza: «si a un alemán se le pone casco y uniforme volvería a las trincheras cantando Horst Wessel Lied». Su «Endlösung» contra el pueblo judío y el odio contra las razas inferiores fueron el alimento fanático de su poderío. La Bundesrepublik la diseñaron los vencedores en el Proceso de Nuremberg y supuso un Happy End para mayor gloria yanqui y el borrón y cuenta nueva de los nazis repentinamente reconvertidos en demócratas. Gracias a la interesada ayuda americana que se forró con la guerra y bloqueó al comunismo de la URSS, creó el actual imperio de Berlín bajo vigilancia yanqui que fue pilar donde puso el pie en Europa para colonizarla y extender el imperio del dólar como moneda mundial. La aparición de China y su política respetuosa con los países en vías de desarrollo y Rusia encareciendo el petróleo, se desploma nuevamente Alemania y derivada de ella la del área capitalista. Que puede ser la consagración de Trump.